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Imaginación, permanencia y ganancia

En una época en la que la regla es que todo caduca con rapidez y de forma programada, en la que el éxito de hoy es el olvido de hoy en la noche y donde siempre estamos ávidos de novedad y mejoras son pocos los productos mediáticos que logran sostenerse en la mente de la mayoría durante un período de muchos años.

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Escrito en OPINIÓN el

Una de esas excepciones la constituye Star Wars (Lucas, 1977), una película que rescató del polvo  las historias de héroes nobles y caballeros andantes y las reubicó en un contexto de fantasía futurista, donde el bien y el mal eran absolutos y se representaban por los dos bandos de meta humanos siempre en pugna: los Jedi y los Sith.

La película original, que nadie entendía en su  momento por qué se titulaba “Capítulo IV: Una nueva esperanza”, produjo una estética de aventuras espaciales que sigue influyendo hasta nuestros días y, aún más importante, cortó una época oscura  como nunca se ha vuelto a dar en el cine comercial estadounidense en la que películas como One Flew Over the Cuckoo's Nest (Forman, 1975), Soylent Green (Fleischer, 1973) y The Exorcist (Friedkin, 1973) nos enfrentaban al mal absoluto e invencible, dentro y fuera de las personas para sustituirla por fantasía sin límites.

En Star Wars se retoma la historia del héroe y se plantea la posibilidad de derrotar al mal con fe y audacia. El aparentemente omnipotente imperio galáctico, encarnado en el caballero negro que es Darth Vader, quedan derrotados por completo por una banda de jóvenes rebeldes que están dispuestos a luchar hasta la muerte por sus ideales y sus convicciones en batallas épicas que, si sustituimos a las naves espaciales  por caballos y los láseres por espadas, bien podría haber protagonizado el rey Arturo en la edad media.

Yo fui de la generación que vimos nacer la saga y asistimos a las pantallas de los multicinemas para encontrarnos con lo que sería uno de los fenómenos de masas más importantes desde entonces.

Y es que uno podría pensar que con tantas historias fantásticas, mágicas y de ciencia ficción que circulan por la red y los cines de nuestros días esta película perdería espacio en la mente colectiva. Sin embargo la presencia  de Star Wars  en la cultura general  parece fortalecerse en lugar de ir disminuyendo.

La lista de referencias, parodias, campañas publicitarias y conceptos adquiridos o adaptados por la gran mayoría de las personas expuestas a los medios de comunicación contienen lo que podríamos llamar la cultura Star Wars y parece crecer cada año.

Este fenómeno se ha acentuado desde que en 2012, cuando Walt Disney Company (gigante del entretenimiento que posee entre otras compañías Pixar, ESPN y Marvel Comics), anunció la compra total de la compañía poseedora de todos los derechos del universo de la guerra de las galaxias, Lucas Films, por la nada despreciable cantidad de cuatro mil millones de dólares.

 

 

A pesar de la oleada de críticas que los fans hardcore de la familia Skywalker realizaron y siguen haciendo, la verdad es que la venta de la compañía de George Lucas no ha hecho más que aumentar el debate e interés sobre la continuación de la saga en sus episodios VII, VIII y IX.

¿Será la nueva trilogía lo que necesita este universo fantástico para trascender aún más?, ¿seremos testigos del fin de la fuerza por motivos de codicia económica simple y llana?

En lo que podemos responder a tales preguntas no queda más que celebrar que a 37 años de distancia aún resiste el mito cinematográfico y que pronto tendremos nuevo material de la eterna lucha entre Jedis y Siths para disfrutar, criticar y analizar.

A un año de que se estrene el nuevo capítulo de la tercera trilogía de Star Wars me parece un excelente momento de que la antorcha del máximo mito de aventuras espaciales del cine sea llevada por nuevos actores y realizadores, siempre y cuando se mantenga  y respete el tono épico y caballeresco que le imprimió a las seis primeras películas  George Lucas.

 

 

Final cut: se los dije

Otro evento que no debemos dejar de mencionar es la quincuagésima sexta  entrega de los Arieles en nuestro país.

La ceremonia se llevó a cabo en el teatro del palacio de Bellas Artes y en ella se levantó como la gran vencedora  de la noche la película de Diego Quemada-Díez, La Jaula de Oro, al obtener un total de nueve premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Ya en otras columnas hemos abordado  el tema del cine nacional, su falta de recursos y  en particular el excelente trabajo realizado en esta película que aborda, desde la visión de tres chicos migrantes, el drama humano que se vive en nuestro país a diario como expulsor y territorio de paso de marginados que buscan el llamado sueño americano.

La verdad es que es un gusto el reconocimiento a una labor de tantos años para que esta historia saliera a la luz, felicidades.

Espero que la casi decena de premios conmueva a las cadenas de exhibición comercial y la coloquen, aunque sea modestamente, en cartelera para todos aquellos que se le perdieron en su momento.

 

eduardohiguerabonfil@gmail.com

@HigueraB