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El TLCAN y su patología

A 23 años de la entrada en vigor del TLCAN las cosas no parecen ser muy distintas.

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Escrito en OPINIÓN el

En estos tiempos de incertidumbre internacional, la relación México-Estados Unidos ocupa un lugar central. Desde la llegada de Donald Trump, nuestro país vive bajo el constante asedio y amenaza por parte del vecino país, en diversos rubros. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), representa uno de los más significativos, la advertencia por parte de Estados Unidos en torno a su salida definitiva o en todo caso, la de efectuar una profunda renegociación de éste, con el objeto de endurecer las políticas comerciales con sus socios, mantiene en vilo a las autoridades mexicanas.

En este sentido, el derecho de los tratados debe ser materia de reflexión y análisis, sin duda. Debemos recordar al destacado internacionalista español, Antonio Remiro Brotóns quien explica claramente que los tratados no son inmutables, “…sino que se ven afectados por el paso del tiempo y han de cambiar cuando lo hacen las circunstancias, sobre todo políticas, económicas y sociales, que los originaron”. Por tanto, se hace necesaria su revisión, misma que puede ser parcial o total, en el primer caso, a través de una enmienda; en el segundo, se trata de la sucesión del tratado. Empero, en ambos casos, estamos hablando de una prerrogativa de las partes, salvaguardada por el derecho internacional, esto significa que los países que forman parte de determinado tratado se encuentran en plena aptitud para llevar a cabo los cambios necesarios con el objetivo fundamental de mejorar sus relaciones comerciales o de cualquier otra índole.

Remiro Brotóns, brillantemente explica el derecho internacional y la patología de los tratados refiriéndose concretamente a la nulidad, terminación y suspensión de la aplicación de los tratados. Conceptos jurídicos que identifica con la imperfección de la norma internacional, pero sobre la que advierte la amplitud y bondades que emanan de la voluntad irrestricta de las partes.

El día jueves 27 de abril, el presidente norteamericano manifestó que ha reconsiderado su salida del TLCAN, en atención a las peticiones de sus homólogos de Canadá y México, por consiguiente, anunció que ahora se encuentra más que decidido a renegociarlo. Hasta ahora la volatilidad e imprevisibilidad parece ser el signo inequívoco de la era Trump. Dicha inconsistencia para México y cualquier otro país no deja de ser preocupante, considerando el rol preponderante a nivel mundial del liderazgo estadounidense, en este contexto es que todos los medios se empeñan en destacar los resultados desastrosos que dicha salida o renegociación puede significar para la economía mexicana, tomando en cuenta que en dicho tratado somos considerados como el socio más débil y por supuesto el que resultaría más afectado ante cualquier contingencia.

Pero seamos claros, a 23 años de la entrada en vigor del TLCAN, las cosas no parecen ser muy distintas, no se ha eliminado o por lo menos facilitado el libre tránsito de personas, bienes y servicios a través del vasto territorio norteamericano; la eliminación de barreras comerciales y arancelarias para promover, efectivamente y para todos, condiciones de competencia leal entre los países, tampoco es un rubro que se ha conseguido. El país, una vez más se encuentra inmerso en una severa crisis económica, la nación no deja de convulsionarse socialmente por la violencia, corrupción e indolencia del Estado, tampoco es ajena la ciudadanía a la violencia extrema de la delincuencia organizada desbordada en el país, como tampoco, es distinta la relación de sumisión que las autoridades mexicanas mantienen con los Estados Unidos.

Asistimos, trágicamente para los propósitos de un tratado de esta naturaleza, a una relación tripartita (México, los Estado Unidos y Canadá) que en dos décadas no creció, no se desarrolló, ni evolucionó como sí ocurrió, en otras regiones del mundo, en el que los procesos de integración económica han mejorado y transformado de acuerdo a las necesidades de sus participantes, por ejemplo, la Unión Europea, que, aunque vive una de sus peores crisis de identidad, ha logrado consolidar un derecho común europeo, es ejemplo de la libertad de tránsito transfronterizo de personas y mercancías. También el Mercado Común del Sur que, con un ritmo menor de crecimiento, no ha dejado de mostrar avances desde su creación en 1991 en materias como la salud, el trabajo, la cultura y la educación, sin importar demasiado la composición política de sus miembros, ya sean de izquierda, centro o de derecha, han sabido encontrar, desde la igualdad de condiciones, los acuerdos comunes que revitalizan el sentido de sus acuerdos en la región.

Si bien, la renegociación del TLCAN no es un logro del actual gobierno, tampoco debe entenderse como una afrenta del gobierno estadunidense, más bien debe vislumbrarse como una necesidad entre las altas Partes contratantes para hacer ajustes en el desequilibrio de la relación. Por supuesto, cada quien mirará el problema desde su propia óptica, y según lo establece el artículo 2202 “las Partes podrán convenir cualquier modificación o adición a este Tratado (…) Las modificaciones y adiciones acordadas y que se aprueben según los procedimientos correspondientes de cada Parte, constituirán parte integral de este Tratado”.

Es en este contexto que la eventual enmienda y modificación del tratado deberá sujetarse en lo general a las disposiciones de la Convención de Viena sobre el Derecho de Tratados de 1969 y, en lo particular a las prevenciones del propio TLCAN. Se trata de una ventana de oportunidad que debe tomarse como tal, Trump y Trudeau ya se pronunciaron claramente sobre qué quieren para sus naciones en torno al tratado, es hora que México también asuma una postura determinante con respecto a lo que más nos conviene como país, de no hacerlo, estaremos enfrentando algo más que una desequilibrada relación entre pares, me refiero a una verdadera fractura social al interior, debido a la falta de capacidad de la élite gobernante para atender los grandes problemas nacionales que se recrudecerán aún más, en caso de no asumir las negociaciones con miras al bienestar general de los mexicanos.

kopry.50@gmail.com