Como un balde de agua fría hemos recibido la noticia de los incrementos en gasolina y energía eléctrica ¡los pilares de las reformas estructurales han resultado todo un fracaso!, al menos para la población que paga los platos rotos producto de una mala administración económica.
Todas las promesas de campaña, y después desde la silla presidencial, asegurando que los precios de las gasolinas y de la luz bajarían, han resultado ser toda una mentira.
Los resultados de estas reformas estructurales han sido pérdida de soberanía, derechos laborales y paz social que han traído mayor pobreza y explotación para el pueblo de México.
El manejo de la economía no se da en los Pinos ni en la maltrecha Secretaría de Hacienda sino en las oficinas de bancos mundiales que diseñan una política financiera sujeta a precios internacionales en materia petrolera y energía eléctrica no importando el depreciado poder adquisitivo de los mexicanos.
Los crecientes endeudamientos que tiene el gobierno mexicano han facilitado que la economía esté sujeta a los caprichos de esos sectores financieros extranjeros alejados de toda visión nacional. Los gobernantes en turno son empleados de esos banqueros que acatan todo lo que se les dicta en inglés.
Mientras tanto el salario no se mueve con nada. Cualquier incremento que se demande se dice que es inflacionario. El secretario de trabajo dice que el salario mínimo general que se había anunciado incrementar ya no será posible debido a la baja en los precios del petróleo, (le llaman volatilidad) y al recorte presupuestal.
Navarrte Prida dice que el incremento a los mínimos será en el mes de diciembre, como lo dice la Constitución (¿?). Será conveniente que el ex procurador de justicia mexiquense revise las normas legales de su ramo laboral para no quedar en ridículo.
El sector patronal ya le mandó a decir al gobierno que ni se atreva a declarar un incremento salarial porque no lo van a acatar. Habían aceptado que se diera un aumento al mini salario en el mes de junio, pero luego dijeron que no porque habría beneficiados políticos (como Mancera) y dijeron convenía dejarlo para después de las elecciones. Ahora que ya ha pasado ese vendaval que dejó grandes pérdidas para el PRI, dicen que mejor ya no. Que no hay ganancia política.
Lo más grave es que no se avizora por ningún lado la menor intención de incrementar salarios. Quienes tienen sindicato saben que las negociaciones tienen un tope salarial y que no puede rebasar el 3.9 por ciento. Los que no tienen, que son la mayoría, reciben migajas más pequeñas.
Mientras tanto el sector patronal ante los incrementos de precios en gasolina y energía eléctrica ya prepara nuevos en sus productos y para ellos no hay límite. No hay autoridad que les imponga topes de precios lo que les permite tener grandes ganancias en estos tiempos de crisis.
Lo que es cierto que el incremento en el precio del dólar ha impedido que pequeñas empresas puedan afrontar de buena manera los adeudos que tienen en el exterior, lo que está significando su cierre y despidos por todos lados.
Es necesario de manera urgente un incremento a los salarios de los trabajadores. Seguir castigando a los que menos tienen es criminal.
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