Estamos en los días después del histórico referéndum de Escocia, e independientemente del resultado, Escocia, el Reino Unido y la Unión Europea no serán los mismos a partir de ahora. Como todo en la vida siempre se pasa factura después de un evento que polarizó a la sociedad no sólo de los 2 participantes, sino de Europa y en alguna medida al mundo.
El Primer Ministro Británico, David Cameron, jamás se imaginó al autorizar el referéndum en 2012, que en las últimas semanas el sentimiento nacionalista de los escoceses por el Sí, fuera a poner en peligro la unión en el Reino Unido, muchos le atribuyen las promesas de concesiones de la última semana, como nuevos poderes fiscales en materia de bienestar social y regulación laboral, al “pánico” que invadió –conjuntamente con el Partido Liberal y Laborista- a Westminster y Downing Street.
En Escocia los más de un millón y medio de personas que votaron por el SÍ, han dejado enclaro que el Reino Unido como lo conocemos hasta el día hoy tendrá que recomponerse entre mayor autonomía a regiones y reformas jurídicas que lleven a una nueva distribución de funciones entre los parlamentos en Edimburgo y el Parlamento en Londres.
El viernes 19 de septiembre Cameron declaró “debemos avanzar en un acuerdo equilibrado, justo para el pueblo de Escocia y, lo más importante, también para todos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte”, esto da respuesta a algunos sectores de la población que cuestionaban ¿por qué? sólo a Escocia se le otorgarían preferencias y no a los demás territorios.
Para el Reino Unido, no han terminado los referéndums, el mismo David Cameron, ha propuesto que en 2017 se realice un referéndum sobre la pertinencia de mantenerse o no en la Unión Europea. Todo condicionado a que gane su partido –el Conservador- las elecciones generales del 2015 que se realizarán en el Reino. Para muchos es un chantaje de Londres para negociar la “devolución” al parlamento nacional de algunas políticas que ya están en las manos de Bruselas.
Considero que en los próximos meses y que en las elecciones del próximo año los laboristas ganarán las elecciones con lo cual se ahogará esta pretensión de los Conservadores, empujados por que en Escocia los que estaban a favor de la independencia, existe un consenso en mantenerse en la Unión Europea –los que votaron a favor de la unión también han reconocido la importancia de mantenerse en el bloque europeo-, es decir; que Escocia le seguirá dando dolores de cabeza al Primer Ministro.
En Bruselas han respirado, primera batalla ganada del 2014 de las 2 consultas por la independencia de naciones, Escocia y Cataluña. El Presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso afirmó que el resultado “es bueno y favorece una Europa más unida y fuerte”.
El presidente en turno de la Unión Europea, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, comentó que el resultado trae “el fortalecimiento de nuestras acciones comunes para dar respuestas concretas a las peticiones de nuestros ciudadanos”.
A mi parecer, la Unión Europea debería de evaluar la relación de las diferentes naciones que componen a sus 28 miembros y que vibran en pleno siglo XXI y que muchas veces no se sienten representadas ni en su Estado en Bruselas. Como en otros momentos de crisis en el bloque europeo, es tiempo de reflexionar sobre la poca identificación de la población con Bruselas y ante todo el déficit democrático de la Unión Europea con sus 500 millones de habitantes a fin de apuntalar la integración.