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El secuestro y la duda

En los tiempos de la duda nada es verdad todo es mentira.

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Escrito en OPINIÓN el

Gracias a las “benditas” redes sociales, hoy la moda es la duda.

 

Dudar de todo; de lo que dice el presidente, de lo que dicen los gobernadores, los políticos en general. Dudar de los medios, de los periodistas y de la propia realidad.

 

El deporte de moda es ver todo, o casi todo, a través de la duda.

 

Y la duda no es aquel hecho poco claro no comprobable o no comprobado. No, la duda –en los tiempos modernos que son los tiempos de las redes–, surge de una mera ocurrencia; de la ignorancia, del desconocimiento, de la desinformación y hasta del valemadrismo.

 

Se duda de todo, incluso de que exista la duda. Dudar es lo más parecido, en los tiempos modernos, a poseer la verdad absoluta.

 

Si cayó un rayo, la siempre aguerrida “legión de idiotas” pone en duda la caída del rayo; discute si el rayo cayó de arriba para abajo, si salió de abajo para arriba, si lo produjo una descarga eléctrica natural o si resulta de un complot venido de quién sabe dónde.

 

En los tiempos de la duda nada es verdad todo es mentira. En los tiempos dudosos la realidad misma está en duda.

 

Es de día o es de noche. Nadie lo sabe, nadie pretende saberlo. Lo cierto es que siempre habrá, gracias a las redes sociales, quien diga que es de día, a pesar de que el sol está oculto. Dirán que “han tapado el sol con un dedo”.

 

Y viene a cuento, porque la más reciente duda surgió a partir de un dudoso secuestro del aún más dudoso futbolista, Alan Pulido.

 

Ya no se duda sólo del secuestro. No, ahora también se duda de que Alan Pulido sea futbolista, se duda que milite en el Olympiacos de Grecia.

 

Se duda de su existencia misma, porque incluso hay mensajes en redes que dicen que el futbolista Pulido al que rescató el gobierno de Tamaulipas, no se parece al verdadero futbolista. Alguien lo habría suplantado.

 

También se duda de la autenticidad de los secuestradores. Que si eran aprendices, que si eran improvisados, que si era un juego de niños.

 

Y son muchos los que dudan sobre la autenticidad del secuestro. Ahora resulta que un secuestrado debe permitir que sus plagiarios lo maten para que su muerte sea el estandarte cierto, válido y valedero contra la duda.

 

Igual que en su momento dudaron de los militares que abatieron a un grupo criminal en Tlatlaya, en ese entonces los guerreros de la duda –esos que pululan como jauría babeante en las redes sociales-, reclamaban a los militares que si querían ganarse el crédito y alejar la duda, debieron dejarse matar.

 

Y en medio de la tragedia que vive buena parte del México moderno, a causa de la violencia, la otra tragedia es la duda.

 

Hoy todos dudan; dudan de la existencia misma del Estado mexicano, de la democracia mexicana, de las leyes mexicanas; dudan de la política y de los políticos, dudan de la propia duda.

 

¿A quién le vamos a creer, a los que dudan o a la duda?

 

¿Qué ocurrió en el caso del futbolista Alan Pulido? Como están las cosas hoy nadie sabe nada porque todos dudan.

 

La duda es la nueva realidad.

 

Al tiempo

 

@RicardoAlemanMx

@OpinionLSR