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Atardecer

Mientras no se restrinja el acceso a las armas de fuego, seguiremos viendo actos como los de San Bernardino.

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Escrito en OPINIÓN el

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, dice el dicho. Y en la mayoría de los casos es así. Me toca escribir este artículo desde la bella ciudad de La Paz, Baja California Sur, a donde vine de trabajo. Sin lugar a dudas un lugar memorable y digno de recordarse. Como todas las cosas en México, pintoresco, folclórico, colorido y por demás cálido (en todos los sentidos). La gente es muy amable y uno se siente como en casa. Una de las cosas que no tienen desperdicio son los atardeceres.

 

Precisamente es que viendo una de las puestas de sol que me tocaron, pude apreciar lo bello que es nuestro país, y lo mucho que en ocasiones lo desperdiciamos o renegamos de él. México tiene muchísimo que ofrecer al mundo (y a nosotros mismos) y como dije al inicio, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

 

Durante la semana pasada todos fuimos testigos de una nueva balacera en los Estados Unidos, específicamente en San Bernardino, California. Y quiero traer esto a cuento (más adelante diré porqué empecé hablando de Baja California Sur), porque me temo que este tiroteo tiene visos muy diferentes a lo que estamos acostumbrados a escuchar y ver. Por supuesto que jamás será algo normal o cotidiano, pero creo que esta matanza de California será un punto de inflexión en la cruzada que ha encabezado Estados Unidos para mantener la paz y la tranquilidad en su territorio contra el terrorismo.

 

Mientras que muchas personas están pensando y –con razón– asustadas que un nuevo ataque podría suceder en Washington o Nueva York, tal como sucedió en París hace algún tiempo, la realidad es que los terroristas quizá tengan a la mano algo mucho más sencillo para atacar el corazón de Estados Unidos, y no precisamente me refiero a los grandes actos espectaculares, como los que pasaron en 2001 en Septiembre.

 

Nada de eso, la nueva amenaza está precisamente en la enorme proliferación de armas de fuego que hay en los estados de la Unión Americana. Sobra decir que la laxitud en los controles para vender armas es francamente preocupante y los ataques que podríamos ver van a ser precisamente como este último de San Bernardino: personas fanáticas y radicales que han decidido tomar en sus manos la causa y hacer daño y generar terror. ¿Habrá sido un ataque coordinado y dirigido por las fuerzas terroristas del mundo, como ISIS? No lo creo. Sin embargo, los perpetradores del ataque han jurado lealtad a dicha organización.

 

El nuevo reto para mantener seguros a los ciudadanos de los Estados Unidos está velado en la enorme cantidad de armas (y en la necedad de seguir permitiéndolas) en el país del norte. Mientras no se restrinja el acceso a las armas de fuego, seguiremos viendo actos de esta naturaleza. Y el efecto del terror es igual: ¿Qué mas da si hay posibilidad de morir en un atentado o en un tiroteo? Francamente no importa. Cuando alguien es asesinado, poco importa el método.

 

Ahora bien, traigo a cuento lo que empecé narrando de esta hermosa ciudad de La Paz, porque su nombre –en este contexto– es emblemático por demás. México también busca la paz y la seguridad. México tiene su propio flagelo del terror y su propio látigo que le castiga todo el tiempo (secuestros, extorsiones, ajustes de cuentas, desaparecidos, etcétera). Qué difícil es entonces encontrar la paz, por cualquiera de sus razones. Pero al ver un atardecer en Baja California Sur, y al platicar cálidamente con los lugareños me doy cuenta que México tiene remedio.

 

Es más fácil que en nuestro país vuelva a haber seguridad, a que en Estados Unidos controlen la venta indiscriminada de armas que tanto daño le ha hecho a sus ciudadanos. Sin demasiado temor a equivocarme, creo que los republicanos seguirán sin permitir (aún y a pesar de la amenaza terrorista) que se modifique la Segunda Enmienda, para restringir este tema. Así de fuertes son los intereses económicos que hay detrás, y así de poderosa la organización del rifle (que cabildea intensamente a favor de los fabricantes de las armas y que financian grandes campañas políticas todo el tiempo). Quizá los republicanos no se han dado cuenta que la restricción de armas es más eficiente que su política “para que los malos no hagan daño, hay que armar a los buenos”.

 

En México no sabemos lo que tenemos, y nos hemos dado de cuenta de ello en la medida en que lo hemos ido perdiendo. Quiero hacer la reflexión y el llamado a mis paisanos a que pensemos en todo lo que ya hemos perdido hasta el momento. La tranquilidad del país se nos va de las manos. Nosotros, no obstante, no tenemos un problema de esta envergadura, pero como quien no se da cuenta, lo estamos desperdiciando por nuestras ineficiencias, corrupciones y divisiones. Es momento que México despierte.

 

El día de hoy quizá suene romántico y hasta poco realista, pero quiero pensar – y estoy convencido – que México tiene remedio. Un país con los atardeceres que hay en Los Cabos no podría ser de otra forma.

 

@fedeling