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Chiapas, el cochinero electoral

Hay una enorme irritación popular contra el fraude y en la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez.

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Escrito en OPINIÓN el

Desde el arranque todo estaba claro: El PVEM y el PRI concretaron una alianza y consumaron su amasiato político en las elecciones del 19 de julio. Le cerraron las puertas al resto de los partidos, compraron votos e hicieron de Chiapas un cochinero electoral, nunca antes visto. La protesta popular no se hizo esperar y ahora un alto porcentaje de presidentes municipales electos están cuestionados y el gobierno arrinconado.

 

Las elecciones del 19 de julio de 2015 en Chiapas deben ser declaradas como las más corruptas del mundo, sólo comparables a las de Corea del Norte de Kim Jong-un, quien obtuvo el 100% de los votos en su distrito de Monte Paektu. En Chiapas hay casillas en los cuales votó el 120% de los empadronados y el 98% los hizo por el Partido Verde. Fue maquinaria completa. Asco total.

 

Fraudes electorales han existido siempre en la historia de Chiapas, pero ninguno como el actual, que pareció orquestado por la delincuencia organizada, según el economista y académico de la Universidad Autónoma de Chiapas, Jorge López Arévalo. La constante en Chiapas fue: Robo de urnas, encapuchados que se apoderaban y quemaban urnas, amenazaban votantes y saqueaban negocios, en varias regiones, pero principalmente en el norte de Chiapas, compra masiva de votos con dinero y en especie (despensas), caída del sistema, inexistencia del PREP, nombres de candidatos que no eran los que se iban a elegir, sino los que estaban antes de que tuvieran que respetar la equidad de género, obligados por el tribunal electoral, boletas con doble cara, amenazas con condicionamiento de los programas sociales y un largo etcétera.

 

El problema rebasó la capacidad de las autoridades electorales y devino en escándalo. Hay una enorme irritación popular contra el fraude y en la capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, miles de personas salieron a la calles en una especie de resistencia civil pacífica para pedir que se anulen los votos que se inyectaron a favor del candidato verde, Fernando Castellanos Cal y Mayor, bautizado por el argot popular como “Fer-Ca-Ca”, en referencia a las primeras letras de su nombre y apellidos. Él forma parte de este estiércol electoral que no hay, por el momento, quien lo limpie.

 

En la reciente marcha por la democracia las expresiones fueron contra el escandaloso fraude electoral y que se haya lucrado con la pobreza de la gente. “Si existiera un sistema democrático no habría razones para votar por ellos, más bien para botarlos: la economía no crece y la pobreza y pobreza extrema aumenta en Chiapas y por si fuera poco con una población diezmada por el chikungunya”, expresó López Arévalo.

 

Así como la «primavera árabe» dio lugar al «invierno yihadista», en Chiapas la «primavera zapatista» está dando lugar al «invierno mirreyista (Mi Rey, denominan a Fernando)», caracterizado por fraude electoral, aumento de la pobreza y pobreza extrema que se puede convertir en la primavera democrática para Chiapas, otrora bastión priísta y, en la actualidad, feudo-verdista.

 

Un alto porcentaje de los tuxtlecos asegura que le robaron las elecciones en Tuxtla Gutiérrez al candidato Francisco Rojas. Este documentó ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) más de 150 pruebas del fraude cometido el 19 de julio. “Estoy seguro que los tribunales nos terminarán dando la razón y se anulará el cochinero que ocurrió”, dijo el político conocido como “Pacomoches” por aparecer videograbado, en dos ocasiones, recibiendo dinero, por parte de dos empresarios no identificados, para financiar su campaña a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

 

A Rojas Toledo se le ve aceptando al menos una docena de fajos de billetes, acomodados en una caja de zapatos. En otra grabación recibe un millón 400 mil pesos.

 

Francisco Rojas Toledo fue alcalde de Tuxtla Gutiérrez en el periodo 1999-2001 y fue candidato del PAN a gobernador de Chiapas en las elecciones de 2006. El otro candidato, Fernando Castellanos Cal y Mayor no tiene las manos limpias. Él fue detenido en el aeropuerto de Chiapa de Corzo con un millón cien mil pesos, que iba en un bolso Louis Vuiton, color café, propiedad del senador Arturo Escobar del PVEM, quien se hizo a un lado y dejó que el ahora alcalde electo se echara la culpa sin que ambos pudieran comprobar la legal procedencia del dinero. FerCaCa fue “detenido y consignado” ante el Ministerio Público Federal y liberado después.

