En días pasados, el Vaticano exhortó a rescatar el “sentido espiritual de la Navidad”, mismo que se ha perdido con el consumismo fomentado por la mercadotecnia. Y es que no deberíamos olvidar que la Navidad es el “anuncio de una gran alegría (…) el nacimiento del Salvador: El Mesías, el Señor”, Lucas 2:10-11.
En el marco del Año de la Misericordia, Su Santidad Francisco ha dicho que la Navidad es la fiesta de la infinita Misericordia de Dios, como dice San Agustín de Hipona: “¿Pudo haber mayor misericordia para los desdichados que la que hizo bajar del cielo al creador del cielo y revistió de un cuerpo terreno al creador de la tierra?”.
Por ello, en este 2015 anhelamos que la celebración del nacimiento de Cristo sea “la puerta de la fe” (Hch: 14,27), abra el camino hacia la comunión con Dios y con nuestros semejantes. Pues debemos tener en cuenta que “Jesús es el regalo más preciado, el don auténtico de Dios a su pueblo, para que vivamos plenamente en la comunión con Él y con los hermanos”.
Ya que “aquel niño envuelto en pañales y acostado en el pesebre, es Dios que viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la Paz”, decía el Papa Juan Pablo II.
En esta época en la que el mundo y nuestro país se encuentran amenazados por la violencia y por la crisis de principios y valores, debemos reflexionar en torno a la “bondad de Dios y su amor por el hombre” (Tt 3,4). Y es que, la Navidad es la temporada idónea para recordar que “Jesús es el regalo más preciado, el don auténtico de Dios a su pueblo, para que vivamos plenamente en la comunión con Él y con nuestros hermanos”.
San Francisco de Asís decía que la Natividad era “la fiesta de todas las fiestas” y la celebraba con “inefable fervor”. Es por ello que espero que esta Noche Buena sea el escenario para que el pueblo católico pueda agradecer y mirar con esperanza el camino que nos falta por recorrer para convertirnos en personas más humanas y sensibles.
De igual forma deseo que en esta época de reflexión, la fe en Jesucristo sea la guía hacia una auténtica y renovada conversión hacia el Señor, quien reveló que es “el amor lo que salva y llama a los hombres a la transformación de la vida mediante la remisión de los pecados” (Hch 5, 31).
Asimismo, estoy cierto de que “¡Dios será el mejor regalo para ti y tu familia, porque sólo en Él podemos encontrar la luz y la fuerza para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio del sufrimiento, de la enfermedad, del dolor humano, de la culpa y de la muerte!”.
Te invito entonces a escuchar las sabias palabras del Papa Francisco, quien esta Navidad de 2015 nos exhorta a cultivar la "planta" del matrimonio y al mismo tiempo cuidar la relación con los hijos: “hable con sus hijos, escúchelos, pregúnteles que piensan”, porque este diálogo entre padres e hijos es sumamente positivo y reconfortante.
Sólo con nuestra guía los hijos podrán crecer con madurez, deja un poco de lado los regalos materiales, bríndales esta noche tu atención y proponte como meta para el próximo año dedicarles mayor tiempo para conocer sus deseos, sus miedos y aspiraciones, para que con tu ejemplo puedas darles mayores enseñanzas para su futuro.
Pero no olvidemos a nuestros padres y abuelos, pilares importantes para la familia, en ellos está la sabiduría y experiencia, no los dejemos a la deriva, antes de que sea demasiado tarde dediquemos tiempo a escucharlos, tratémoslos con amor y brindémosles los cuidados y atenciones necesarias.
Deseo que durante esta celebración puedas encontrar la paz y la armonía, pero no necesitas ir muy lejos, pues éstas se encuentra en ti y junto a los tuyos.
¡Feliz Navidad!, te deseo con el respeto y afecto de siempre.
Linkedin: simón-vargas-aguilar
www.inprincipioeratverbum.com.mx
simon@inprincipioeratverbum.com.mx
*Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: http://eepurl.com/Ufj3n