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La era naval

Nada es casual en la Marina.

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Escrito en OPINIÓN el

La Secretaría de Marina (Semar) avanza en su plan amplio para ir reformando, reconstruyendo, aspectos de la seguridad nacional que algunos de sus mandos y funcionarios clave han encontrado deficientes y vulnerables en tiempos de terrorismo foráneo y doméstico.

 

El control portuario para regular y supervisar las entradas y salidas de mercancías y la actividad que pudiera representar potenciales amenazas para el gobierno y para el país, son temas vivos, temas que preocupan al almirante secretario Vidal Soberón Sánz y varios de sus asesores.

 

La iniciativa enviada por el presidente Enrique Peña Nieto al Senado hace unos días para asumir el control estratégico de 103 recintos portuarios en el país, se basa en el análisis y recomendaciones del almirante Carlos Ortega Muñiz, marino experto en temas de seguridad nacional y quien se desempeñó como Jefe de Inteligencia Naval en el sexenio de Felipe Calderón.

 

Ortega es también el representante permanente de México y de la Marina ante la Organización Marítima Internacional, instancia que, entre otras agendas, monitorea constantemente la seguridad portuaria de los países representados y que emite opiniones sobre el tema.

 

El almirante es uno de hombres fuertes en la Marina para suceder a Soberón, con o sin Soberón como atalaya de la sucesión naval.

 

Su trayectoria y el peso de sus opiniones y estudios son innegables en la estructura y la dinámica de la Semar. Una parte del esquema de reordenamiento y reforma de la seguridad nacional y de las labores de inteligencia coordinadas pasa por el escritorio del almirante Ortega y de sus colaboradores.

 

El mando naval también pidió a un grupo de oficiales elaborar escenarios y prospectivas para apuntalar la posición de la Marina frente a la Sedena y dé cara a la orden presidencial de darle vida una Política de Defensa Nacional, instrumento que deberá regir el avance coordinado de las instituciones federales en materia de seguridad del país en los próximos 30 años, por lo menos.

 

Pero muy poco es lo que se ha caminado al respecto en el sexenio. La visión de la Sedena choca una y otra vez con la de sus pares navales. Los encuentros para destrabar las diferencias y echar a andar la agenda terminan en intercambio de minutas y promesas de revisión estratégica.

 

Los militares no están muy dispuestos a soltar las riendas del carruaje, Los marinos seguirán avanzando con o sin ellos. La iniciativa presidencial para reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Ley de Navegación y Comercio Marítimos y la Ley de Puertos, es una muestra de ello.

 

No en vano los dos últimos informes de logros de la Marina en este sexenio (Logros 2014 y Logros 2015) priorizan ante todo los esfuerzos y avances de la Armada de México en seguridad nacional, destacando temas como la creación de unidades y células de inteligencia y contrainteligencia naval, la graduación creciente de oficiales especialistas en seguridad e inteligencia y el avance en infraestructura dedicada al tema.

 

El almirante Ortega es uno de los artífices de estos cambios en la Marina. El vicealmirante José Luis Arellano, actual coordinador de Protección Portuaria e Instalaciones Estratégicas de la Semar, dio la cara a los medios de comunicación para explicar con el mayor detalle posible el fondo de la reforma planteada.

 

A finales de los noventas, Arellano fue uno de los oficiales de inteligencia y contrainteligencia antidrogas de mayor peso en la Marina. Su papel fue creciente en áreas sensibles de la lucha anticrimen en los sexenios panistas.

 

Hoy es el encargado de coordinar la protección portuaria y a las instalaciones estratégicas, cargo que de acuerdo con el organigrama de la Marina le corresponde a un capitán de navío. Arellano es vicealmirante. El grado de responsabilidad indica que el mando naval va a otra área de mayor importancia o bien que la coordinación se convertirá pronto en otra cosa.

 

Nada es casual en la Marina.

 

CENTINELA.- Plantón del tamaño del Centro Militar de Ciencias de la Salud (Cemicsa) de la Sedena, fue el que les dio la cantante Filippa Giordano a mandos militares y navales, al personal convocado y a decenas de invitados especiales que acudieron el miércoles 16 de marzo a ese lugar para escuchar a la soprano.

 

Todos se quedaron con las ganas. Tarde y sin remedio, Giordano salió al escenario sólo para disculparse y avisarle al respetable que no iba a cantar nada de nada, porque el aire impuro que circuló en la región más transparente la semana pasada le había perjudicado aquel chorro de voz.

 

La orquesta y coros de la Sedena salvaron la noche e interpretaron lo que Filippa no pudo.

 

La soprano amenazó con darle vida pronto a un disco especial que grabará con los coros y músicos de la Defensa Nacional.

 

@JorgeMedellin95

@OpinionLSR