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AMLO: Motor de reformas político-electorales

En cada proceso electoral hemos sufrido un bombardero indiscriminado de millones de spots en radio y televisión que saturan a las audiencias.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace exactamente ocho años, después de las elecciones presidenciales de 2006, y como resultado del conflicto poselectoral, se discutieron una serie de reformas a la legislación electoral que buscaban, “según sus impulsores”, generar mejores condiciones de equidad en la contienda.

 

En aquel entonces, uno de los principales ejes de la reforma consistía en generar un modelo de comunicación político-electoral que garantizara condiciones de equidad para todos los partidos y candidatos en el acceso a los medios de comunicación.

 

En particular, el tema hacía alusión a las quejas realizadas por los partidos integrantes de la “Coalición por el bien de todos” y de su candidato Andrés Manuel López Obrador, quienes alegaban que los medios de comunicación, y en particular las dos grandes televisoras del país, les vendían más caro que a otros candidatos y partidos, los spots destinados a la campaña electoral, además de que les restringían los espacios en los horarios de mayor rating, entre otras prácticas discriminatorias que afectaban la equidad en la contienda electoral.

 

Como resultado de la negociación política en el Congreso de la Unión,  se modificó de manera sustancial la regulación de la administración de los tiempos del Estado en radio y televisión para fines electorales, y se prohibió la compra o adquisición de espacios en radio y t.v. por cualquier persona física o moral, quedando el entonces IFE como único administrador de los tiempos oficiales para efectos político-electorales.

 

¿Cómo funciona el actual modelo de comunicación política?

 

Una vez que la reforma del 2007 entró en vigor, el IFE convocó a una mesa de expertos conformada por especialistas en radio y televisión provenientes de la UNAM y del IPN, cuyas recomendaciones y conclusiones se tomaron en cuenta para la construcción del sistema de monitoreo de spots que actualmente funciona en el INE.

 

El Estado mexicano invirtió más de 25 millones de dólares en la construcción de 150 centros de monitoreo en todo el país, y en el Centro Nacional ubicado en la Ciudad de México que concentra toda la información a nivel nacional.

 

Cada spot que se transmite en radio o televisión con contenido político-electoral debe ser remitido por los partidos políticos, y ahora también por los candidatos independientes al INE, para que sea pautado en el catálogo de estaciones oficial, y se imprima una huella acústica a los materiales, que permita a los aparatos de monitoreo detectarlo inmediatamente, siempre que esté al aire, y de esa forma se pueda conocer perfectamente bien, cuántas veces, a qué hora y qué estaciones lo transmitieron.

 

En suma es un sistema cerrado que funciona perfectamente bien para conocer qué y quiénes transmiten mensajes político-electorales, otorga espacios a los partidos políticos en función de su fuerza electoral, y reduce a cero el gasto en publicidad que bajo el modelo anterior fluía del sector público hacia las empresas privadas de comunicación (televisoras y radiodifusoras).

 

No obstante, la gran desventaja del modelo está en su fundamento mismo, esto es en el uso de spots como vehículo de comunicación político-electoral. Así, en cada proceso electoral hemos sufrido un bombardero indiscriminado de millones de spots en radio y televisión que saturan a las audiencias, y que por su corta duración y formato aportan un contenido muy pobre y reducido sobre las propuestas y perfiles de los candidatos y partidos.

 

¿Por qué se quiere reformar nuevamente el sistema?

 

Al igual que en el 2007, AMLO contribuyó de manera importante a que los partidos políticos nacionales consideren actualmente reformar el sistema. Su recién nombramiento como presidente nacional de MORENA, y su aparición constante en los spots de ese partido han detonado las alarmas en todos los demás institutos políticos.

 

Después de ocho años de funcionamiento del modelo de comunicación-política, el PRI anuncia su intención de discutir una posible reforma, entre otras cosas, debido al “cansancio que provocó en la ciudadanía la transmisión de millones de impactos electorales” según el coordinador de ese partido en el Senado.