 

En su momento la periodista Carmen Aristegui describió como “graciosa” la huida de Arturo Escobar e indicó que el dinero era para el pago de representantes de las casillas. Nino Canún (Radio Centro) entrevistó a Arturo Escobar quien negó que Fernando Castellanos fuera su asistente y dijo que lo conoció en el aeropuerto. ¿Entonces cómo así es que le trasladó más de un millón de pesos si no era su conocido? Nunca el tema, que ocurrió en el 2009, se aclaró del todo pero sigue consignado-archivado en la averiguación número PGR/CHIS/TGZ-IV/292/2009.

 

Hoy el Instituto Nacional Electoral (INE) investiga a Fernando Castellanos Cal y Mayor para determinar si hizo fraude a la ley al hacer una campaña simulada como diputado federal y si este gasto le benefició. Es voz popular que hubo millonaria compra de votos no sólo en Tuxtla, Tapachula sino en San Cristóbal de las Casas, donde se privilegió a Marcos Cancino, del partido Verde, quien hacia las 14:00 horas del domingo cuando iba perdiendo mandó a su gente a comprar votos. Nunca, durante las horas siguientes se colocó en la información oficial del IEPC cómo iba el recuento del partido verde. De todos los partidos sí, menos de este y se habla de cambiazo de datos, compra de conciencia de algunos representantes partidarios opositores al verde y otras tranzas.

 

Tapachula es otro de los municipios donde se eligió al candidato del PRI-Verde.  Bajo el manto de la “secretividad” y de espaldas a los intereses de Chiapas, el ex diputado priísta, Neftalí Armando del Toro Guzmán, ahora alcalde electo de esa ciudad fronteriza de Chiapas, lideró y promovió -en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política de la Sexagésima Quinta Legislatura del Congreso- la restitución del pago de tenencia vehicular. Corría el 7 de diciembre del 2013 y los periodistas fueron literalmente echados del Palacio Legislativo de Tuxtla Gutiérrez para que los legisladores pudieran utilizar el fast track o vía rápida para poder aprobar el cobro de la tenencia. Eso desató una arremetida desde las redes sociales, únicos medios donde los ciudadanos ejercen una total libertad de expresión desde donde lanzaron toda clase de epítetos contra los legisladores chiapanecos.

 

Sin importarles la protesta ciudadana y sin la observación de la prensa, diputados locales de todos los partidos políticos, encabezados por Del Toro, aprobaron un mecanismo legal bajo la cobertura y argumento de que la crisis financiera de México había impactado a Chiapas y el Estado carecía de recursos para su desarrollo, combate a la pobreza y desarrollo de obras, entre otros insostenibles argumentos.

 

Los chiapanecos reaccionaron con mentadas de madre, calificaron a los políticos de “improvisados”, “oportunistas”, y de ceñirse a los caprichos del gobierno de turno. La gente reclamó, en su momento, la actitud legislativa y añoraban la propuesta del entonces gobernador Juan Sabines Guerrero quien en el 2011 decidió eliminar el impuesto. Neftalí del Toro y su camarilla política devolvieron de golpe y porrazo a la realidad a los chiapanecos.

 

A la luz de los recientes comicios, Carlos Navarrete afirma que “en Chiapas tenemos una regresión de 27 años”. En aquellos años, “el PRI controlaba al órgano electoral federal, el gobierno hacia las elecciones, decía quién ganaba y quién perdía, controlaba a los medios de comunicación, los recursos financieros, todo”, recalcó en entrevista para Aristegui CNN.

 

Recordó que “han habido media docena de reformas electorales, ha habido alternancia en la presidencia en el 2000, ha habido irrupción de otras fuerzas políticas en los estados, hay un mejor sistema electoral, no el óptimo, menos en Chiapas”.

 

Hay “un esfuerzo por borrar la identidad chiapaneca electoral y política. Y con resultados que al Instituto Nacional Electoral no lo hacen ni parpadear, por ejemplo, que haya el 99.8 por ciento de asistentes a una casilla electoral, un furor ciudadano que de pronto casi la totalidad de los electores se formaron y votaron, claro con el 96 por ciento para el Verde y tres por ciento de la oposición. El INE dice todo normal, no pasa nada”, ironizó Navarrete.

 

En ese contexto, Chiapas es más que mapaches electorales, vendepatrias, gente sin bandera, tranzas políticos, traidores que vendieron información confidencial para beneficiar a otros en estas las elecciones. Chiapas es más que tragedia. Es tierra de ensueño, de encanto y desencanto. De pobreza, de promesas incumplidas, de dolor constante. Chiapas nos duele a todos, o a casi todos. Los golpes bajos, la intriga y el espionaje desde las altas esferas del poder se dio para una elección de Estado. Hay que seguir caminando.

 

Chiapas es más que saqueadores, sátrapas y mezquinos. Pese a todo.

 

joseluiscastillejos@gmail.com

@jlcastillejos