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Festejos de muertos y brujas

Lo importante es que las tradiciones convivan en armonía y que cada quien festeje lo que tenga o quiera festejar.

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Escrito en OPINIÓN el

El Día de las Brujas o mejor conocido como “Halloween” es toda una celebración en los Estados Unidos. Definitivamente mucho mayor de lo que yo pensé. Este es el segundo año que me toca estar aquí para observar todo lo que sucede en este día, los disfraces y la manera en que la gente decide celebrar. Por supuesto, el Día de Muertos no está lejos y también es un motivo de celebración, pero diferente. Vamos por partes. Cuando yo era niño, en México (y en Durango, ciudad de la que soy oriundo), muchas de las personas con quienes traté se empeñaban en decir que el Halloween no debe festejarse. Entre otras cosas, alegaban que era una festividad de los Estados Unidos y que por tanto, no correspondía a los mexicanos celebrarla, porque iba precisamente en contra de nuestra misma tradición del Día de los Muertos.

 

Aparte de ello, también he visto varios artículos alegando que las festividades de Halloween son paganas y aluden a temas prohibidos para la religión católica, por ejemplo. En lo personal, no me declaro conocedor a profundidad de esto, pero lo que sí me queda claro es que el Halloween, como cualquier otro día en que se festeje o conmemore algo, tiene enormes ganancias económicas.

 

La cosa no es para menos. Cuando llega el día de Halloween, todo mundo se disfraza. Por ejemplo, en mi oficina, se hacen concursos de disfraces por departamento y cada área debe elegir un tema y portar las prendas en consecuencia. Al final de esto, un jurado decide quién es el que gana el  premio al mejor disfraz y se lleva todos los dulces. La gente camina por las calles de manera orgullosa, portando el disfraz que eligieron para el Día de las Brujas. He visto incluso que en casi todos los edificios de departamentos en donde hay personas que atienden en la “recepción”, suelen vestirse de fantasmas y recibir a la gente con maquillaje en el rostro.

 

Alguna vez leí que las festividades de Halloween derraman cerca de 3 mil millones de dólares en disfraces, decoraciones y dulces. Es el segundo día más festejado en el país (por debajo del Día de Acción de Gracias “Thanksgiving” y por arriba de la Navidad misma). Y por supuesto que todo esto hace sentido, porque prácticamente todas las tiendas venden artículos relativos a Halloween y también las casas se visten de adornos. Recuerdo bien que el año pasado fui a caminar por la calle M en el barrio de Georgetown, que por única ocasión en el año cierra a los automóviles el paso, para que los cientos y miles de personas disfrazadas puedan caminar libremente, haciendo gala de sus disfraces y quizá, colándose a alguna fiesta que se haya organizado al respecto.

 

Además, todos los restaurantes y tiendas de comida preparan bebidas y alimentos que contienen calabaza (“pumpkin”) y hay actividades como “pumpkin carving” que consiste en hacer figuras en la calabaza, para dar la impresión que es una cabeza horrorífica que se pone en la entrada de las casas, para que los niños sepan que allí se darán dulces esa noche.

 

Pues bien, así de grande es el festejo de Halloween y así de mezclado está también con el Día de los Muertos, pues en la medida en que la población latina (o con raíces hispanas, como le dicen acá) ha ido creciendo en las últimas décadas, la tradición del Día de Muertos es algo considerado como típico de los hispanos (se entiende el punto) y se mezcla con el festejo de Halloween.

 

Hay disfraces de calavera (como esas del artista hidrocálido José Guadalupe Posada) y entonces la gente decide hacer gala de ello y maquillar su rostro de esa forma. La industria del Día de Muertos también es productiva. En ciertos lugares, por ejemplo, en las instalaciones del Instituto Cultural Mexicano o bien, en las oficinas de asuntos latinos del Gobierno del Distrito de Columbia se organizan eventos en los que se montan altares de muerto, se sirve el tradicional pan de muerto y se leen “calaveras” a personajes distinguidos, y al mismo tiempo sirven para mostrar orgullosamente parte de nuestra raíz mexicana y compartir el festejo que – como lo mencionan las abuelas – está permitido para los mexicanos.

 

El Día de Muertos – por su cercanía con Halloween – es un excelente pretexto para que aquellos que con cierta idea de aprovechar la enorme plataforma que el “Día de las Brujas” trae consigo, quieren también incluir un poco de aquello que pasa al sur del Río Bravo. Así de importante y así de vinculados estamos culturalmente hablando. Finalmente, lo importante es que las tradiciones convivan en armonía y que cada quien festeje lo que tenga o quiera festejar.

 

@fedeling