Desde 2013, Latinoamérica es considerada la región más violenta del mundo, y aunque algunos países mostraron mejoría en la reducción de la violencia durante 2014, otros como México sufrieron de un deterioro en la situación de seguridad, de por sí ya muy frágil. La razón, la permanencia y aumento de los grupos del crimen organizado.
A pesar de que las cifras oficiales sobre los índices de criminalidad proporcionados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), mostraban una disminución paulatina en los últimos meses, estos números no terminaban por convencer a la opinión pública y a una gran parte de la ciudadanía, pues en muchas regiones de México la percepción sobre la inseguridad es muy contraria a estas estadísticas.
Las redes sociales se han convertido por excelencia en un espacio de denuncia y activismo ciudadano, quienes han sido víctimas de algún delito y ante la falta de denuncia ¾de algunos¾ de hacerlo ante las propias autoridades competentes, ya sea por temor o desconfianza, depositan en estas comunidades sus experiencias y temores. Es ahí donde es visible el aumento de la desconfianza de la ciudadanía ante las cifras oficiales.
Como señalaba anteriormente, las cifras del SNSP habían estado revelando una leve disminución de los homicidios dolosos, no obstante, en julio de este año mil 637 personas fueron asesinadas en el país, cantidad que no solo significa un disparo en crímenes del 24.7 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado (1,312), sino que es una cifra record en número de víctimas desde enero de 2014, cuando se comenzó a contabilizar y revelar oficialmente este índice. http://bit.ly/1K8lSwD
Es así que se revierte la tendencia a la baja en homicidios que se había estado presentado en comparación con 2014, es más, ahora con los datos del mes de julio del índice de víctimas, se revela una alza de más de dos por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado, además se trata de la segunda ocasión en que se rompe la barrera mensual de más de mil 600 personas asesinadas, en mayo pasado fue la primera.
En este contexto, vale la pena mencionar el último Estudio Global sobre Homicidios 2013, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el cual señala que de los 437 mil homicidios ocurridos en todo el mundo en 2012, el 36 por ciento tuvieron lugar en América, desplazando así al continente africano del primer sitio, la condicionante de este fenómeno es el aumento de la violencia atribuida al crimen organizado. http://bit.ly/1evHlB4
Este informe sobre asesinatos de la ONU, revelaba un panorama sombrío sobre la situación de seguridad en América Latina, pero sobre todo en Centroamérica donde algunos países han resultado gravemente lastimados como consecuencia de la guerra contra el crimen organizado, y que hoy en día se enfrentan a niveles epidémicos de violencia.
Con Honduras permaneciendo como el país más violento del mundo (con 91.4 homicidios por cada 100 mil habitantes), junto con las altas tasas de El Salvador, Guatemala y Belice, hacen al “Triángulo del Norte” de Centroamérica la subregión más violenta del mundo después de Suráfrica, la cual colinda directamente con la frontera sur de nuestro país.
Otra de las revelaciones destacadas del referido informe de la ONU, es el papel central que juegan las actividades relacionadas con el crimen organizado y las pandillas en los homicidios de Latinoamérica, pues como resultado de sus acciones, se presenta el 30 por ciento de todos los homicidios de la región.
Al respecto, InSight Crime, organización que estudia el crimen en Latinoamérica, señala que en el caso de México el aumento de los homicidios dolosos y por ende los episodios de violencia, pudiera estar directamente relacionado con la decapitación de casi todos los líderes de los cárteles mexicanos, ya que deriva en la fragmentación de los grupos criminales y la posterior lucha y demostración de poderes entre los nuevos líderes emergentes, quienes buscan consolidarse en una región determinada.
En un hecho vinculado a los homicidios que también lastima y lesiona a toda la sociedad mexicana, tenemos una elevadísima impunidad con respecto a éstos. Pues a nivel Latinoamérica la tasa de condenas por casos de asesinato es mínima, pues sólo el 24 por ciento de los homicidios reportados derivan en una condena, poco más de la mitad del promedio mundial del 43 por ciento.
Los números anteriores son realmente preocupantes por varios factores: porque de acuerdo con las propias cifras oficiales van a la alza y no disminuyendo como se anunciaba; lo mismo está ocurriendo en niveles epidémicos en países tan cercanos como Honduras, El Salvador y Guatemala, representando un riesgo en nuestra frontera sur; y lo más grave, es que no todos los homicidios son denunciados, un número significativo ni siquiera son reportados, por ejemplo, los de algunos migrantes extranjeros y mexicanos que atraviesan el país en su ruta hacia los Estados Unidos de América.
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