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Con dedicatoria a Obama, éseeee

Corresponde a los mexicanos una parte importante de las historias que nutren cada año a Hollywood ya que somos un poderoso elemento catalítico de lo mejor y lo peor de aquella sociedad

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Escrito en OPINIÓN el

Estados Unidos de Norteamérica es, sin duda, uno de los países que cuyas profundas contradicciones sociales y mitológicas han alimentado el imaginario social a través del cual se crea esta forma de expresión artística llamada cine. Y corresponde a los mexicanos una parte importante de las historias que nutren cada año a Hollywood ya que somos, les guste o no al norte de nuestra frontera, un poderoso elemento catalítico de lo mejor y lo peor de aquella sociedad. Es decir un excelente motivo argumental.

En los pasados días el mundo ha tenido  diversas muestras de la crueldad y estupidez de nuestros tiempos. Las masacres de ISIS en Irak; los renovados enfrentamientos árabe-israelíes; la fiebre futbolera que nubla la vista de procesos más importantes que deciden el futuro de países enteros (no offense intended), son buenos ejemplos.  Sin embargo,  el que más me ha llamado la atención por el nivel de incapacidad humanitaria por parte del gobierno  americano, es la crisis que se vive en la frontera sur de aquel país por las decenas de miles de menores que han sobrevivido a un trayecto mortal por un país convulsionado, buscando una vida mejor en la primera potencia del mundo, y que en contra las normas internacionales no se les considera refugiados, sino criminales por parte de la border patrol y la “sociedad de la libertad”.

No abundaré en el tema sociopolítico específico; sin embargo las acusaciones de algunos sectores reaccionarios de USA, que acusan de violentos e iletrados  a estos migrantes me pusieron a pensar en algunos de mis ejemplos cinematográficos favoritos del conflicto entre el discurso liberal oficial y la realidad de una sociedad altamente xenofóbica, como lo es la gringa.

Así que el día de hoy quiero comentar algunas de estas piezas creativas fuertes, humanas y llenas de humor, siempre con dedicatoria especial al primer presidente de la minoría negra que tienen allende el Bravo. A ver si recuerda sus raíces y la lucha de siglos que permitieron que llegara a la oficina oval y mira con otros ojos a los niños latinos.

La primera película que me vino a la mente fue la fantástica y alternativa Zoot Suit (Valdez, 1981), un musical que se sale de los esquemas de Broadway y que, con mucha creatividad y crudeza, muestra cómo se consideraba escoria social a los pachucos o Zoot Suiters (de ahí el título), al tiempo que ya se les usaba como una fuente inagotable de carne de cañón para la maquinaria bélica del país de las barras y las estrellas.

Esta película convierte a Eduardo Jaime Olmos (o Edward James Olmos, como se le conoció por décadas) en un actor de culto por interpretar magníficamente una especie de Pepe Grillo pachuco que encarnaba los miedos, deseos y frustraciones del protagonista real de la película.  La banda sonora es, además, un imperdible.

 

En el sector de las películas melcochosas y cursis, las llamadas comedias románticas, también encontramos buenos ejemplos de cómo el elemento latino, gringo dixit, altera cualquier esquema tradicional en la narrativa cinematográfica.

Spanglish (Brooks, 2004) es una historia que parece indicar un apegado extraordinario a la telenovela típicamente mexicana (mujer mexicana esforzada que lleva adelante sola a su hija, conoce príncipe de la alta cocina americana se enamora y…). Sin embargo, no se llega al típico “vivieron felices para siempre” y la cenicienta que se convierte en princesa.

En cambio se produce un giro de tuerca cuando la doméstica, consciente de su deber y de las distancias culturales, decide no consumar su amor con su patrón, el famoso chef Clasky. Si alguien quería hacer una alegoría de la imposibilidad de la unión entre las sociedades de ambos lados del río Bravo no se le  pudo ocurrir una mejor forma de endulzarla y volverla mercadeable. Lo rescatable aquí es ver a la hermosísima Paz Vega, española por cierto, encarnando una mucama que a cualquiera volvería loco de pasión y amor….ah, y sale de coprotagonista Adam Sandler, ¿who cares?

 

Otra de mis favoritas en esto de la visión holywoodense sobre los latinoamericanos enraizados en EU  es Stand and Deliver (Menendez, 1988). En esta historia se muestra la fe de un maestro de matemáticas de una de las peores preparatorias de East LA en favor de sus alumnos de matemáticas, y la lucha que juntos emprenden por demostrar su valía, incluso en contra de lo que las autoridades opinan de ellos.

De nuevo aparece E. J. Olmos, siete años después de Zoot Suit, y realiza una de sus mejores actuaciones como el profesor Jaime Escalante al punto que logra algo que parecía imposible. Al verlo en esta nueva realización te olvidas de El Pachuco y te convence por completo de su papel de ingenioso y apasionado profesor, sin que pierda un gramo de su esencia de  latino en los estates. La actuación le valió a Olmos su primera nominación al Oscar como mejor actor.

Y en el departamento de la farsa gore y la exageración grotesca de los clichés tenemos a la excelente Machete (Maniquis-Rodriguez, 2010). Esta película desafía casi cualquier definición y no es apta para todo público, pero es una maravillosa farsa que cuenta con los elementos de cualquier película de los hermanos Almada y del mejor cine de ficheras: balazos, políticos corruptos, antihéroes violentísimos, desnudos de hermosas mujeres y una historia nula e increíble. 

Esta película protagonizada por Danny Trejo, un ex drogadicto y criminal convertido en estrella de cine, ha sido llamada “la película con el mejor elenco desperdiciado de la historia”. Vale la pena verla, sólo hay que tener estómago fuerte.

Y para cerrar este recuento con espalda mojada quiero hablar de una película que aún no he visto y mis esperanzas reflejadas en ella. Protagonizada por uno de los actores con más renombre internacional que ha generado nuestro país en veinte años, nos encontramos con el lanzamiento de Cesar Chavez (Luna, 2014).

Esta película me entusiasma y asusta en igual medida, ya que significa la perpetuación y reinvención de una dupla de talentos mexicanos, esta vez en el binomio director-actor, pero en un terreno en el cual es fácil caer en el cliché o las salidas fáciles del melodrama: la película biográfica. La historia de la más importante figura en la lucha por los derechos civiles de los campesinos e indocumentados latinos del sur estadounidense es un excelente material narrativo, sin embargo yo espero que tanto Diego, como Gael logren lo que casi nunca en sus carreras, involucrarse a fondo y convertirse en el personaje y no ser ellos mismos como casi siempre les gusta.

Sea cual sea el resultado de esta película en términos cinematográficos, lo que es cierto es que la coyuntura política es perfecta para recordar la lucha de los inmigrantes ilegales explotados en Estados Unidos y renovar esta lucha en favor de los miles de niños que están en un trance de vida  o muerte en manos de las autoridades gabachas.

Es una buena forma de decirle a Obama, a través  de la pantalla grande: aquí estamos y aquí seguireeemos, éseeeeee con un acento marcadamente pocho.

 

@HigueraB