Main logo

Elecciones para llevar

Obama fue el gran perdedor, quiso quedar bien “con Dios y con el Diablo” y quedó mal con todos.

Por
Escrito en OPINIÓN el

El pasado martes 4 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones intermedias en los Estados Unidos. Voy a escribir este artículo en 3 partes, la primera explicando y narrando los hechos que sucedieron ese día, lo segundo tratando de analizar lo que pasó, y por último, voy a dar mi interpretación a futuro.

 

Para comenzar, me gustaría explicar cómo es que se llevan a cabo las elecciones en Estados Unidos. Como sabremos, los periodos presidenciales duran 4 años y los presidentes pueden reelegirse por una única ocasión; es decir, lo máximo que un presidente puede ejercer el poder son 8 años. Ahora bien, cada dos años hay elecciones intermedias (igual que en México) en las cuales se renueva la Cámara de Representantes y la tercera parte del Senado. Los congresistas duran en su encargo dos años y los senadores seis. Todos ellos pueden reelegirse indefinidamente, hasta que sus votantes así lo decidan. No existen los legisladores plurinominales y todos son electos por el voto popular.

 

Pues bien, el pasado martes se llevaron a cabo estas elecciones, marcando así los primeros 6 años del gobierno de Barack Obama, puesto que su administración terminará en 2016.

 

Barack Obama es un presidente demócrata, que llegó al poder con altas expectativas, siendo además el primero de origen afroamericano, ganador del Premio Nobel de la Paz en sus inicios y con gran popularidad internacional. Con una ligera ventaja, durante los primeros años, gobernó también con sus aliados en el Congreso, sin embargo, el pasado martes las cosas quedaron de la siguiente manera: en el Senado, los demócratas perdieron 7 asientos en total, para quedarse con 44, mismos que ganaron los republicanos (GOP) para quedarse con 52. El resto son independientes. Se necesitan 51 para hacer mayoría.

 

En la Cámara de Representantes, los demócratas se quedaron con 184 y los republicanos con 244; para hacer una mayoría se necesitan 218. Y en los estados donde hubo elección, los resultados quedarán así: 31 estados republicanos y 17 demócratas.

 

Los números que faltan de contabilizar son elecciones especiales, o bien, casos específicos diferentes de la elección general, o bien, sujetos a un proceso distinto. En el caso del Congreso, esta nueva legislatura será la que termine junto con la actual administración de Barack Obama, con todo lo que ello implica.

 

Ahora bien, voy a tratar de explicar lo sucedido, a grandes rasgos es sencillo: los republicanos arrasaron. Digamos que en México hay una frase coloquial que reza: “carro completo”. Claro, no es que los miembros del GOP (Grand Old Party, como se le conoce al Partido Republicano) hayan ganados absolutamente todas las posiciones, pero es evidente que tendrán mayoría en el Congreso y la mayoría de los estados también serán gobernados por ellos.

 

Lo anterior es atribuible directamente al deterioro de la imagen y la popularidad de Barack Obama a lo largo de los últimos 6 años. Entre otras cosas, algunos de los problemas que enfrentó esta administración hasta el momento fue que no ha sido capaz de alcanzar los acuerdos necesarios en el Poder Legislativo; de manera concreta la gente le reclama que la economía no va bien. Quizá sí en términos macroeconómicos, pero ello no se ha reflejado en el bolsillo de la gente (y como ya lo dijeron en la época de Clinton: “It’s the economy, stupid!”).

 

Lo segundo que salió mal es precisamente el voto latino. Obama prometió una reforma migratoria que no fue capaz de concretar y la promesa incumplida le generó enormes costos, toda vez que la población de origen hispano ha crecido enormemente (convirtiéndose quizá en la primera minoría – o a punto de serlo – inclusive por encima de aquellos afroamericanos). El hecho de no haber alcanzado la mencionada reforma, enojó profundamente a mucha gente, que tradicionalmente vota por los demócratas, cambiando el sufragio por el GOP, a ver si ellos les cumplen (o al menos les dan mejores condiciones de vida y legales). Por último, algunos escándalos como los del espionaje telefónico, mermaron también la popularidad de Obama en buena medida. En resumidas cuentas: Obama fue el gran perdedor.

 

Ahora bien, respecto a lo que sucederá, hay dos escenarios: lo primero es que los demócratas culpen absolutamente a los republicanos y de ahora en adelante, todo aquello que no salga, será atribuible a la mayoría republicana en el Congreso, ello con miras a reclamar más adelante, de cara a la elección presidencial de 2016.

 

El GOP tendrá que elegir si coopera o no coopera con Obama, y en caso de hacerlo, a qué costo sería. Lo que está en juego es la próxima presidencia de los Estados Unidos.

 

Entre ellos, Hillary Clinton tratará de aprovechar la situación a su favor y mostrar que ella sería capaz de llegar a acuerdos. En mi opinión personal creo que los republicanos no tienen absolutamente ningún incentivo para hacerlo y no están en un tono conciliador.

 

El gran reclamo de Obama es que quiso quedar bien “con Dios y con el Diablo” y quedó mal con todos. Y ahora que ha perdido la mayoría frente a un opositor y agresivo Congreso, no parece que la parálisis se vaya a mover de donde está. El tiempo lo dirá.

 

@fedeling