Main logo

Gastronomía, costumbres y la elección presidencial

Tan contrastante como el clima lo es también la comida.

Por
Escrito en OPINIÓN el

La semana comienza siempre con nuevas noticias. Y las noticias más relevantes suelen ser aquellas que tienen que ver con el tema de la contienda presidencial, puesto que la política estadunidense comienza a girar en torno a eso en buena parte. Creo que lo mismo ocurre con todos los países que tienen elecciones democráticas, donde faltando unos meses para elegir al nuevo titular del Ejecutivo, el tema crece también en interés para quienes están ávidos de lo que sucede en la vida pública. Sin embargo, también durante la semana pasada pensé en escribir mi colaboración de hoy sobre las experiencias gastronómicas de la ciudad de Washington. Finalmente, la idea de esta columna es lograr transmitir un poco de la esencia de la capital estadounidense y cómo es la vida diaria y rutinaria en ella. No me desligo totalmente de la idea de hacer un recuento de las experiencias más extrañas respecto a la comida, las costumbres y las nuevas cocinas que me ha tocado conocer. Más adelante podremos hacer un recorrido por los lugares más emblemáticos de forma específica, pero hoy hablaré “grosso modo” de ello.

 

La mezcla de la temporada actual es mi favorita en Washington, D.C. El otoño ha llegado ya hace un mes, y se puede empezar a apreciar en todo su esplendor. Ya muchas veces he mencionado que esta es mi estación favorita por el color rojizo, naranja, marrón, amarillo y ocre de los árboles que están en toda la ciudad, y si uno acude en esta fecha al Parque Nacional de Shenandoah, en Virginia, puede apreciar un espectáculo variopinto desde las colinas a los valles. La esencia otoñal a las especies acaneladas que contienen calabaza (pumpkin spice) está a la orden del día en cafés, postres y variedad de alimentos. El clima, por supuesto, es un gran tema. Para mi gusto, el parteaguas se da en la fecha conocida como “Halloween” (31 de octubre), en que marca la necesidad imperante de empezar a usar chamarras gruesas para protegerse del aire y el clima francamente gélido.

 

Apenas hace dos semanas, el lunes (Columbus Day), día feriado, el clima permitió a los deportistas rentar un kayak y remar a lo largo del Río Potomac en ropa veraniega, 5 días después, el fin de semana, la temperatura bajó a 2 grados centígrados. Y luego volvió a subir. Y así, hasta Halloween, cuando el frío llega para quedarse hasta Mayo del siguiente año. En lo personal sufro menos con el frío que con el calor, pero hay para todos.

 

Y así como es contrastante el clima, también lo es la comida. Decía yo que tenía ganas de escribir sobre las experiencias gastronómicas más relevantes y diferentes de mi estancia en la capital de los Estados Unidos. La primera de ellas –y seguramente concordarán conmigo quienes también viven aquí– es la comida etíope. Washington tiene comunidades ampliamente identificadas de personas provenientes de Etiopía y de El Salvador. Y los restaurantes etíopes abundan. En ellos, uno no tiene la certeza absoluta sobre qué platillo está comiendo, y menos cuando esto se hace con la mano, utilizando una especia de “tortilla de harina” gruesa, para tomar el bocado del plato central y llevarlo a la boca. Los hay aquellos restaurantes que son muy elegantes (y cuya experiencia etíope está un poco “americanizada”) como los que están en Georgetown, o los hay aquellos de la Calle U, sin tanta elegancia, pero más singulares y parecidos a las recetas originales.

 

La otra gran cocina que se aprecia a lo largo y ancho de la ciudad (y según me parece del país), es la tailandesa. Los sabores agridulces parecen estar incluidos en las dietas regulares de los estadunidenses y saben identificar con el sólo nombre a un “Pad Thai” o un “Pad See Ew”. Los hay de comida rápida, de comida lenta, los orgánicos y los de moda. Todos ellos parecen compartir el gusto que tienen la población del vecino país del norte por estos sabores, por lo que su incorporación a la dieta diaria es casi una necesidad para tener éxito en la mezcla intercultural.

 

Sobre la comida mexicana creo que está de sobra hablar. No existe un restaurante realmente auténtico que refleje los originales sabores de nuestro país, pero creo que estoy siendo injusto, porque mi opinión y gusto están totalmente sesgados. Quizá para la comunidad “no mexicana” puede haberlo, pero al final de cuentas la tendencia general gastronómica en Washington es que los restaurantes han adoptado una política de “tapas”, es decir, pequeños platillos al centro para compartir, donde cada quien puede pedir dos o tres, por 10 dólares cada uno, y compartir con el resto de los comensales. Así que hagamos la cuenta de lo caro que puede llegar a ser vivir y comer en el Distrito de Columbia.

 

En lo personal no estoy convencido que Washington esté a la altura de Nueva York, siendo ésta primera una ciudad multicultural, cosmopolita, internacional y con poder adquisitivo. Quizá el siguiente paso sería contar con lugares de auténtica cocina de altura.

 

Finalmente hay lugares emblemáticos como el restaurante “Old Ebbitt Grill” que está a un costado de la Casa Blanca y que se ha convertido en un “comedero político”. Políticos, cabilderos, legisladores, funcionarios, todos ellos se reúnen a “grillar” en este lugar, como también lo hacen en el “Capital Grille” que está sobre Avenida Pennsylvania, cerca del Capitolio. Aunque la comida no es mala, el foco de atención no está en lo gastronómico, sino en la concurrencia.

 

Quiero terminar esta colaboración diciendo que tendremos muchas semanas más para seguir hablando de comida, de gastronomía, pero sobre todo de política. Veo que la comparecencia de Hillary Clinton ante el Congreso sobre el tema de la Embajada de Estados Unidos en Benghazi, lejos de quitarle popularidad, le dio solidez. La contienda comienza a cerrarse: Como se predijo, siguen figurando Hillary, Donald Trump y Jeb Bush. Entre ellos quedarán las nominaciones, y quizá la presidencia. Pero uno nunca sabe, por eso mejor seguir hablando de gastronomía, que suele ser menos veleidosa y cambiante que una elección presidencial.

 

@fedeling