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Encuestas: ‘Mañana será otro día…’

Tendremos que ver a qué se refieren esas encuestas felices en las que el presidente es ahora más querido.

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Escrito en OPINIÓN el

Está bien que los políticos se sientan bien queridos. Está bien que presientan que el mundo y su circunstancia les reconocen su esfuerzo interminable por servir a la patria y a sus mortales; que sus desvelos, abandonos familiares y pesares son valorados y que, por lo mismo, reconocerles todo ese mundo de sinsabores  es  un triunfo por su esmero y entrega, con la ‘x’ en la frente…

 

Digamos que es una forma momentánea de ser  dichoso, aunque con frecuencia esta felicidad tenga como fondo aquel: “Finjamos que soy feliz, triste pensamiento, un rato; quizá podréis persuadirme, aunque yo sé lo contrario…”, de sor Juana. Y sí que sí.

 

En contraposición, a los poderosos mexicanos  -y en cualquier lado del mundo-, les indigna la crítica a ellos y a su acción pública. Quien lo hace –dicen- es un ente odioso, maloliente, ‘primitivo y sin cepillar’. Lo ven como una traición o como una forma de descalificarlos injustamente por su tarea. Como si la incomprensión se hubiera apoderado de todos y cada uno, al mismo tiempo.

 

Y cuando se habla mal de ellos lo mejor que hacen es ocultar y guardar silencio, aunque el rencor sigue vivo como incienso en copal… Pero si es lo contrario, si se dicen maravillas de ellos, y que son un dechado de virtudes interminables, lo que hacen es cantarlo y ‘cacarear el huevo; que para eso otros nos dicen lo que en verdad somos’: Aunque todos sepamos lo que es cierto.

 

De pronto la oficina de comunicación-divulgación-imagen e información del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, nos avisa en forma prolífica que el mandatario hoy está siendo mejor valorado, mejor reconocido, felicitado, aplaudido y bienvenido…: Por su trabajo social. [¿Cuáles son los programas sociales tan benéficos?]

 

El lunes 23 de noviembre se dieron a conocer cifras por las que el presidente Enrique Peña Nieto hizo repicar campanas y castañuelas:

 

La nota dice así: “Recupera Peña Nieto aprobación. 42% acepta la labor del Presidente; aumenta 7 puntos respecto a agosto. Programas sociales lo mejor que ha hecho el mandatario dice encuesta” (El Universal, 23-XI-15).

 

Está bien que nos informen que los mexicanos lo valoran más que antes, más que ayer, más que hace apenas unos días, semanas, meses cuando la nota principal de muchos de los principales diarios, agencias internacionales, noticieros radio y televisión y digitales decían lo contrario…

 

“La aprobación del presidente Enrique Peña Nieto cayó a su nivel más bajo desde que inició su mandato, pues una encuesta del diario Reforma (junio de 2015) mostró un desplome al 34% en la aceptación ciudadana, mientras que entre ‘líderes de opinión’ descendió al 15 por ciento. Además, la calificación que le dieron al presidente en una escala de 0 al 10 también tocó su nivel más bajo: La mayoría de los ciudadanos le dio una calificación de 4.7 mientras que entre personas consideradas como líderes bajó a 3.3”.

 

Así que, según esto, en apenas cinco meses el panorama de querencia presidencial ha cambiado y en apenas estos cinco meses los mexicanos cambiamos  de opinión respecto del “sí” o “no” presidencial. Se dice ahí que por su trabajo social…

 

Está bien. Siempre y cuando esta ‘nueva’ aceptación tenga que ver con la solución y no haya en México los más de cincuenta millones de seres humanos de sangre mexicana en pobreza; o que los 15 millones de mexicanos que no tienen para comer mañana ya solucionaron su problema de casa-comida y sustento. ¿Qué opinan estos mexicanos? ¿Los incluyeron en las encuestas? Si es así, qué bueno y todos en México aplaudiremos; pero también queremos certificarlo.

 

Pero si es ‘no’, entonces tendremos que ver a qué se refieren esas encuestas felices en las que el presidente es ahora más querido (lo cual no tendría que estar mal si se sustenta en realidades de gobierno y soluciones estructurales); porque según se sabe, llegó con una tasa preferencial en diciembre de 2012 del cincuenta por ciento, la misma cifra que a lo largo de los días, semanas, mesas años se ha ido a la baja hasta llegar al 34 por ciento.

 

…Cosas como aquella ‘Casa Blanca’ aun sin solución, Ayotzinapa, Tlatlaya, reformas estructurales incomprensibles que no se perciben en casa comida y sustento para todos, contratación de solidarios amigos (Grupo Higa), viajes opulentos y familia ‘bien acomodada’, o como funcionarios que están medrando y haciendo acopio de seguridad económica futura… y lo que se acumule… Todo eso está a la vista, al portador, sin enganche y sin fiador.  

 

Ojalá el gobierno federal se entienda como gobierno y por encima de encuestas o elogios o aplausos y cohetes de mil colores,  cumpla con su responsabilidad de solucionar el problema mexicano y no se quede en su supervivencia como gobierno.

 

Tan sólo con que, como en las historias de Dickens, nuestro gobernante presidencial salga a las calles de México y vea y mire y recoja para sí mismo –sin aplaudidores profesionales alrededor-  el sentir de la gente en la calle; sus pasiones, necesidades, esfuerzos y su inútil esperanza, cada vez más fallida y ya casi sin el ‘mañana será otro día’.

 

@joelhsantiago