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La candidatura del PAN

Está demostrado que cuando en el PAN se dividen, pierden.

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Escrito en OPINIÓN el

Los sorpresivos resultados electorales de este año, la precaria situación por la que atraviesa el país, la cada vez más deteriorada imagen del PRI-Gobierno y los frecuentes deslices de Peña Nieto, en este momento colocan al Partido Acción Nacional en una posición favorable de cara a las elecciones presidenciales del 2018, tal y como lo arrojan la mayoría de las encuestas que se han publicado en los últimos meses.

 

Sin embargo, es muy pronto para echar las campanas al vuelo pues no debemos olvidar que López Obrador sigue capitalizando buena parte del descontento social, que desde ahora se prevé un escenario muy cerrado y que aún falta poco más de año y medio en que las circunstancias pueden cambiar. Ejemplos sobran. Baste recordar que tras una fuerte derrota en las elecciones intermedias de 1997, el PAN se alzó con la victoria tan sólo tres años después logrando encabezar el primer gobierno de alternancia a nivel federal, o el caso del Bronco que unos meses antes de la elección por la gubernatura simplemente no existía en el escenario político de Nuevo León.

 

En este contexto, además de acompañar a los gobiernos emanados de Acción Nacional y vigilar que respondan a la confianza ciudadana para que no surjan otros casos como el de Guillermo Padrés, es indispensable que procesen institucionalmente los diferendos que de manera natural se presentan en cualquier organización política -máxime cuando lo que puede estar en juego es el poder-, y se empiecen a construir los acuerdos que eviten que se desborden los ánimos y se garantice la unidad como premisa para constituirse como una opción real.

 

Está demostrado que cuando en el PAN se dividen, pierden, y precisamente esto puede convertirse en su principal obstáculo para recuperar la presidencia, por lo que requieren de mucho diálogo, objetividad, habilidad política y voluntad de las partes para sumar esfuerzos, obtener buenos resultados en los procesos locales del Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz y llegar fortalecidos al 2018 con la candidata o candidato que les de mayores posibilidades de triunfo y represente un proyecto sólido de transformación para el país.

 

A nadie debe sorprender que quienes pretendan aspirar a la candidatura empiecen a delinear un proyecto, formar equipos, tejer alianzas y desarrollar estrategias que les permitan, llegado el momento, participar en la contienda interna en las mejores condiciones. Es lógico y legítimo, pero sería un error adelantar los tiempos con el consecuente desgaste y más aún provocar una confrontación que puede resultar muy costosa.

 

El PAN cuenta hoy con dos figuras que han logrado un importante nivel de conocimiento ante la opinión pública y que en los sondeos se muestran competitivos respecto a los posibles candidatos de los demás partidos, lo que no es poca cosa. Tanto Margarita Zavala como Ricardo Anaya tienen características propias y han aprovechado muy bien las circunstancias que a cada uno le ha tocado afrontar, ambos se necesitan y serían un gran complemento. Sólo uno de ellos podrá lograr la candidatura y una fractura garantizaría la pérdida de una oportunidad única para ellos y para su partido, por lo que más vale hacer a un lado filias y fobias y ponerse de acuerdo en las reglas del juego a partir de criterios objetivos y con un ánimo incluyente. Están apenas a tiempo.

 

@agus_castilla 

@OpinionLSR