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Las dificultades del Constituyente en la CDMX

El Constituyente parece más un acto de fe que un ejercicio democrático.

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Escrito en OPINIÓN el

Hoy terminan las campañas electorales en todo el país. Con más pena que gloria concluimos esta etapa del proceso electoral, en el que destacaron las descalificaciones, las acusaciones y las denuncias de corrupción por doquier.

 

Quienes acudan a las urnas el cinco de junio próximo, ya no tendrán que votar por el mejor candidato, sino por el menos peor. El desencanto democrático es patente en todas y cada una de las elecciones, pero particularmente en la Ciudad de México.

 

De acuerdo con los datos del INE, se prevé que acudan a votar poco menos del 20% de los más de siete millones de ciudadanos inscritos en la lista nominal. Esto es, que se espera un abstencionismo de 80% de la población para esa elección.[1]

 

Las razones del abstencionismo para la elección del Constituyente son muchas. Para empezar podríamos decir que tradicionalmente las elecciones intermedias presentan menores niveles de votación que aquellas que coinciden con la elección Presidencial.

 

Sin embargo, la elección del Constituyente enfrenta dificultades adicionales: la poca claridad de su utilidad para el ciudadano, la complejidad en su diseño y organización, y la percepción de que se trata de un número excesivo de diputados constituyentes.[2]

 

La verdad no es para menos, el Constituyente CDMX será un cuerpo legislativo transitorio de 100 diputados, de los cuales 40 serán designados directamente por el Presidente de la República, el Jefe de Gobierno y las Cámaras de Diputados y Senadores. Los sesenta restantes serán elegidos a través del sistema de listas de partidos políticos, en las que el orden de prelación está definido por las cúpulas partidistas y no por los ciudadanos.

 

Por otra parte, los 21 candidatos “independientes” que competirán para el Constituyente, lo harán en condiciones de evidente desigualdad con los candidatos de los partidos, y entre ellos mismos. Basta tomar en cuenta que los primeros 11 candidatos independientes que obtuvieron su registro recibieron un financiamiento público para gastos de campaña por $922,716.10, y los siguientes 10 únicamente por un monto de $483,327.48.

 

Luego están las promesas de campaña: derecho a una ciudad sin contaminación, transporte ecológico y moderno, prohibición del ambulantaje, una ciudad verde, fin de negocios sucios, oferta del primer empleo, responsabilidades de funcionarios que aprueben obras, salud, educación y agua para todos, ciudad segura, educación temprana, agua de primera calidad, entre otros. Propuestas generales, buenos deseos y nada en concreto.

 

Para rematar, el mensaje predominante en las campañas de los propios partidos políticos y de los candidatos “independientes” es que no se trata de una elección de partidos, sino de ciudadanos.

 

Sin embargo,  el Constituyente está diseñado como una elección por representación proporcional, lo que quiere decir que el ciudadano que acuda a votar este domingo no va a elegir a alguien en particular, sino a una lista de personas. De ahí que más bien se trate de una elección que mida la proporción entre el número de votos obtenidos por los partidos o el grupo de los candidatos “independientes”, y el número de sus representantes elegidos.

 

Así el Constituyente parece más un acto de fe que un ejercicio democrático.

 

@pacozorrilla 

@OpinionLSR

 

[1]Ver nota “Prevén 80% de abstención en CDMX” de Daniel Melchor en Periódico Reforma.

[2]Ver “Encuesta en vivienda en la Ciudad de México” sobre la Asamblea Constituyente de la CDMX, del 20 al 24 de febrero de 2016 en Parametría.