Alberto Sentíes Palacio, dueño del Ferrari y jefe del escolta que agredió a un conductor en marzo pasado, dijo que hay una agresión mediática en su contra. Además aseguró que lo quieren utilizar como "distractor de algunos problemas que el gobierno tiene en este momento".
Por supuesto que el escándalo es rentable.
Sin embargo, no se puede asegurar que el incidente en el que estuvo involucrado el empresario tiene la capacidad de eclipsar o desviar la atención de los grandes temas nacionales.
El nuevo escenario político lo impide.
Aún más. En medios tradicionales y #RedesSociales no hay día sin "escándalos". Lo que varía es la magnitud, el efecto social y los intereses que están detrás de cada uno.
A unos y otros les conviene.
La noticia de alto impacto y el escándalo están ligados íntimamente. Cuando en el escenario público la política funciona como espectáculo, la "guerra sucia" encuentra en el escándalo una de sus formas más nítidas para manifestarse.
Ejemplos sobran.
Para comprender qué hay detrás de ellos debemos analizarlos desde otra perspectiva, porque no todos las noticias son lo que parecen y las causas que están detrás de ellas no se limitan a la justicia o a la defensa de los derechos humanos
El caso de Daphne es significativo.
La adolescente presuntamente violada por cuatro jóvenes en Veracruz está en el centro de un tema de la mayor importancia, cuyo trasfondo —injusto desde cualquier perspectiva—va más allá de la agresión sexual o la violencia contra las mujeres.
Se trata además de un escándalo político.
De la misma manera que se debe reconocer el gran valor que han mostrado ella y su padre para enfrentar públicamente la dramática situación que están viviendo, es indispensable tomar en cuenta que los colocaron en el centro de un fuego cruzado ente personajes y grupos de gran poder.
Son los signos de los nuevos tiempos.
Si el escándalo se ha convertido en artículo de moda permanente es porque este tipo de procesos informativos encajan bien en un proceso útil y atractivo de oferta y demanda.
Por eso hoy es más corta la frontera entre escándalo y noticia.
En este sentido se puede mencionar el video difundido sobre el presunto abuso sexual que cometió Juan Vicente Hernández León en contra de su hija. La viralidad que registró en las redes presionó a las autoridades para que actuaran.
¿Se trata acaso de otro distractor?
Lejos quedaron los tiempos en que el Periódico Alarma era el representante más apasionado de la "nota roja". Sin embargo, el periodismo digital ha tenido que teñirse de otros tonos de rojo o amarillo para responder a las crecientes y diferentes exigencias del espacio público.
Hoy la agenda tiene un nuevo rostro.
La saturación, diversidad, velocidad y fugacidad que caracterizan a las noticias reducen el margen de maniobra para manipular a la sociedad, ya sea escondiendo temas o casos, o tratando de desviar su atención.
Esto no quiere decir que no se intente.
Pero el desprestigio de muchas instituciones y los bajos niveles de aprobación de la clase política en general son las evidencias más importantes de que estamos ante un argumento falso. ¿Qué poder hay que ejercer para ocultar los problemas económicos del país, la corrupción o impunidad que algunos siguen cometiendo, aunque la justicia no los castigue?
La sociedad tampoco se deja engañar fácilmente.
Experimentamos un cambio difícil de comprender. La transición nos conduce hacia otro paradigma que exige analizar con un nuevo enfoque los fenómenos políticos y sociales que definen la relación entre gobernantes y gobernados, entre los medios de comunicación y las audiencias, y entre los diferentes grupos que interactúan día a día en los medios digitales.
El problema principal de las autoridades es otro.
Muchos gobernantes han reconocido desde hace años que les ha fallado la #Estrategia de Comunicación. Además, pocos han considerado elaborar planes de #ComunicaciónDeCrisis con sus respectivos protocolos y líneas de acción tácticas para lograr una comunicación más efectiva con la sociedad.
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