Dirigentes empresariales de 21 organismos de Iberoamérica nos reunimos la semana pasada en Veracruz, en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno realizada bajo el lema “Educación, Innovación y Cultura”.
Esta fue una gran oportunidad para los representantes de los empleadores de América Latina, de España y Portugal para analizar a fondo las perspectivas de crecimiento y empleo en nuestra región, a la luz de la debilidad de la economía global y, lo más importante, construir algunas propuestas para hacer frente a ese entorno.
En 2014 se espera el crecimiento más débil de los últimos años en América Latina, región en la que se prevé un crecimiento promedio de entre 1.1% y 1.3%, de acuerdo con la CEPAL y el Banco Mundial. En México, se espera un rango de entre 2.1 a 2.6 por ciento.
Para 2015 se espera un crecimiento aún débil, de poco más de 2.0% en promedio, en todos nuestros países.
Las perspectivas parecen poco halagüeñas, por la baja de los precios del petróleo y materias primas, que aportan la mayor parte de divisas provenientes de exportaciones en varias de nuestras naciones.
Los empresarios vemos con preocupación que estos momentos de prueba están despertando en muchos de nuestros países, y profundizando en otros, las tentaciones populistas o regresivas contra grandes avances ya alcanzados en algunas de nuestras naciones.
Creemos que lejos de retroceder, nuestro reto es avanzar, seguir construyendo nuestro futuro, con base en un modelo económico que hemos comprobado que sí disminuye la desigualdad en algunas regiones.
Los empresarios iberoamericanos decidimos emprender acciones en forma conjunta con nuestros gobiernos para mejorar las políticas públicas, que contribuyan a generar miles de nuevos empleos, fortalecer nuestras economías internas y por supuesto, disminuir el gran reto que hemos puesto todos en común: reducir la desigualdad.
Nuestras propuestas para impulsar el crecimiento en la región con visión de largo plazo y sustentabilidad es basar el desarrollo en tres pilares: la educación, el emprendimiento y la innovación.
La creación de empleos exige una colaboración estrecha entre empresas, academia y gobierno en el diseño de las políticas educativas. El reto es diseñar programas y llevar adelante estrategias de formación técnica y profesional que respondan a las expectativas de la sociedad, a las necesidades de las empresas y a la demanda del mercado de trabajo.
En materia de educación, nos propusimos trabajar en dos líneas de acción: en primer lugar elevar la calidad de la educación para aumentar el conocimiento de la población, con un enfoque en la investigación e innovación, y en segundo término mejorar la capacitación laboral para formar el talento humano, alineado a las demandas y necesidades de las empresas y los sectores económicos en general.
Respecto del impulso al emprendimiento, nos comprometimos a impulsar políticas públicas para fomentar el espíritu emprendedor a lo largo de toda la vida educativa: que los niños aprendan desde la educación básica el concepto de crear, emprender, arriesgar e innovar; en síntesis, ser empresario.
La comunidad empresarial iberoamericana se comprometió a apostar por la innovación, de manera que los esfuerzos de los nuevos emprendedores se orienten hacia las cadenas de valor de los sectores con potencial de mayor crecimiento, para que puedan así insertarse en clusters y conglomerados en las diferentes regiones.
Estos esfuerzos tienen que acompañarse con una estrategia para facilitar el camino al emprendimiento, bajando el costo de abrir nuevas empresas mediante la desregulación y, sobre todo, buscar mecanismos ágiles de financiamiento para los nuevos empresarios, a tasas accesibles.
Con estas acciones, los empresarios de Iberoamérica ratificamos la necesidad de un comromiso decidido por parte de los gobiernos de la región con el Estado de Derecho, la seguridad jurídica y la libre empresa.