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Edomex: la derrota de Anaya

Y es que ni Ricardo Anaya ni Alejandra Barrales son políticos profesionales y, por si existía alguna duda.

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Escrito en OPINIÓN el

Una vez que fracasó la alianza PAN-PRD en el Estado de México –y con ello la alianza en Coahuila-, se confirma que el PAN y el PRD no tienen a los mejores dirigentes.

 

Pero el tema es aún más grave en el caso del PAN, en donde su jefe nacional, Ricardo Anaya, fue superado claramente por una circunstancia adversa que nunca pudo resolver; las divisiones y las peleas internas en Acción Nacional.

 

Dicho de otro modo, que el primero de los grandes perdedores en la contienda electoral de 2017 se llama Ricardo Anaya.

 

Y con esa derrota empieza a cavar su tumba para 2018.

 

¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué fracasó la alianza? ¿Se trata de algo imposible entre el agua y el aceite; es decir, entre el PAN y el PRD?

 

No, el problema no es de temas insalvables. Si hacemos memoria recordaremos que la razón de ser de la política es, precisamente hacer posible lo imposible. Dicho de otro modo, que la política es la mejor herramienta para la solución de cualquier tipo de conflicto.

 

¿Y entonces qué pasó?

 

La respuesta es elemental; no fracasó la política, fracasaron los políticos.

 

Y es que ni Ricardo Anaya ni Alejandra Barrales son políticos profesionales y, por si existía alguna duda, tampoco se dedican en cuerpo y alma a hacer lo mejor por sus respectivos partidos. ¿Por qué?

 

Porque tanto Anaya como Barrales, anteponen al interés del partido su interés personalísimo, su aspiraciones, sus ambiciones.

 

Por lo demás, es probable que las dirigencias del PAN y del PRD deban acudir de manera urgente a dos especialistas de la salud. ¿Por qué?

 

Porque queda claro que tanto Ricardo Anaya cono Alejandra Barrales, están ciegos y tienen problemas de sordera.

 

Y no, no es una broma. Solo un ciego y un sordo no vieron y no escucharon que Alejandro Encinas dijo que no sería candidato al Estado de México, no por un berrinche, por desgano; tampoco por una ocurrencia.

 

Lo cierto es que Encinas tuvo claro –según sus propias encuestas-, que no tenía nada que hacer.

 

Además el señor Anaya y la señora Barrales tampoco vieron y menos escucharon la estridencia que produjo la pelea a muerte entre las dirigencias estatales del PAN y del PRD, respectivamente.

 

En todos los tonos, “los jefes” del PAN en el Estado de México y las “tribus” del PRD en aquella entidad dijeron que no aceptarían la alianza. ¿Por qué razón?

 

Elemental, porque una alianza PAN–PRD en el Estado de México fractura el interés particular de las jefaturas estatales.

 

Nada de eso vieron Anaya y Barrales

 

Al tiempo.

 

@RicardoAlemanMx 

@OpinionLSR