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El cisma electoral de Estados Unidos

Con distinto grado de fuerza seguramente veremos una actitud más proteccionista, que limite la libertad comercial y migratoria.

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Escrito en OPINIÓN el

El momento ha llegado, tanto para los electores de Estados Unidos como para el resto del mundo que sigue con atención la contienda por la presidencia de la primera potencia del orbe.

 

Sin dudarlo, el 2016 ha sido testigo de un proceso político atípico, el partido republicano abanderó a Donald Trump, un candidato que no representa las tradiciones del también conocido  “el viejo partido”. El polémico empresario rompió con todos los pronósticos y venció a sus opositores. La base de sus propuestas fue un discurso anti migratorio y que cuestionó fuertemente los vínculos comerciales de Estados Unidos, particularmente los que se crearon con México a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

 

El discurso proteccionista de Trump se abrió el camino frente a una parte de la sociedad norteamericana que ha manifestado su desilusión frente a los resultados de la política económica aplicada durante los últimos años.

 

La precarización del empleo en Estados Unidos y un crecimiento económico que no ha superado el 2.6% después de la crisis del 2009 han sido el caldo de cultivo propicio para la crítica de Trump.

 

En el partido demócrata Hillary Clinton tuvo serias dificultades para vencer a Bernie Sanders, un político de izquierda que también cuestionó el manejo de la economía. Ello ha obligado a que Clinton asuma como propias algunas de las tesis de Sanders, particularmente respecto al TPP, el acuerdo económico que el presidente Barack Obama deseaba instrumentar para enfrentar a China. Hoy su viabilidad está en suspenso.

 

Por ello e independientemente de quien resulte triunfador en la elección, México debe prepararse para los cambios que desde Estados Unidos se aplicarán en los siguientes años. Con distinto grado de fuerza seguramente veremos una actitud más proteccionista, que limite la libertad comercial y migratoria. De igual forma habrá una presión para revisar el TLCAN, los norteamericanos buscarán obtener términos más favorables para su economía y generación de empleo. Su agenda doméstica se trasladará a la externa. Durante el gobierno de Barack Obama varios sectores exportadores ya debieron enfrentar una política proteccionista, eso podría aumentar sin importar el partido ganador. Normalmente los republicanos defienden el libre comercio, sin embargo los postulados de Trump son contrarios a ello. Los demócratas siempre se han caracterizado por atender la agenda interna.

 

Los nexos económicos entre ambas naciones son demasiado fuertes para que se puedan modificar de manera drástica por la decisión unilateral del poder ejecutivo, las grandes empresas trasnacionales de Estados Unidos tienen un peso específico muy elevado en el congreso para limitar cualquier acción de política económica que afecte sus intereses. Por ello es complicado pensar en que se apliquen cambios drásticos a las relaciones productivas.

 

El problema se encuentra en el terreno de la especulación financiera, el mayor riesgo es la incertidumbre provocada por quienes se especializan en obtener ganancias atacando al peso mexicano. A ellos favorece el exagerar sobre los efectos del resultado electoral. Habrá que esperar a quien favorece el voto y con ello conocer si sus primeras directrices realmente se ajustan a las promesas de campaña.

 

@jldg71

@OpinionLSR