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El príncipe que sufre por culpa del petróleo…

Arabia Saudita está en problemas financieros graves, en camino de la quiebra, dice Fortson.

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Escrito en OPINIÓN el

Como si fuera dulces, el Rey Salman de Arabia Saudita repartió Rolexes durante su visita de dos días a Washington en septiembre del año pasado. Regaló el equivalente a 870 mil dólares en relojes a los funcionarios con los que se reunió, incluyendo a Barack Obama, el presidente que será sustituido en unos días por Donald Trump en la Casa Blanca.

 

Danny Fortson, en The Sunday Times, cuenta con detalle que este es el tipo de experiencias que se esperan al entrar en contacto con el líder del mayor productor de crudo del mundo. Pero esta generosidad en producto de una realidad diferente.

 

Arabia Saudita está en problemas financieros graves, en camino de la quiebra, dice Fortson. El colapso del precio del crudo, una costosa guerra en Yemen y un estado protector que subsidia de más a sus súbditos, ha puesto al reino en la ruta de la insolvencia.

 

En su texto, The Sale of The Century, Fortson cuenta que el año pasado el reino quemaba mil millones de dólares  diarios de sus ahorros para sobrevivir, a ese ritmo, sólo lograría continuar viviendo su vida de país rico dos años.

 

El Rey le encargó a su hijo de 31 años Muhammad bin Salman, o MBS, como es conocido, alejar al país del colapso financiero.

 

La modernización llega con un plan radical, algo antes impensable, una oferta de 100 mil millones de dólares en acciones de Aramco, que produce 10 por ciento del crudo que consume el mundo. Esa sería la oferta de títulos más grande de la historia y equivaldría a 5% del total de Aramco, lo que se traduce en que la empresa costaría unos dos billones de dólares.

 

Ya están en busca de agencias de relaciones públicas y banqueros que lleven a cabo el plan maestro. McKinsey, la prestigiosa empresa de consultoría, ya elaboró un documento que circula entre los interesados.

 

Industrias enteras, dice, serán privatizadas. Las puertas de esta cerrada economía se abrirán en grande. Millones de mujeres, que por cierto no tienen permiso de conducir o abrir una cuenta por sí mismas, serán bienvenidas en el mundo laboral. Un diplomático le dijo a Fortson: “La ironía es que la familia real ha utilizado el petróleo para desacelerar el cambio social. Ahora ellos van a usarlo para acelerarlo”.

 

Esta historia que leí hace unos meses regresó a mi mente precisamente el día en que escuché del gasolinazo y comencé a leer los mensajes de gobierno acerca de la muerte de la gallina de los huevos de oro de México, en referencia a Pemex.

 

Arabia Saudita está al borde de la crisis y su sistema político y control están en riesgo de desaparecer y perder fuerza de la noche a la mañana.

 

El precio del petróleo, recuerda The Sunday Times, ha estado cayendo en los últimos dos años, desde los 114 dólares por barril que pagaban en 2014, a los 52 dólares que aproximadamente se pagaban al finalizar el año pasado.

 

El hoyo en el presupuesto de Arabia Saudita los pone bajo observación del mundo.

 

Los signos de problemas comienzan a notarse.

 

Ya amenazaron con cortarle sus salarios a los funcionarios y los subsidios del agua han sido reducidos, lo que representa alzas en los hogares de hasta 500% en las cuentas.

 

El peligro, advierte un profesor de Catham House, es que el joven príncipe está pesadamente influenciado por las ideologías de libre mercado, que no pueden apreciar lo que se requiere para transformar una economía de 32 millones de personas que están acostumbrados a fuertes subsidios y nada de impuestos.

 

Un banquero agrega: “El riesgo es que (MBS) corre más rápido de lo que el resto del país puede caminar”.

 

Y mientras sigo escuchando quejas del gasolinazo y a algunos lectores de noticias decir que en este país no pasa nada, pienso que los mexicanos transitamos por el camino que tomará Arabia Saudita, de la noche a la mañana. El experimento México seguro que le servirá a la realeza para evitar futuros problemas. Es más, ya deberían estar regalando Rolexes por Los Pinos, para conocer qué es lo que le pasa a sus amigos mexicanos en este momento. Seguramente los funcionarios mexicanos agradecerán la generosidad de tan distinguidas visitas, aunque probablemente un Rolex o un Hublot les parezcan poca cosa.

 

Y cualquier parecido con la realidad mexicana… es mera coincidencia.

 

Radio pasillo

 

A nadie en el gobierno federal le agradaron las formas que utilizó Ivonne Ortega para destaparse como aspirante a la candidatura del PRI para las elecciones del año 2018. La ex gobernadora de Yucatán mencionó que se debería construir un frente contra el gasolinazo, planteamiento que contradice la postura del gobierno federal.

 

Incluso, las declaraciones impulsaron y empoderaron las críticas que la oposición y la sociedad en general tienen respecto a la medida que tanto afecta a los mexicanos. Lo que nadie sabe es que hay una razón de peso para destaparse unilateralmente, y todo radica en que Ivonne Ortega perdió la confianza en el primer círculo del presidente Enrique Peña Nieto, quien durante los primeros años de la administración la ayudó a consolidarse como una de las líderes con mayor peso en la estructura del gobierno-PRI.

 

Los cercanos afirman que la diputada con licencia le avisó de su destape al presidente Peña, pero nunca mencionó los tiempos, por lo que huele más a oportunismo, traición y berrinche.

 

Sin embargo, la ex gobernadora de Yucatán perdió fuerza y apoyos, por lo que decidió emprender el camino solamente con su equipo cercano, aunque se mencione que Manlio está detrás de la estrategia de la precandidatura.

 

Todos a la distancia la ven como una priista que no tiene la mínima oportunidad de competir contra Andrés Manuel López Obrador, Margarita Zavala, José Narro y Miguel Osorio, quienes puntean las preferencias electorales. La realidad es que muchas corrientes del PRI visualizan la forma de actuar de la ex gobernadora de Yucatán, como la escuela de Ulises Ruiz, ya que con declaraciones mediáticas buscan desequilibrar la estructura del tricolor, golpear (como si lo necesitará) al gobierno de su mismo partido, y al mismo tiempo, anteponer sus intereses personales ante cualquier escenario que se presente.

 

@takaink 

@OpinionLSR