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Cine de cómics

También podemos hablar de películas que si bien no son gemas defienden dignamente sus orígenes dentro de las páginas de miles de historietas.

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Escrito en OPINIÓN el

 

Todos los medios de comunicación tienen sus propios códigos y lenguajes para expresar las cosas, sea ideas o sentimientos o emociones. Sin embargo, en muchas ocasiones una obra salta de un ámbito a otro y debe de cambiar sus ropajes por algunos sumamente diferentes sin perder la esencia de la obra y el discurso que se trata de trasmitir. Ese es al trabajo de una adaptación, uno que es ingrato y siempre criticado.

 

Y es que el cine comercial de nuestros tiempos, e incluso el que es llamado “cine de arte”,  parece que sufre una carencia cada día más profunda de  historias y argumentos y debe recurrir a otros ámbitos creativos para  lograr nutrirse.

 

Sí y no…

El cine desde sus inicios siempre ha buscado, ya sea porque no existía la redacción de guiones como la conocemos o por ser considerado una moda pasajera y curiosa, nutrirse de ámbitos considerado de mayor abolengo y autoridad como narradores de historias. Un ejemplo lo encontramos en las adaptaciones de novelas o historias mitológicas por parte de los primeros cineastas, tal y como podemos verlo en las maravillosas y fantásticas realizaciones de  realizaciones del gran ilusionista de la pantalla de plata de inicios del siglo XX, Georges Méliès quien realizó increíbles y artesanales versiones de Les aventures de baron de Munchhausen (1911) y Le voyage dans la lune (1902), siempre adaptando con fidelidad la novela, pero aportando algo de su prolífica imaginación. En este caso podemos decir que no, el cine no debe estar en crisis para sacar historias de otros medios.

 

 

 

 

Y en el caso del cine adaptado propiamente de lo que se ha denominado literatura gráfica, cómics o historietas para los de larga tirada, se ha trasformado en una constante de los últimos ochenta años llevar a la pantalla de plata a personajes que luchan contra el mal enmascarados y con mallas.

 

Entre los muchos superhéroes sustraídos de las páginas para  ubicarlos dentro del celuloide podemos contar con The Phantom,  The Shadow, Capitain America, Daredevil, Superman, Spiderman, Catwoman, Tintin (bueno no es un superhéroe pero a mí me encantan sus libros), Jonah Hex, Fantastic Four, Hellboy, Hulk, Batman, Xmen y muchísimos más.

 

 

De hecho, el inicio de siglo se ha caracterizado en gran medida por una batalla por el predominio de los “universos” de cómics encarnados en el cine que buscan dominar el mercado mundial del cine palomero y de aventuras.

 

Y la verdad es que los resultados han sido muy variables. Por ejemplo podemos hablar de una obra maestra del género al mencionar The Dark Knigth (Nolan, 2008) y su análisis de la moral versus el caos, algo muy típico de este comic y los encuentros entre el Jocker y Batman.

 

También podemos hablar de películas que si bien no son gemas defienden dignamente sus orígenes dentro de las páginas de miles de historietas. Aquí podemos hablar de las franquicias de Xmen y Fantastic Four, incluso de Iron Man o de Blade, éste último llevado tan bien por Guillermo del Toro.

 

Sin embargo, y para mi pesar y preocupación, la gran mayoría de los filmes basados en cómics nos han entregado bodrios realmente repulsivos. Para mencionar un ejemplo de cada uno de los universos más famosos de los cómics podemos señalar Catwoman (Pitof, 2004) la peor película de éste director y que ni la presencia combinada de Halle Berry y Sharon Stone pudo recatar, y por el lado Marvel la inigualable –por mala- versión de Daredevil (Johnson, 2003) encarnada por el nuevo Batman –que los santos nos amparen- Ben Affleck. Y aquí es donde podemos responder que sí, a veces las adaptaciones pueden ser síntoma de crisis.

 

De hecho, en mi opinión, hemos llegado a un punto de peligro para los universos cinematográficos de súper héroes, donde las próximas entregas, en especial Batman vs Superman: Dawn of Justice y Avengers 2: Age of Utron, podrían ser el renacimiento o muerte definitiva de más de una década de realizaciones basadas en adaptaciones de nuestros personajes favoritos con súperpoderes. (¿Alguien pude explicarme por qué la moda de los nombres largos y complicados?)

 

Sin embrago, sigo siendo un eterno optimista y espero que Big Hero 6 (Hall y Williams, 2014) la apuesta en animación de Disney para este fin de año sea el caso contrario y transforme lo que era para mí un comic  de segunda con un equipo de segunda, debido a que nunca les salen bien los equipos internacionales a los guionistas de la industria comiquera gringa, en una entrañable y divertida película de aventuras animadas.

 

 

 

Espero que el arte de la adaptación, ese esfuerzo creativo que rompe las barreras limitantes de los diferentes medios de expresión y nos entrega maravillas o arruina completamente el proceso transformador, sea exitoso en esta ocasión y  podamos dejar atrás el Baymax de Marvel comics, un guardaespaldas bastante agresivo y plano, y entregarnos un Baymax digno de convertirse en un icono de los héroes animados del cine de cómics.

eduardohiguerabonfil@gmail.com   

@HigueraB