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¿Caricaturas para todos?

Aún hoy en el mundo globalizado, el Anime sigue siendo motivo de críticas generalmente infundadas o mal informadas.

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Escrito en OPINIÓN el

Durante la semana pasada y hasta el próximo domingo 3 de agosto hemos tenido la oportunidad de confirmar la fascinación de occidente y de aquellos países que somos el equivalente cultural a hijos bastardos, por los países del llamado lejano oriente y la forma en que abordan temáticas y medios de comunicación de una forma completamente diferente.

Y es que la Cineteca Nacional estuvo proyectando el ciclo titulado Anime, la animación japonesa de posguerra en el que se presentaron tanto cortometrajes como películas completas que nada tiene que ver con Disney-Pixar y su modelo de narración y que no es para todos los gustos o públicos.

Y es que la fascinación por lo oriental, mezclada con una buena arte de incomprensión, no  ha cesado desde que Marco Polo escribiera El Libro del Millón, en el cual narraba sus aventuras y desventuras en la corte de Kubilai Kan, hace setecientos años. Y esta fascinación tiene su equivalente actual en las reacciones tan viscerales y encontradas que el cine de animación japonés produce en nosotros, casi siempre por una profunda falta de comprensión.

Por esto no debe extrañarnos la reacción de sorpresa e incomodidad generalizada que estas películas tienden a producir. Para muchos, aún hoy en el mundo globalizado y con grandes grupos de fanáticos para este tipo de cine, el Anime sigue siendo motivo de críticas generalmente infundadas o mal informadas que lo tildan de pornográfico, gratuitamente violento, confuso, incomprensible o profundamente irreverente.

Y es que al igual que Marco Polo, que no podía evitar sentirse maravillado para después destrozar a los orientales con los estándares rígidos de su visión occidental, la animación japonesa tiene una relación de profundo amor-odio con las audiencias masivas de casi todos los países occidentalizados.

En el caso de México existe un largo y profundo debate sobre la pertinencia de mostrar historias así en nuestro país, no solamente en relación con la pantalla de plata sino también con el que se ha trasmitido por la televisión.

Basta recordar las ámpulas que causaba hace ya cuarenta años el hecho de que en una caricatura el héroe, heroína en este caso, no pudiera salvar a sus padres de la muerte como fue el caso de la serie titulada en español como La Princesa Caballero (Ribbon No Kishi. Ketsuma et al, 1967), generando quejas entre los padres que se enteraron de la trama de la serie animada al ser trasmitida en México.

También se  puede mencionar la polémica causada por la serie Anime de televisión Ranma ½ (Takahashi et al, 1989) en nuestro país a pesar de la previa censura que la cadena televisiva que la trasmitió y en la cual detuvo la transmisión de algunos capítulos que tocaban temas “delicados” en su contenido. Y es que varias asociaciones y organizaciones que fomentan los “valores” en los medios pegaron el grito al cielo por la tramas enrevesadas que nunca terminaban de definir claramente roles sexuales y sociales entre los personajes, esto sumado al hecho de que se les acusaba de moral ligera a los mismos seres ficticios.

Y es que el Anime se centraba en la vida del Joven Ranma Saotome, quien cae por accidente en un pozo o lago mágico que lo deja con la maldición de convertirse en la última criatura viviente que se haya ahogado en él  al mojarle con agua fría. Lo que resulta en que Ranma se convierte en una hermosa y joven niña pelirroja cuando lo bañan con agua fría, obligándole muchas veces a dudar de su naturaleza, su destino y hasta de su sexualidad.

Y ya en el plano del cine existen muchas personas que aceptan la alta calidad del cine japonés de animación pero que objetan sus temáticas o el tipo de resolución que muchas veces se da a los conflictos, ya sea por considerarlas violentas o porque los protagonistas nunca logran completar la jornada del héroe que logra salvar toda situación y emerge triunfante ante cualquier enemigo.

Y es que la animación japonesa tiene un fundamento tradicional que escapa muchas veces al entendimiento occidental. Para los japoneses el concepto de héroe no es el de un envalentonado individuo que se enfrenta a Dios, al enemigo o  a sí mismo para surgir como un ave de fuego renaciente tras el conflicto, y siempre cumpliendo sus intereses personales por banales que éstos  sean. Para los nipones el concepto de héroe proviene en gran medida de la tradición del Bushido (Camino del Guerrero) donde el samurái debía anteponer su deber y honor ante sus emociones, intereses y amor, aún a costa de sacrificar seres queridos, posición y hasta la vida misma. En caso contrario, en el caso de fallar ante el camino del guerrero, sólo era posible la restauración del honor por medio del suicidio ritual o seppuku.

Y este código se permeó desde inicios del siglo pasado en la animación del país del sol naciente. Las primeras producciones de anime retrataron historias de samuráis, con su correspondiente dosis de profundo sacrificio, dolor, lucha y violencia justificada por el camino del guerrero.

Y estos temas también los encontramos en las películas mostradas en el foro de la Cineteca, aun en proyección. El gran acierto de este ciclo es traer para los cinéfilos de la ciudad de México, en su formato de pantalla cinematográfica producciones de anime que por sus  realizadores o por la película misma han sido importantes y que nos permiten un mayor acercamiento a este conflicto de narrativas y concepciones.

Sin embargo, a pesar de lo anterior, la selección ha sido deficiente a mi parecer.

Se les olvidó o no les importó, que varias de sus películas seleccionadas son de amplio conocimiento del público mexicano gracias a los paquetes de películas en DVD que se han vendido desde hace años en Mixup y Samborns.

Hablo específicamente de la selección del Estudio Ghibli, pues hay otras piezas producidas por el legendario equipo de Hayao Miyazaki que son menos conocidas que Nausicaä. Guerreros del viento (Kaze no tani no Naushika, Miyazaki, 1984) pues esta última ha estado en venta como parte de un DVD box desde hace más de un lustro, y que merecían un lugar en este ciclo.

También creo que en un afán de mantener la polémica al mínimo la selección que se mostró en la página de la Cineteca dejaba muchos géneros y clásicos fuera. Por ejemplo se dejó afuera el hentai, una parte esencial de la animación japonesa, y no vi muestra de verdadero y puro ciberpunk o de Mechas entre las piezas seleccionadas.

Aun así el esfuerzo es bueno es un inicio para acercar  el Anime al público mexicano y les recomiendo que este fin de semana se den una vuelta por la renovada Cineteca y vean alguna de las dos películas anime que aún estén en cartelera. No olviden checar la temática, recuerden que el Anime no son caricaturas para todos.

 

@HigueraB

eduardohiguerabonfil@gmail.com