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La Semana Santa desde otra óptica

Me preocupa es que existe un segmento de la población estadounidense, cuya lógica y razón sigue operando con cánones y patrones decimonónicos.

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Escrito en OPINIÓN el

Una de las cosas que más me llama la atención es la diferencia para celebrar algunas fiestas en Estados Unidos y en México. Me refiero por supuesto a las enormes diferencias que podemos encontrar entre unos y otros. Y justamente la semana pasada, en casi todos los países de Latinoamérica se pudo observar que la mayoría tuvo una pausa de sus actividades laborales, educativas o sociales, y a pesar que la Iglesia Católica considera a estos días como “santos” o “días de guardar”, en realidad el término “vacaciones” es más preciso que cualquier otra cosa.

 

Desde hace algún tiempo, me ha tocado recordar y observar cómo es que todos se van de vacaciones en México, mientras que en la capital de los Estados Unidos, el trabajo continúa de forma rutinaria y cotidiana. En ese sentido, es como si nada pasara. Para abundar un poco más en este tema, solamente diré que el famoso “Spring Break” es precisamente el término que se usa para designar a ese periodo vacacional en el cual, los estudiantes, suelen tomar unos días antes de retomar sus clases. De allí el famoso tiempo en que suelen abarrotarse con ciudadanos de Estados Unidos las playas del país; siempre teniendo en cuenta las edades límites para consumir alcohol en ambas naciones: Mientras que al norte del Río Bravo es de 21 años, al sur es de 18 años. Aunque parezca banal, esta es una explicación de fondo sobre la dinámica del “Spring Break”.

 

Pero la verdad es que hay cosas que sí están pasando durante la Semana Santa. No todo es “Spring Break”, vacaciones, días libres y viajes a las playas de México. Durante la semana que terminó recientemente hay dos temas que me llaman mucho la atención y que creo que valen la pena mencionarse y debemos traerlos a colación, pues quizá hayan pasado un poco “de noche”, como decimos en México.

 

El primero de ellos es relativo a los derechos que tiene cualquier persona para tener la preferencia sexual que quiera. No soy un experto en la materia, pero las preferencias las hay de diversos tipos y de múltiples variedades, y quienes tienen una diferente a la heterosexual, suelen ser catalogados de manera específica (en lo personal estoy en contra de ello). Luego entonces, existe la comunidad LGTB (Lesbiana, Gay, Transexual y Bisexual). Hoy por hoy ha crecido mucho el acrónimo de dicha comunidad, pero para efectos prácticos, lo mencionaremos con esas 4 letras capitales. Pues bien, todo ello viene a cuento porque en el estado de Indiana, una legislación está tomando forma para que los comerciantes de los locales y negocios de las ciudades de dicha entidad puedan negarse a proporcionar sus servicios o a vender sus productos a la comunidad LGTB.

 

Ello por supuesto ha traído a flote una acalorada discusión entre liberales y conservadores. Mientras unos opinan que hay libertad para que la gente venda sus productos de manera libre a quienes quiera, otros dicen que eso es discriminación. Unos defienden la libertad de vender, y otros la libertad de comprar. Yo creo que hay que defender ambas. Aunque parezca una discusión bizantina y lejos de tener un fundamento sólido, lo que realmente me preocupa es que existe un segmento de la población estadounidense, cuya lógica y razón sigue operando con cánones y patrones decimonónicos.

 

El segundo tema de gran relevancia y fuertemente comentado en la capital de los Estados Unidos durante los días “Santos”, fue el acuerdo preliminar que el Departamento de Estado, encabezado por John Kerry, logró con Irán sobre la proliferación de armas y tecnología nuclear, mediante un marco de cooperación específica. De manera histórica se llegó a un entendido entre ambas naciones para evitar que un posible conflicto fuese escalando de nivel hasta convertirse en un verdadero problema o que derivase en tensiones más bien propias de la Guerra Fría. Si Irán y EUA se ciñen a los acuerdos logrados, las sanciones económicas habrán de ser removidas, al igual que las amenazas, y también hay condiciones para que ambos países mejoren su relación. No es asunto menor.

 

Lo que quiero decir es que hay cosas que están sucediendo todos los días, unas muy aparatosas y multi comentadas, como el tratado al que se llegó con Irán desde Washington, pero otras quizá menos insignificantes, como la libertad de vender o de comprar lo que sea a quien sea en un poblado del estado de Indiana. En el fondo, ambas cosas tienen que ver con lo mismo: la libertad, sus alcances, sus derechos y obligaciones, y sus implicaciones. La única conclusión visible que me queda hasta el momento es que los derechos para ser libre, la libertad misma y todo lo que le rodea comienza desde cosas rutinarias, hasta convertirse en algo del tamaño de dos naciones. Así de importante es esto, porque la libertad en lo mucho, se logra desde la libertad en lo poco.  

 

@fedeling