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El gran fracaso de la fiscalización en el INE

Un tope de gastos es un parámetro de equidad, para que quienes compitan tengan un piso parejo y gane la mejor opción.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace algunas semanas el Consejero Presidente del INE anunciaba con bombo y platillo que se había concluido con la revisión de los gastos de los candidatos federales y locales, y que después de una “robusta fiscalización” se había concluido que no había ninguna elección en el país que se tuviera que anular por rebase de topes de gastos de campaña. Asimismo, Lorenzo Córdova señaló que la fiscalización a nivel nacional había sido la más “amplia y exhaustiva” de la historia, la cual implicó la revisión de 13,550 candidatos; 2,667 federales y 10,883 locales.

 

En contraste con lo manifestado por el Presidente del INE, la Consejera Pamela San Martín criticó duramente el trabajo realizado por la Unidad de Fiscalización de esa institución, y señaló que en su opinión, el trabajo llevado a cabo por el INE no cumplía con las obligaciones de rendición de cuentas a las que están obligados los partidos y las propias autoridades.

 

Apenas el viernes pasado, la Sala Superior del Tribunal Electoral resolvió una serie de juicios presentados por todos los partidos políticos nacionales, y por algunos candidatos, para controvertir los resultados arrojados por la fiscalización del INE.

 

Para empezar, el Tribunal Electoral dejó en claro que la fiscalización llevada a cabo por el INE no fue robusta ni mucho menos profesional, y que los dictámenes consolidados fueron deficientemente elaborados. Además que el INE incurrió en diversas omisiones, la más importante, que no resolvió las quejas por rebases de tope de gastos de campaña, junto con los dictámenes sobre los gastos de candidatos.

 

En suma, la Sala Superior concluyó que el trabajo llevado a cabo por el INE no cumplía con los propósitos que le asignaron a partir de la reforma político-electoral de dos mil catorce, esto es, servir para determinar si un candidato rebasó el tope de gastos de campaña, y conocer el monto, origen y destino de sus ingresos y egresos.

 

¿Por qué nos debe interesar la fiscalización de los gastos de los partidos y los rebases de topes de gastos de campaña?

 

Básicamente porque sostenemos un sistema de financiamiento a partidos políticos bastante costoso que tiene su justificación en tres grandes rubros: a) Mantener el equilibrio en la competencia de todas las fuerzas políticas. b) Disminuir la influencia de grupos de interés en la política y c) Generar condiciones para que nuevas fuerzas políticas puedan subsistir en el sistema.

 

Un tope de gastos es un parámetro de equidad, para que quienes compitan tengan un piso parejo y gane la mejor opción, y no el candidato o el partido que invierta más dinero, sin importar de dónde lo obtenga.

 

Si el INE no tiene la capacidad o la posibilidad de revisar adecuadamente los gastos de los partidos políticos, para poder conocer el origen y destino del dinero que utilizan, entonces no tiene ningún sentido seguir sosteniendo un sistema tan caro de partidos políticos, ni mucho menos una extensa estructura burocrática que supuestamente los fiscaliza exhaustivamente.

 

De acuerdo con cifras del presupuesto de egresos, el gasto del INE es el más alto de todos los organismos autónomos, por encima del INEGI, el Tribunal Electoral, el IFETEL, la CNDH, y todos los demás. Una gran parte de ese gasto se destina al financiamiento de los partidos políticos que para el 2016, que no es año electoral, ascenderá a tres mil millones de pesos, y que de acuerdo con el Consejero Benito Nacif lo que se busca es evitar que los candidatos, políticos y partidos tengan que vender el alma al diablo para ganar una elección.

 

Dados los resultados de la fiscalización realizada por el INE parece ser que no es necesario “vender el alma al diablo” para ganar una elección como señala el consejero Nacif, sino simplemente hacer caso omiso a la ley, y aplicar la nueva máxima electoral de, el que no gasta no gana.

 

Lo más lamentable del asunto es el mensaje que el INE transmite sobre las elecciones en México, que como bien lo menciona José Roldán Xopa[1] es que la obtención del voto es válida aun cuando se viole la ley.

 

Como resultado de la sentencia del Tribunal Electoral, el INE contará con cinco días para completar la titánica labor que no pudo llevar a cabo de manera adecuada en varios meses. Esta semana conoceremos los resultados, sin embargo dadas las condiciones en que se presentan, no puedo más que expresar mis dudas al respecto.

 

@pacozorrilla

 

[1] Artículo publicado en La Silla Rota el pasado 10 de agosto.