Ayotzinapa. Casa Blanca. Línea 12. Oceanagrafía. OHL. La corrupción -- o la percepción de corrupción ha tocado a todos los partidos: PRI, PAN PRD, Partido Verde, Morena.
En algunos casos la conexión entre decisiones públicas e influencia de dinero privado es clara, en otros es más una cuestión de percepción y apariencias; sin embargo, la acumulación de incidentes que minan la confianza en sus autoridades y representantes, está afectando el ánimo de los ciudadanos frente al proceso electoral de este año.
En realidad, las reglas del juego político han cambiado profundamente. Los medios sociales, las fuentes de noticias en línea y la creciente capacidad de los ciudadanos para comunicarse entre sí, sin intermediación de estructuras formales y fuera del control de los gobiernos locales y nacional, han creado una arena política cada vez más horizontal, mientras las estructuras partidistas y públicas siguen siendo profundamente verticales.
Lo positivo de esto es que cada vez más los ciudadanos tienen formas de monitorear y fiscalizar a sus representantes políticos. Saben cuando los políticos quieren hacer uso indebido de sus puestos y sacar ventaja de sus poderes. Lo negativo es que estas nuevas capacidades sólo llevan al desánimo si no hay cambios correspondientes en las estructuras políticas y gubernamentales.
Los políticos tienen poca razón para cambiar sus formas de actuar porque todos están igualmente afectados por la decepción generalizada y los ciudadanos no tienen más remedio que simplemente enojarse. Pero a largo plazo, hay que pensar que algún político de altura -o agrupación política- decidirá abanderar el tema de la transparencia y la lucha contra la corrupción, si bien no será en este ciclo electoral.
A alguien en el sistema electoral se le tiene que ocurrir que esto es una buena plataforma electoral, una oportunidad enorme para diferenciarse de los otros y ganar apoyo, eso sería el primer paso para que los partidos realmente entiendan las principales demandas ciudadanas.