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Descarrilando al PRI

Si de encarcelarlos se trata no habría quien cierre la puerta.

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Escrito en OPINIÓN el

Muchas veces el problema de abrir una puerta es cerrarla.

 

El señor Ochoa en el PRI se obstina en abrir puertas que luego no puede cerrar.

 

Llegó ofreciendo cabezas de gobernador en charola de plata.  Y no es que los referidos sean dignos de defensa, pero de allí a que caigan gobernadores al ritmo de las ausencias programáticas de una imposición en el PRI, hay una pequeña diferencia.

 

Ya serenado el señor Ochoa, exige pruebas contra esos gobernadores. Me pregunto qué hará si alguien se las aporta. Tendrá que dedicar el total de su agenda a solicitar pruebas contra otros funcionarios de extracción priísta para luego encausar por las vías legales sus ceses y sanciones, porque no habrá razón para hacerlo en unos casos y no en otros.

 

Así, enarbolar un cuerpo ideológico y con él obtener el voto ciudadano para acceder al ejercicio del poder pasará a un segundo plano en la agenda tricolor, ya que el justiciero señor Ochoa dedicara sus días al combate la corrupción. De entrada ya solicitó a los diputados de su partido denuncien actos de corrupción y el salón de cubrió de inmediato de paraguas contra el escupitajo al cielo.

 

Además, el viernes pasado, en una intervención que hizo palidecer las mejores horas del otrora invencible, el señor Ochoa anunció que tan pronto pise suelo mexicano Alfredo Castillo, Director de la Comisión Nacional del Deporte, hoy bajo asedio olímpico en Brasil, lo llamará a cuentas. Tras oír su intervención quemé en hoguera los discursos de Reyes Heroles y ya encarrerado eché al fuego toda la bibliografía sobre partidos políticos de mi biblioteca.

 

Lo mejor es que el señor Ochoa no pierde el sentido del humor, diga Usted si no: “el órgano encargado del deporte en el tricolor, dijo, entrará en contacto con Castillo para mandarlo llamar.” No dudo que en el PRI haya un órgano encargado del deporte y que varios distinguidos y panzones priístas cobren en su abultada nómina, pero de allí a que el deporte haya sido alguna vez preocupación en ese partido, y para el caso de cualquier otro, es un chiste afrentoso.

 

Supongo que el señor Castillo debe estar menos preocupado de ser citado por el órgano del deporte priísta, que los asesores del Señor Ochoa en fundamentar dentro del marco constitucional y estatutario sus facultades para llamar a cuenta a un funcionario federal.

Ahora bien, por mí que lo citen y hagan con él confeti tricolor para las giras de presentación del señor Ochoa. Sostengo, sin embargo, que tenemos problemas más apremiantes que el medallero olímpico mexicano.

 

El señor Ochoa y los órganos de su partido no se darían abasto para citar a cuenta a funcionarios de los tres niveles de gobierno encargados de combatir la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, la falta de educación, la insalubridad, el desempleo, la improductividad agropecuaria, las violaciones a los Derechos Humanos y la corrupción, por citar tan solo algunos rubros.

 

Como diría Hermenegildo Torres, Presidente y fundador del único partido serio en México, el PUP (Partido Único de Pendejos): si de encarcelarlos se trata no habría quien cierre la puerta.

 

Pero en fin, el señor Ochoa cumple puntualmente lo que le mandaron a hacer: terminar de descarrilar al PRI.

Finalmente, si combatir la corrupción es el leiv motive de su presidencia, bien haría el señor Ochoa en averiguar con sus compañeros de partido sobre los beneficiarios directos del Pemexgate para no abrir de par en par las puertas a los posibles artífices de una nueva versión. ¡Beware!