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Llegó la decisión final de la Corte pero la aceptación del matrimonio entre parejas del mismo sexo ya tenía raíces profundas en Estados Unidos.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace unos día, la Suprema Corte de los Estados Unidos falló a favor del derecho al matrimonio, legalizando en todo el país el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ha sido un cambio gradual, con nuevos estados cada año legalizando el matrimonio para todos. Así que antes de la aprobación de la Corte, ya había una mayoría de estados con este derecho reconocido.

 

Además, las encuestas indican que la mayoría de estadounidenses apoyan una idea incluyente del matrimonio y entre los jóvenes es una mayoría abrumadora, independiente de región, partido o religión. Llegó la decisión final de la Corte Suprema hace unos días, confirmando el derecho para todos, pero la aceptación del matrimonio entre parejas del mismo sexo tiene raíces más profundas en el país.  

 

En México algo parecido está pasando. La Suprema Corte parece haber sentado las bases para un derecho universal al matrimonio, que incluye a las parejas del mismo sexo. En un fallo hace unas semanas, los magistrados argumentaron que negar el matrimonio a las parejas del mismo sexo era discriminatorio, lo cual parece sentar la jurisprudencia para extender el derecho al matrimonio por todo el país. Todavía faltan los mecanismos en muchos estados para hacer valer este derecho −y probablemente habrán jaloneos políticos y casos legales de por medio antes de que sea un derecho efectivo en toda la república− pero todo parece indicar que los dos países vecinos van en el mismo camino de reconocer el derecho al matrimonio a nivel nacional.

 

Sin embargo, a diferencia de los Estados Unidos, el movimiento para reconocer a los matrimonios del mismo sexo ha sido menos visible y la opinión pública está quizás menos preparada para este resultado. Si bien la ciudad de México aprobó el derecho al matrimonio en la misma semana que la ciudad de Washington, DC, con ambas capitales en sintonía sin saberlo, y también se aprobó tiempo atrás en Coahuila (algo tenía que dejar Humberto Moreira por todo lo que llevó), este tema ha sido menos discutido a nivel nacional y encuentra menos apoyo entre la población en general, especialmente en sectores religiosos. Quizás convenga que en México la decisión se dé por la vía menos pública y más gradual para que haya tiempo para asimilar el cambio.

 

De todos modos, la decisión de la Suprema Corte de los Estados Unidos tuvo repercusiones alrededor del mundo. Cuando el presidente Obama ordenó que la Casa Blanca se vistiera de colores para festejar la decisión, que llegó dos días antes del Día de Orgullo Lesbiano y Gay, algunos mandatarios alrededor del mundo, incluyendo el presidente Enrique Peña Nieto, hicieron lo mismo el domingo del festejo en su cuenta de twitter o en otros medios, en homenaje a los derechos de las parejas del mismo sexo. Fue un espaldarazo inusual e importante desde los ámbitos del poder a favor de los derechos de las parejas gay y lesbianas.

 

Estoy convencido de que el derecho de escoger a nuestra pareja en la vida es vital en una sociedad democrática y debe ser reconocido ante la ley independientemente de la orientación sexual. El hecho de que México y Estados Unidos vayan avanzando rápidamente hacia reconocer este derecho, cada uno por una vía distinta y con un paso diferente, muestra el poder de nuestras democracias para ir expandiendo las fronteras de la inclusión y consagrando nuevos derechos que fortalecen una sociedad plural.  

 

@SeleeAndrew