 

Por su parte, el PAN también considera importante una reforma, y recién anunciaron a través de su presidente nacional, que presentarán esta semana una iniciativa de reforma, para que se incluyan debates obligatorios cada mes entre los presidentes de los partidos en tiempo ordinario (fuera de proceso electoral), y por lo menos dos debates obligatorios al mes, entre los candidatos durante los procesos electorales.

 

Asimismo en el PRD se analiza la posibilidad de una reforma, y por lo pronto ya se manifestaron en contra de la propuesta del presidente del PRI, en el sentido de llevar a cabo una reforma electoral que impida la promoción de militantes de un partido político en tiempos no electorales, y la compra de espacios en medios de comunicación a institutos políticos.

 

En suma, todos los actores políticos están preocupados por aparecer lo suficiente desde ahora y hasta las próximas elecciones en la mayor cantidad de espacios posibles en radio y televisión.

 

¿Qué se podría mejorar del actual modelo de comunicación político-electoral?

 

Sin duda alguna el actual esquema de comunicación en materia político-electoral podría mejorarse, y aprovechar las fortalezas con las que actualmente cuenta.

 

Para empezar habría que “desespotizarlo”, es decir flexibilizar o abrir el modelo a otras opciones diferentes a los mensajes de 30 segundos en televisión o en la radio. La propuesta del PAN en el sentido de incorporar debates obligatorios entre candidatos durante el proceso electoral parece un buen comienzo. Sin embargo, los debates entre presidentes de los partidos políticos fuera del proceso electoral parece innecesario, y más bien una medida para compartir el espacio que actualmente AMLO aprovecha en los spots de su partido.

 

Asimismo habría que considerar que los debates también tienen sus limitaciones como vehículo de comunicación entre el electorado y los candidatos, sobre todo dependiendo del formato que se elija.

 

Por otra parte, el nuevo modelo de comunicación podría equilibrar la balanza de comunicación entre los institutos electorales locales (OPLES), tribunales electorales federales y locales, las procuradurías electorales local y federal y el INE, ya que este último concentra el mayor número de espacios en radio y televisión para sus campañas de credencialización, educación cívica y campañas federales.

 

Es decir, el modelo actual privilegia los contenidos federales por encima de los locales, lo que necesariamente conduce a relegar la información del ámbito local a un segundo plano, como hasta ahora ha acontecido. Ello trae como consecuencia que los ciudadanos tengan poco o nulo conocimiento sobre las tareas que realizan los órganos locales, las propuestas políticas en esa entidad, las campañas locales de educación cívica, y de los procesos de participación ciudadana locales.

 

Asimismo no parece mala idea que el INE conserve el monitoreo y los mecanismos de control sobre los materiales que se transmiten en radio y televisión, sin censurar previamente su contenido, ya que ello garantiza cierta equidad entre partidos y candidatos en el acceso a medios de comunicación, y representa una herramienta eficaz para determinar con plena certeza si alguien está operando fuera del esquema legal, y en su caso sancionarlo.

 

Una ventana de oportunidad adicional está en reformar el esquema de comunicación actual, para contemplar espacios razonables para los candidatos independientes. En el modelo actual todos los independientes participan de manera conjunta en el equivalente al 30% de los espacios con los que cuenta cualquier otro partido, y se distribuyen los spots según el número de candidatos que sean postulados. En otras palabras,  en el modelo actual, entre más candidatos independientes existan en una elección, menores posibilidades tiene cada uno de transmitir de manera exitosa sus mensajes, ya que  tienen que compartir un mismo espacio del espectro radio-eléctrico.

 

Finalmente una reforma al modelo de comunicación político-electoral podría ser una buena oportunidad para simplificar el modelo y hacerlo más accesible al ciudadano de a pie. Aprovechar los espacios en radio y TV e impulsar contenidos que verdaderamente enriquezcan la vida político-electoral del país e incentiven la concientización y participación ciudadana, más allá del acarreo y del chisme político.

 

Ya se acerca el 6 de enero, y yo ya hice mi carta de buenos deseos al Congreso de la Unión.

 

@pacozorrilla