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Insurgencia magisterial

Al gobierno parece no importarle que el país se desmorone y que en las redes sociales todos los funcionarios queden exhibidos como payasos.

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Escrito en OPINIÓN el

Políticamente, el presidente de México, Enrique Peña Nieto está sepultado. Llega a su cuarto informe de gobierno con un enorme pasivo social, deudas por pagar en el campo y una agenda inconclusa.

 

Hay hartazgo. Las redes sociales que no se venden son su sepultura. Asegura que hay avances en el desarrollo de México pero ese “avance” es a costa de mayor empobrecimiento. No hay día en que no fallezca en algún hospital de México algún ciudadano porque no pudo pagar las medicinas.

 

No hay día en que los campesinos no se truenen los dedos y hagan peripecias para llevar un plato de alimentos a sus casas, en tanto la clase política engorda sus bolsillos.

 

Ahora, México vive una especie de insurgencia magisterial contra la Reforma Educativa.  Millones de maestros rechazan esa innovación y la Ley General del Servicio Profesional Docente. Alegan que el trasfondo es echarlos de sus trabajos; reclaman diálogo y si este no se da directamente entre los dirigentes del CNTE y el presidente Enrique Peña Nieto radicalizarán las protestas.

 

México está al borde del caos. Ya la gente quiere que se vaya Peña Nieto y su camarilla que no han podido con el paquete. Son más de lo mismo. Les quedó grande el país y extenso el encargo.

 

La reforma educativa, impulsada por el gobierno, desató la protesta de los maestros que han respondido con bloqueos de calles y carreteras, paralizaciones y protestas. No hay diálogo directo. Las partes no están dispuestas a ceder. Hay dos visiones: la oficial y la del magisterio. Cada uno alega tener la razón en tanto los mexicanos acuden al despertar de otro país: más politizado, más bronco.

 

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) reclama, exige, entre otros puntos, la derogación de la Ley que establece que quien no la cumpla y no se someta a evaluaciones perdería su plaza por carecer de preparación profesional suficiente para dictar clases.

 

México se está calentando demasiado. Crecen las protestas en el sur de México y al gobierno parece no importarle que el país se desmorone y que en las redes sociales todos los funcionarios queden exhibidos como pobres payazos que no pueden garantizar la gobernabilidad.

 

Al gobierno de Peña Nieto se le está yendo el país de las manos y al arribar a su cuarto informe de Gobierno o desgobierno tiene que apurar el paso e iniciar un proceso de diálogo serio que desactive un mayor conflicto nacional y explicar al país claramente en qué consiste la Reforma Educativa.

 

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha descartado la posibilidad de ceder terreno frente a la protesta magisterial. Los maestros tampoco van a dejársela fácil pues consideran la reforma contraria a sus derechos y beneficios laborales.

 

La visión gubernamental es de que las movilizaciones son "naturales" como “natural” ve el gobierno que cada vez haya más pobres y atribuya a gobiernos del pasado el desorden que hay ahora donde el crecimiento económico y distribución de la riqueza en México no logra permear hasta las clases más pobres.

 

Mientras Peña Nieto y todos sus secretarios o gobernadores se desplazan en helicópteros, los ciudadanos se ven diariamente acorralados con las protestas del magisterio. Hay en la sociedad un agotamiento. Los empresarios están que trinan pues están en quiebra en estados como Oaxaca y Chiapas. Pero no pasa nada.

 

Lo que diga Peña Nieto en su informe de gobierno no convencerá a nadie. La realidad es distinta de los anuncios presidenciales.

 

Un ejemplo es lo que ocurre en la frontera sur, eternamente olvidada, por donde ingresan anualmente miles de migrantes centro y sudamericanos y toda clase de estupefacientes, armas, pertrechos y productos de contrabando y ganado robado sin que el Gobierno Federal voltee la mirada hacia esa zona.

 

A pesar de ser zona fronteriza, la parte sur no goza de una serie de beneficios para desarrollarse como son las tasas preferenciales de electricidad, ni del IVA del 11 por ciento.

 

Los ciudadanos que viven en esa región sienten ser de “quinta categoría” pues la modernidad no llega, faltan fuentes de empleo, crece la inseguridad y el desarrollo turístico, pesquero y agrícola que debiera tener es una utopía.

 

La política de seguridad de la Frontera Sur se finca en extender las oportunidades de salud, educación, empleo y abasto y una política migratoria justa, apegada a los derechos humanos. Eso hoy por hoy es letra muerta. De ahí la urgente necesidad de legislar sobre la materia para darle un mejor nivel de vida a quienes viven en la zona de frontera en los límites de Guatemala.

 

¿De qué informará Peña Nieto?

 

¿De su enriquecimiento inexplicable, de sus casas blancas, de las fortunas familiares?

 

La pradera ha comenzado a incendiarse.

 

Cuidado con ello. 

 

@JLCastillejos

joseluiscastillejos@gmail.com

@OpinionLSR

 

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