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Dilma, el futebol y las mujeres

Heredera de un gobierno de izquierda (2003-2010) que sacó a más de veinte millones de personas de la pobreza y catapultó a Brasil como la octava economía mundial, Dilma Rousseff se acerca al final de su mandato con buenas oportunidades para un segundo periodo de gobierno, si bien cuestionada por diversos movimientos sociales que protestan por el gasto de mas de 25 billones de Reales (algo así como 11.83 billones dólares) en obras de infraestructura turística, deportiva y vialidades para la realización de la Copa Mundial 2014.

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Escrito en OPINIÓN el

Esta protesta no ha demeritado el hecho de que Dilma Rousseff sea la figura presidencial mas apoyada en toda la historia política de Brasil, de modo que si la elección presidencial prevista para el último domingo de octubre de este año, se efectuara hoy, obtendría 36% del apoyo. Pero tampoco se pueden obviar los riesgos que puede enfrentar considerando que ha perdido casi la mitad del apoyo popular que tenía en marzo de 2010 estimado en 63% de los electores.  

La ex guerrillera no la ha tenido fácil, ya que si bien fue beneficiaria de los rendimientos políticos de la administración lulista, que marcando su raya respecto a los lineamientos de política económica del FMI, fortaleció el mercado interno por medio del aumento en los salarios, la diversificación de los créditos a productores locales y  clases medias para estimular tanto la creación y sustentabilidad de empresas nacionales, como el poder de consumo y bienestar social de más de 100 millones de empleados; su gobierno ha enfrentado también un ciclo de caída en el crecimiento de los mercados internacionales que incluyen el grupo de los BRICs.

Heredó también un ambiciosísimo proyecto de construcción de infraestructura hidroeléctrica (3.7 billones de dólares) sobre el Río Xingú (Estado de Pará) que alcanza zonas del vecino estado de Mato Grosso, conocido como Proyecto Bello Monte. Este proyecto atraviesa el Parque Xingú, una extensa reserva ecológica emblemática en el Brasil y en el mundo (30 mil kmts cuadrados) por ser la primera de su tipo que se reconoce a diversas poblaciones indígenas asentadas en esos estados (1961).

En 2013, a las protestas sociales de estos grupos afectados en sus recursos vitales, por la desforestación, la canalización del agua y también por la llegada de prostitución masiva, alcohol, drogas y violaciones a mujeres en las poblaciones próximas a las construcciones, se agregó la inconformidad de habitantes de Sao Paulo, Río de Janeiro y la capital Brasilia, en contra de la canalización de cuantiosos recursos necesarios en rubros como salud, educación y transporte público seguro y gratuito, a obras de infraestructura turística y deportiva, algunas de las cuales serán prácticamente inútiles pasada la borrachera futbolística.

El panorama a veinte días de inicio de esta festa esportiva no luce muy halagüeño para Dilma, ya que además de una intensa campaña mediática en contra, enfrenta actualmente paros de policías civiles en nueve estados y un cierre de consulados en trece ciudades de Europa y Estados Unidos, que oportunísimamente esperan sacar rendimientos laborales aprovechando la coyuntura.  

La apuesta es enorme,  con tasas de crecimiento a la baja (2.3 y 2% en 2013 y 2014) inflación contenida pero presionada (6.5%) Dilma ha colocado una gran cantidad de fichas en sus proyectos sociales y en la Copa mundial. 

Además de mantener  Bolsa Familia  y la provisión de créditos y capacitación a productores, abrió un amplio proyecto de becas para educación superior.  A nivel gubernamental, ha construido consensos desde los municipios  a la federación en torno a una serie de Conferencias nacionales en cuatro temas transversales: derechos humanos, igualdad racial, juventud y mujeres, articuladas a Secretarías de Estado directamente dependientes de la Presidencia.   

En el caso de los derechos de las mujeres, Dilma ha estado acotada por su alianza con el grupo parlamentario evangélico, uno de los doce partidos que la apoyan. Tuvo por eso que dejar el tema del aborto en la campaña, aunque firmó como Titular del Ejecutivo, la Ley de Atención a Víctimas de Violencia Sexual en 2013, que formaliza en una legislación secundaria la obligación de los facultativos del sistema de salud para realizar abortos a mujeres violadas, así como recoger y preservar adecuadamente las evidencias y muestras corporales en casos de víctimas de violencia sexual, a fin de fortalecer el acceso de las mismas a la procuración de justicia y la reparación del daño.

Esta Ley, que se inscribe en el marco de una política de Cero Tolerancia a la Violencia basada en el género, que lleva ya tres Conferencias nacionales y tres planes específicos, en solo dos años.  El problema no es menor. Brasil ocupa el lugar séptimo entre los países más violentos del mundo; la violencia hacia las mujeres es una de las más altas de América Latina, con cincuenta y cinco mil violaciones y cinco mil feminicidios denunciados cada año.  A despecho de la extendida idea casi fenotípica, de un Brasil culturalmente más abierto a la libre sexualidad, los datos de violencia doméstica señalan que 54% de las mujeres sufren diversas formas de maltrato a manos de sus parejas o ex parejas, destacando entre ellas el encierro y el control restrictivo de la libertad.

Para el caso se ha vuelto emblemático el caso del futbolista Bruno, que mando matar y descuartizar y desaparecer el cuerpo de Eliza Zamudio  (que no ha sido rescatado enteramente)  y que hoy puede ser liberado para reintegrarse al equipo Flamingo de Río, ante la displicencia frívola de jueces y opinadores de los medios.  

En medio de esta cultura machista, el trabajo del gobierno de Dilma ha sido y es fundamental. Para comenzar los recursos presupuestales dedicados al tema han sido los más cuantiosos en la historia, a partir de un Pacto federal que garantiza recursos federales, estatales y municipales a la atención del flagelo. Hoy, Maria da Penha (2006) que creó fiscalías, defensorías y delegaciones policiales especializadas, está siendo ampliamente conocida por las y los brasileños, ya que 86% de quienes hoy denuncian estos actos lo han hecho a partir del conocimiento de la misma.  La atención a estas mujeres se ha agilizado también a partir de la Línea 180, en el marco del Programa para Vivir Sin Violencia, recibiendo más de quinientas mil llamadas anuales en promedio.

Las campañas nacionales de Cero Tolerancia a la violencia contra las mujeres han removido prejuicios incluso entre la población masculina. Y antes del arranque de  la Copa Mundial, la Secretaría de Políticas para las Mujeres en conjunto con ONUMUJERES Brasil, han puesto a disposición de usuarias nacionales y visitantes de otros país, una aplicación APP para teléfonos móviles: Liga 180 que con un sólo timbrazo va a conectar a las mujeres amenazadas o victimizadas con los diversos servicios policiales, salud y justicia, además de señalarles zonas y transportes para una movilidad segura en los diversas plazas donde se realizarán los juegos de balompié.

Aún no se ha concluido la construcción de aeropuertos, hoteles y estadios para la contienda futbolística, pero los brasileños aseguran que como siempre, al último minuto todo estará listo.  Esa es la apuesta también de Dilma, esperamos sea cumplida.

 

@terinro