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Cómo cambiar la política exterior de México

Apologistas de la tormenta.

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Escrito en OPINIÓN el

Decía la semana pasada que el otoño tiene un tinte cambiante y colores diversos. La verdad, el frío no acaba de llegar, el calor no acaba de irse y la humedad está a todo lo que da en Washington. Todo está nublado, todo está neblinoso y parece que estamos en una escena de película de terror de Sherlock Holmes en Londres. Sin embargo, parece que el invierno no será tan crudo como dicen algunos, y que será “one of the warmest winters” (uno de los inviernos más cálidos), lo que en otras palabras quiere decir que habrá nevadas marca “diablo”, pero la temperatura en general no será tan mala.

 

Pero así de cambiantes son las cosas en el clima, y no me refiero solamente a si hace frío o calor, sino me refiero al ambiente social, político e internacional que se vive en los Estados Unidos.

 

Creo que los dos temas fundamentales que podemos leer en los periódicos de la semana que termina giran en torno a dos cosas: las elecciones presidenciales, y la posible legalización de la mariguana en México. De ahora en adelante creo que estos dos tópicos no nos dejarán en paz por un buen rato. Pero veamos con calma las cosas. Respecto al tema presidencial en Estados Unidos, las cosas avanzan muy lentamente. El viernes pasado leí a mi amiga y colega Amy Glover (El Universal, 6 de noviembre de 2015) donde afirmaba que Marco Rubio se ha posicionado como la opción más viable del Partido Republicano, pese a que Trump sigue estando a la cabeza en las encuestas.

 

Amy nos da una serie de razones al respecto, entre otras, habla de la trayectoria del Senador Rubio, y establece que no tiene negativos marcados, versus a sus puntos a favor, que son claramente identificables por el electorado. Concuerdo con ella. Si el día de hoy me preguntasen quiénes serán los candidatos, yo diría que Hillary Clinton y Marco Rubio. El tiempo lo dirá. Ahora regreso a este tema.

 

Quiero hablar entonces de lo que sucedió en México durante la semana pasada, donde la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió amparar a 4 personas para que puedan cultivar y consumir mariguana con fines recreativos. Es un precedente histórico, y aunque en este momento solamente se aplica para cuatro personas, ciertamente abre la puerta a la legalización en el futuro. Hago la aclaración que yo estoy a favor de ello. Este acontecimiento alcanzó la primera plana de The New York Times y fue sujeto de declaraciones por importantes funcionarios civiles y militares de este lado de la frontera.

 

La premisa: es una cuestión soberana y cada país tiene derecho a establecer sus propias reglas al respecto. Claro, pues ¿qué otra les queda? En los mismos Estados Unidos el movimiento a favor de la legalización de la mariguana ha comenzado a tomar forma cada vez más relevantemente y en algunos lugares es legal (Colorado) y en otros, su consumo está despenalizado (Washington, D.C., por ejemplo). Yo mismo tuve unos vecinos que gustaban de consumir altas dosis de “mota” por las noches, inundando el pasillo (supongo que sin querer) del característico aroma que tiene. Es decir, es una realidad cada vez más creciente, importante y pienso que necesaria (la legalización, no la mariguana).

 

La pregunta obligada: ¿Qué tiene que ver la carrera presidencial de los Estados Unidos con la legalización de la mariguana en México? Precisamente tiene que ver con nosotros,  con México. Nosotros somos el punto de inflexión en esto. ¿Por qué razón? Porque ya estuvo bueno de todos los años, desde hace muchísimo tiempo, en que México no ha querido proyectarse con una política exterior decisiva, arriesgada, decidida, plena. No concuerdo necesariamente con las doctrinas de antaño en México que rezan la cantaleta de “no opinar sobre los asunto de nadie” (para que nadie opine de nosotros).

 

Yo creo que en México estamos haciendo cosas bien. Y creo que hay que decirlo al mundo, y creo que hay que proyectarlo en la región y en los países con quienes tenemos relación y cercanía (cuantimás con Estados Unidos con quien nuestra relación simbiótica ocupa una gran cantidad de nuestro tiempo, dinero, comercio, frontera, política). Ha llegado el momento de decir al mundo que somos vanguardistas en muchas cosas y que queremos que los demás lo sean. En lugar de hablar de las cosas malas de nuestro país, dispongámonos a hablar de las cosas buenas.

 

Si México es primera plana de The New York Times por una decisión atrevida de la Suprema Corte, es un espacio que dejan de ocupar los apologistas de la tormenta para decir las cosas que México hace mal. Cambiemos la mentalidad y nuestra propia política exterior por consecuencia.

 

La pregunta, como lo dije la semana pasada, no es que va a hacer Estados Unidos con todo esto que está sucediendo; la pregunta es qué va a hacer México, porque tiene mucho que decir, mucho que actuar y muy poco tiempo para hacerlo. El momento es ahora.

 

@fedeling