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El tiempo de los jóvenes: un necesario reconocimiento

A Alma, quien celebra su juventud y lucha por el futuro.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace unos días, Camilo, un estimado amigo, hablaba de dos principios de convivencia social (que parten del sentido común, digo yo). El primero señala que en las cantinas no debe hablarse de política o de religión (aunque de cualquier forma siempre se abordan y  cuando el agua está por derramarse el principio funciona como mediador para que vuelva la cordura).

 

El otro principio es que un político nunca debe meterse con los estudiantes (aunque todo político quisiera ser adorado por ellos). Sobre el primer principio poco puede decirse y ojalá en las cantinas, en las peluquerías (donde siempre se hablaba de eso y el peluquero tenía la razón: traía la navaja), en las estéticas, en el mercado, en el cine, en la parada del autobús, en todas y cada una de las actividades y espacios de la vida cotidiana pudiera hablarse de política, pues esa sería una forma en que podríamos aprender a reconocer al otro, sus ideas y a confrontarlas, debatirlas, para encontrar espacios de participación ciudadana.

 

Sobre el segundo, afortunadamente y a pesar de los pocos espacios de reflexión y de la  mediatización de conciencias que los medios de comunicación provocan (y a través de ellos o por ellos los políticos “profesionales” han ejercido para su propio beneficio), los jóvenes no son impermeables a la realidad y han decidido tomar las riendas de muchas cosas, callando así a todas esas voces que siempre han dicho que no tienen interés en nada.

 

Hay, por supuesto, todo tipo de jóvenes: los que trabajan y no tienen tiempo de otra cosa, los que estudian, los que se rebelan, los que se acomodan o niegan la historia (veamos al joven priista que suspira por Díaz Ordaz), los que no tienen oportunidades, los que aspiran a enseñar a otros.

Los dos mundos

Peña Nieto empezó mal. Todavía no obtenía el triunfo (que buscaba a como diera lugar) y tuvo una grave confrontación con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana. Eso no impidió que “ganara”, por supuesto con grandes y documentadas faltas, pero sí marcó su gobierno, ese sexenio de dos años. Los jóvenes han decidido actuar pues han sido agredidos, asesinados (son seis en septiembre y no hay responsables reales, objetivos, y no hablamos sólo de los que dispararon, jóvenes también como carne de cañón, sino de los que ejercen la política que permite esos hechos).

 

Los jóvenes han decidido manifestarse y como una incontenible ola están presentes lo mismo en las calles de la ciudad de México, que en Zacatecas, en Chilpancingo, en más de veinte estados de la república y también en otros países, incluso en los juegos de futbol. Sorprende que los jóvenes, que podríamos suponer despolitizados, sean tan creativos y en el minuto 43 de un partido de futbol en Holanda, que en México tuvo una gran audiencia, se manifiesten protestando por los desaparecidos.

 

Los jóvenes nos están diciendo algo: “otro mundo es posible”, y ellos están dispuestos a tomar las riendas. Saben los juegos de los políticos y no se amedrentan en las mesas de negociación, esas donde los representantes gubernamentales quieren dar lecciones y salen trasquilados.

 

Las advertencias

Tan reconocen los políticos el incontenible ímpetu juvenil que, ante los juegos panamericanos que se inician hoy, la rectora de la Universidad Veracruzana conminó a los estudiantes de esa entidad a que no se manifestaran en estos días, lo que si bien parece una preocupación, es más una advertencia de lo que puede pasarles cuando tienen a un declarado fascista de gobernador que no dudará en utilizar la fuerza pública para “mantener la tranquilidad” de los juegos (¿revivimos el pasado?).

 

La “quema” de la puerta de palacio nacional y de la puerta del palacio de gobierno en Xalapa son una muestra de los intentos por escalar las provocaciones, propiciar la represión y lograr dos aspectos más: uno, que la gente decida no ir a más manifestaciones por las acciones violentas y, dos, desviar la atención de la población sobre lo importante: los desaparecidos, las marchas, las protestas. Los medios de comunicación se centran en las agresiones a los “monumentos nacionales” para criminalizar, una vez más, a los jóvenes.

De pilón…

Aunque pensemos que las redes sociales son un mecanismo de información, la verdad hay mucha más gente de la que puede suponerse que sigue las noticias en televisión y ahí norma su criterio. ¿Qué sigue? ¿Hasta cuándo pueden seguir las manifestaciones? ¿Cuáles son los siguientes pasos? ¿Quiénes los convocan, cómo, cuándo, dónde?

 

Son las cuestiones a analizar. Una de las características de estos movimientos es que son horizontales, sin “vanguardia” que los represente y tendrán que aventurarse a una incipiente estructura de organización, nada permanente, siempre en constante movimiento. Los jóvenes nos dicen a todos los ciudadanos que ellos están aquí para hacerse cargo: escuchemos y apoyemos sus esfuerzos. Es su tiempo. Nosotros estamos listos para defenderlos ¿o no?

Facebook: carlos.anayarosique

Twitter: @anayacar

 

(Obviedades es un ejercicio de reflexión que comparto con mucho gusto no para que estén de acuerdo sino para hacer conciencia de las contradicciones de un régimen… que puede ser cualquier régimen, no importa el partido, por supuesto)