La actitud del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong de salir y atender a una multitud de 25 mil estudiantes, es un hecho audaz, sin precedente en la historia de nuestro país. Les propuso darles respuesta en media hora, pero ellos no la aceptaron porque su agenda era otra.
También hay que reconocer el orden y la disciplina de los estudiantes politécnicos, quienes marcharon ordenadamente con credencial en mano para evitar se les infiltraran agentes provocadores o, como es común: “voluntarios”, que no faltan intentando llevar agua a su molino.
Hasta ahí los hechos que sientan un precedente digno de analizar para los tiempos que corren.
Las lecciones
1.- El gobierno actual en la persona del Secretario de Gobernación ha asumido a cabalidad la costosa y dolorosa lección de la matanza de Tlatelolco de aquel 2 de octubre de 1968; hecho que se pudo haber evitado si como lo dicen los líderes, se hubiera dado el diálogo entre los estudiantes con el gobierno.
2.- “La canalización política del conflicto fue sin duda encomiable” dice Jesús Silva-Herzog Márquez. Sin embargo, para que se dé el diálogo, es necesario que los intereses sean auténticos, si éstos son ajenos, más que resolver, sólo pretenden desgastar y sacar raja a su favor.
3.- Sin lugar a dudas, es digno de reconocer el valor y la actitud del Secretario Osorio Chong. Tal vez el coctel que conformaban Tlatlaya, Iguala y el movimiento estudiantil politécnico, mismo que amenazaba con extenderse a otras universidades (de hecho en la UNAM comenzaron a surgir “solidarios”), obligó a tomar la decisión y correr los riesgos que no eran nada menores. Cualquier provocación habría dado al traste con el diálogo.
4.- Los estudiantes no se dieron por satisfechos, siguen en paro estudiantil, no obstante que sus diez puntos, incluida la renuncia de la directora Yoloxochitl Bustamente, fueron aceptados sin regateo por parte de las autoridades. Les salió tan fácil que ni ellos mismos se lo creen. ¿Ahora qué quieren? No lo sabemos, tal vez marchar a Los Pinos para que los reciba el Presidente.
5.- El Secretario de Gobernación, de acuerdo a la estructura de mando, representa la penúltima instancia de negociación ante los múltiples conflictos y demandas. Después de éste, sólo queda el Presidente.
6.- Ante la enorme conflictividad social, es necesario y obligado que todas las instancias de gobierno, desde los municipios, los Estados y los Secretarios de Estado, de acuerdo a su función, sean los que enfrenten y en la medida de lo posible resuelvan los asuntos que se presenten. Dejando como última instancia a la Secretaría de Gobernación y más aún al Secretario, citando a Catón: “no hay que desaparecer los fosos y los valladares”.
7.- Esperemos que los estudiantes politécnicos no echen a perder; primero, lo que ya lograron y segundo, un precedente que puede ser modelo para que de una vez y para siempre quede enterrado el autoritarismo y sean el diálogo y los acuerdos lo que procesen los conflictos sociales. Por voluntad del gobierno no queda, ya lo ha demostrado.
Que los politécnicos no vayan a confundir apertura y diálogo con debilidad, porque en ese caso, el gobierno estará en su derecho de hacer “el uso legítimo de la fuerza pública como un medio para asegurar el cumplimiento de la Ley, lo que constituye un elemento indispensable para preservar el orden y la paz públicos”, según lo establece el Artículo 21 Constitucional.
Y si usted, lectora, lector querido, no tienen inconveniente, muchas gracias por sus amables comentarios y aportaciones, nos leemos el próximo jueves.
P.D. Iguala, Guerrero.- Los hechos recientes eran de esperarse en un estado rijoso por naturaleza, descompuesto por la pobreza y evidentemente irritado por los horrores que se dieron en Iguala contra los normalistas de Ayotzinapa. Ojalá y se sienta el peso del Estado en contra de ese hecho abominable.
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*Coordinador de Delegaciones de la SEDESOL