No es menor la situación que enfrentará la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que ya empezó a encender focos amarillos con algunos de los bancos de reciente creación.
El problema radica en que muchos de ellos no han logrado cumplir con sus metas de captación y de crédito, lo que les impide alcanzar buenas cifras y eso obligará a las autoridades a solicitar aumentos de capital para fortalecer sus balances.
Sin embargo, algunos de ellos decidieron que no pueden ni quieren seguir metiendo dinero a un negocio que no es rentable.
Por lo pronto, la CNBV que preside Jaime González Aguadé mantiene una permanente y estricta vigilancia para todos los intermediarios, pero en particular hacia los que se autorizaron de manera reciente.
Uno de los principales problemas que impiden a las entidades nuevas a mejorar el negocio se debe a la falta de depósitos del público, ya que ante el endurecimiento de las políticas para prevenir operaciones con recursos de procedencia ilícita, tal es el caso del lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, muchos de los segmentos a los que se dirigen estas instituciones prefieren ahorrar de manera informal.
Resulta que las peticiones que los bancos tienen que hacer a los usuarios para abrir una cuenta o recibir depósitos son cada vez mayores y muchos de los clientes no están dispuestos a reunir los documentos que les pide la institución y optar por irse, lo que ya puso en jaque a algunas entidades.
Otra de las razones, es que hay instituciones que resultaron de la transformación de Sociedad Financiera de Objeto Múltiple (Sofom) o de Uniones de Crédito y pensaron que manejar un banco era tarea sencilla, pero la realidad fue muy distinta: En principio por la cantidad de información que deben presentar no sólo a la CNBV, sino al Banco de México, al Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) y a la Condusef.
A ello se suma otro asunto que les implica un desembolso importante: Las cuotas que deben pagar al IPAB y los costos por la supervisión y la regulación, problema que para muchos de ellos cobra relevancia, cuando prestan poco y captan casi nada.
El tema de los costos también empezó a disuadir a algunas Sofomes, Casas de Cambio, Uniones de Crédito y hasta cajas populares grandes, quienes tenían entre sus planes solicitar la licencia para operar como banca de nicho, pero ahora dicen que mejor se quedan como están.
Uno de los casos más relevantes es, por ejemplo, Crédito Real, quien empezó a explicarles a los grandes fondos mundiales, quienes se cuentan entre su lista de inversionistas, las inconveniencias de convertirse en institución bancaria.
La Sofom Crédito Real no sólo es de las más importantes del sector sino de una de las emisoras que más han ganado de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), ya que sólo en 2014 su acción logró un repunte de 59% y en lo que va del año va en casi 12%... es decir, por dinero y capital no para.
Incluso, los tenedores mayoritarios de Crédito Real son la familia Berrondo, ex dueños de Bital. Los Berrondo también son propietarios de Mabe y de un banco, Bankaool y ni aun así, se deciden.
Habrá que ver…