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El mito de la austeridad en el Congreso de la Unión

Con la desigualdad que impera en nuestro país, no podemos permitir que siga el dispendio en los poderes públicos.

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Escrito en OPINIÓN el

Es común que dentro del Congreso año con año encontremos un llamado a la austeridad y eficiencia que desgraciadamente sólo se queda en el discurso. La realidad es que en muchos rubros existe incremento en la asignación de recursos y discrecionalidad en el gasto.

 

Basta con hacer una somera revisión de las notas periodísticas para encontrar el dispendio que se realiza tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República ¿De qué austeridad hablamos cuando en el Senado gastaron más de 70 millones de pesos en muebles italianos o cuando se pagan casi 200 mil pesos por por 5 fotografías?  Como estos casos podemos encontrar cientos más.

 

Estos casos también se presentan en el ejercicio de gastos de los distintos órganos del Congreso: comisiones, grupos parlamentarios u órganos de gobierno muestran fuertes incrementos. Por ejemplo, en el Senado, el costo de las comisiones de trabajo aumentó en un 124%, de un costo promedio de 306 mil pesos mensuales por comisión durante noviembre del 2012, pasó a 688 mil pesos durante el primer semestre del 2014. Aquí es más complejo hacer una crítica a la asignación de los recursos porque hablamos de la profesionalización del trabajo legislativo que tanta falta le hace a nuestro Congreso, sin embargo, lo mínimo que requerimos como ciudadanos es conocer los motivos de los aumentos solicitados.

 

Desgraciadamente este tipo de “escándalos” tienen su auge en coyunturas políticas determinadas, ya sea al término de la legislatura o en los cambios en los órganos del Congreso. Es necesario que nosotros como ciudadanos aprovechemos la Ley General de Transparencia -que permite conocer de mejor manera el destino de nuestros recursos- y estemos en permanente observancia de cómo se gasta en nuestro país.

 

Las políticas de austeridad que han desarrollado ambas cámaras son insuficientes. Eliminar comisiones improductivas es una buena medida pero puede ser una decisión errada, dado que en ocasiones la improductividad no viene por falta de temas a discusión, sino por la inexistencia de voluntad política para reunirse y trabajar. La austeridad debe ir dirigida -entre otras cosas- a terminar con las subvenciones que reciben los partidos políticos sin fundamento alguno.

 

Con la desigualdad que impera en nuestro país, no podemos permitir que siga el dispendio en los poderes públicos. Exigir transparencia, austeridad y rendición de cuentas es tarea de todas y todos. De nada servirán los discursos estériles mientras los legisladores no cambien la forma de hacer política, por lo tanto es una oportunidad para la legislatura que se avecina hacer compatible el discurso con la acción.

 

@BordePolitico

 

El autor es:

 

Rodrigo Ramírez @rodrigo_rq

Egresado de la carrera de Ciencia Política y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su interés académico y profesional se centra en temas del Poder Legislativo, sistema electoral, competencia y desarrollo rural. Es Coordinador de investigadores en el área de Análisis Político y Legislativo de Borde Político A.C. rodrigo@bordepolitico.com