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El fantasma del fraude electoral norteamericano

La diferencia entre la candidata demócrata y el republicano es prácticamente de dos puntos porcentuales.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace un par de semanas, en una entrevista para el Washington Post, el candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos sostuvo que le preocupaba lo que estaba sucediendo en su país con las leyes para identificar a los votantes.

 

En particular porque según Donald Trump, se puede dar el caso de personas que voten hasta diez veces en la misma elección, ya que en muchos estados de la Unión Americana no se requiere de una identificación oficial para votar, ni se cuenta con mecanismos para acreditar la identidad del votante.

 

Las declaraciones de Trump sobre este tema son especialmente importantes, si tomamos en consideración que también algunos gobernadores y legisladores republicanos se han manifestado en el mismo sentido.

 

Aunado a lo anterior, y de acuerdo con los resultados de diversas casas encuestadoras norteamericanas al seis de septiembre de este año, la diferencia entre la candidata demócrata y el republicano es prácticamente de dos puntos porcentuales.

 

Todo ello puede generar un caldo de cultivo propicio para un conflicto post electoral, similar al que tuvo lugar durante las elecciones presidenciales en ese país, hace ya dieciséis años.

 

Al Gore vs. George W. Bush

 

El siete de noviembre del año  2000, los medios de comunicación norteamericanos estuvieron dando la cobertura habitual a la jornada electoral para las elecciones presidenciales de ese país. En días previos ya se anticipaba una elección cerrada en la que los resultados en el estado de Florida serían determinantes para definir quién sería el próximo Presidente de los Estados Unidos.

 

De acuerdo con las encuestas de salida que se dieron a conocer en televisión, el estado de Florida lo había ganado Al Gore. Sin embargo, al pasar de las horas, y ya en la madrugada del día siguiente se rectificó la información para dar a conocer que Bush se alzaba con la victoria.

 

Ese incidente informativo y el cerrado margen de votación motivaron a que Al Gore se retractara de haber reconocido previamente a Bush como ganador, y que se abriera una disputa legal primero ante el Tribunal Supremo de Florida, y después ante la Suprema Corte de Justicia estadounidense.

 

La decisión final de la Suprema Corte fue confirmar los resultados de la elección, al establecer la imposibilidad del recuento manual de votos en el estado de Florida, y por lo tanto confirmar la victoria del que sería el Presidente número cuarenta y tres en los Estados Unidos.

 

Incidencia del fraude electoral

 

Desde mediados de los años noventa entró en vigor en los Estados Unidos, una ley federal para simplificar el registro de votantes en todo el país conocida como “National Motor Voter Law”. Al tratarse de una ley federal, todos los estados norteamericanos tuvieron que expedir las leyes locales correspondientes para materializar los principios contenidos en la ley federal. En la gran mayoría de estas leyes, los ciudadanos pueden registrarse o actualizar sus datos de registro sin mayores barreras y prácticamente sin que se verifique la información que se brinda a esos registros.[1]

 

Una de las razones principales por las cuales las leyes norteamericanas no requieren mayores requisitos para acreditar la identificación de los votantes, tiene que ver con las dificultades que históricamente han sufrido las minorías para acceder al voto en ese país.

 

En 1870 se aprobó la Decimoquinta Enmienda a la Constitución norteamericana que estableció que no se podría impedir a los ciudadanos votar por motivo de su raza, color o condición anterior de servidumbre o esclavitud. No obstante, a pesar de las diversas normas que prohíben estas prácticas, durante los siglos XIX, XX e incluso a principios del XXI, los tribunales estadounidenses han conocido y resuelto sobre una variedad de casos de discriminación electoral, particularmente en los estados del sur de la Unión Americana.

 

En todo caso, parece ser que la evidencia del fraude electoral del que habla Trump y otras personalidades del partido republicano es muy poco significativa. De acuerdo con un reporte de la Oficina de Contabilidad de Gobierno Norteamericana (Government Accountability Office), la incidencia de este tipo de conductas ha sido muy baja en los Estados Unidos y actualmente existen solamente algunos casos, en los que se han condenado a personas por esos delitos.

 

Sin embargo, tomando en consideración las imprecisiones que se llegan a dar en las encuestas, el reciente repunte del candidato republicano, el factor abstencionismo, y el mes de campaña que todavía queda pendiente, no resulta aventurado imaginar un escenario de conflicto post electoral en los Estados Unidos, similar a los que se han presentado en nuestro país. Ya veremos en las próximas semanas el desenlace de estos comicios electorales, que como ningún otro en el mundo, tienen una atención y repercusión global.

 

@pacozorrilla

@OpinionLSR

 

[1] Andrade Eduardo, Deficiencias del sistema electoral norteamericano, UNAM, México, 2001, p.40