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La importancia del voto y la lucha contra el abstencionismo

Hay que votar y hay que hacerlo de la manera más informada posible.

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Escrito en OPINIÓN el

El próximo 7 de junio no sólo se disputan una gran cantidad de puestos de elección popular, sino que se juega también la credibilidad del sistema político electoral que hemos creado. Se pondrá a prueba al Instituto Nacional Electoral ante un contexto de crisis sistémica que deberá hacer frente al desconcierto originado por los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa, entre otros.

 

Los problemas de nuestra democracia no son nuevos, la ciudadanía no cree en la forma tradicional de hacer política, está harta de las promesas incumplidas de políticos que sólo los buscan durante los procesos electorales. A esto habría que agregar el alto desprestigio que tienen los partidos ante los casos de corrupción y vinculación con el crimen organizado.

 

Muchos pensamos que no tenemos la democracia que merecemos, que se nos exige ser ciudadanos de primera cuando tenemos partidos políticos de tercera, totalmente ajenos a las problemáticas reales, violando reiteradamente la legislación electoral y con escasos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.

 

Está claro que tenemos muchos elementos para no confiar en nuestras instituciones pero no por eso debemos dejar de participar, al contrario. Es importante encontrar alternativas  al abstencionismo y el voto nulo, que si bien son acciones simbólicas para mostrar el descontento, no tienen repercusiones reales en nuestro sistema político y únicamente favorecen a los partidos más grandes. Un buen análisis al respecto lo presenta Rodrigo Salazar (investigador de la FLACSO) en su artículo “¿A quién favorece el voto nulo?”.

 

La promoción del voto nulo tiene el objetivo de ejercer una presión hacia los partidos políticos, lo suficientemente fuerte, como para obligarlos a hacer un cambio en la forma de hacer política. Esto es una paradoja porque se vota nulo para mostrar descontento con los partidos y sin embargo se busca que ese mismo sistema anquilosado cambie ante la expresión de protesta. Basta recordar la historia de las reformas político-electorales, las cuales se generaron a partir de la exigencia de ciertos grupos políticos (Partido Comunista) de mayores marcos de participación, como también de conflictos post-electorales (1988, 2006 y 2012) buscando mayor equidad en la contienda. Nunca en la historia se ha modificado la legislación electoral por la promoción del voto nulo o el abstencionismo.

 

Hay que decirlo como es. A los grandes partidos políticos no les importa la cantidad de votos nulos en el proceso electoral, pues se benefician de ellos. No les importarán los votos nulos hasta que nuestro sistema electoral realmente castigue a los partidos por los votos nulos u abstenciones por medio del recorte de recursos públicos.

 

Desgraciadamente a las elecciones intermedias en nuestro país se les presta poca atención. Hay una limitada participación de la ciudadanía en las urnas, esto se debe a que únicamente se renueva la totalidad de la Cámara de Diputados y no existe una noción de qué es lo que puede cambiar con ello.  Sin embargo, las elecciones intermedias son una especie de referéndum que pondrá en tela de juicio la gestión del Presidente de la República.

 

Los resultados que arrojen las elecciones de junio serán determinantes para la evaluación del proyecto de Peña Nieto: la ciudadanía puede premiar o castigar. Es decir, veremos hasta qué punto las llamadas reformas estructurales que ha impulsado el Presidente han sido bien recibidas por la ciudadanía.

 

Ahora bien ¿se puede tener un voto informado? No del todo. En la actualidad resulta preocupante que los ciudadanos no podamos contar con información acerca de nuestros candidatos ¿Cómo ejercer un voto informado cuando los partidos no tienen la voluntad, ni la obligación de presentar la trayectoria de sus candidatos en la plataforma del Instituto Nacional Electoral?

 

 

 

 

Los partidos políticos no han enviado ni siquiera el 50% de la información curricular de sus candidatos a elección popular. (Revisión realizada el 12/05/15)

 

La fragilidad de nuestro sistema político es tal, que son las organizaciones de la sociedad civil quienes abanderan el tema de la cultura del voto. Esfuerzos como el de Voto Informado o Candidato Transparente muestran que hay muchos ciudadanos a quienes les interesa conocer el perfil y las propuestas de los candidatos. Esperemos que una vez transcurrido el proceso electoral se modifique la legislación electoral para obligar a los partidos políticos a presentar a la ciudadanía información básica sobre los candidatos a elección popular.

 

Finalmente cabe preguntarse: ¿Son las elecciones un mecanismo para canalizar el descontento ciudadano? Sin duda que sí, sin embargo no son el único. Si bien las elecciones son el medio más efectivo para cambiar el equilibrio de fuerzas dentro de cualquier esfera política, el ejercicio de la ciudadanía no se debe limitar a este proceso. Debemos cambiar la lógica con la que nos involucramos en la vida pública, de nada servirá votar si no hacemos un ejercicio de seguimiento y exigencia pública en las distintas esferas del gobierno.

 

Hay que votar y hay que hacerlo de la manera más informada posible, debemos aprovechar las ventajas de las tecnologías de la información para analizar la integridad de nuestros candidatos y contrastar los proyectos políticos de quienes los están proponiendo.

 

@BordePolitico

 

El autor es:

 

Rodrigo Ramírez @rodrigo_rq

Egresado de la carrera de Ciencia Política y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su interés académico y profesional se centra en temas del Poder Legislativo, sistema electoral, competencia y desarrollo rural. Es Coordinador de investigadores en el área de Análisis Político y Legislativo de Borde Político A.C. rodrigo@bordepolitico.com