En medio de un país convulsionado aparece la grata noticia del reconocimiento a dos grandes mexicanos, que no se achican de manera alguna, como Alejandro González Iñárritu y Gael García Bernal en competencias de gran impacto internacional; y ello es motivo de enorme gusto.
Su reconocimiento se dio en el escenario de los “Golden Globe Awards” en que se otorgan galardones de los 93 miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood por la excelencia en cine y televisión tanto en Estados Unidos como a nivel internacional.
El director de cine Alejandro González Iñárritu fue premiado por la cinta The Revenant (El Renacido) como la mejor película dramática y mejor director en la 73 edición de los premios.
Gael García Bernal galardonado como mejor actor de comedia televisiva con Mozart in the jungle, dedicó emocionado su premio a la música y a toda la gente que se encuentra en ella; un código común para la comunicación, la justicia y la libertad.
Estos destacados mexicanos volaron literalmente a tierras norteamericanas en busca del sueño americano, a su estilo, y bajo una nueva visión de lo que esta generación de cineastas es capaz de transmitir al mundo. Desde la cinta Amores Perros reflejaron a sus protagonistas lidiando con la pérdida no sólo física sino las más duras: La emocional, el arrepentimiento y las crudas realidades de la vida.
Coyunturalmente cuando aparece esta cinta es precisamente cuando el cine mexicano atravesaba una crisis de la cual parecía no salir y es que ya no se producían ni siquiera cintas de ficheras, pues lo que se producía era bajo pedido mercantil de televisa siempre con sus “estrellas” de contenido hueco.
Es en la década de los noventas cuando aparece un grupo de jóvenes cineastas, productores y actores que se suman al esfuerzo de impulsar, no solo al interior sino principalmente al exterior, un cine basado en la realidad que se vive en México; ello a pesar de políticos empeñados en quitar recursos al apartado de la Cultura.
Iñárritu decide ir más allá, no sólo quedarse con la experiencia mexicana de amor y desamor, de corrupción y violencia sino de incluso mostrarnos a un héroe, de los que pensábamos ya no existen, y Birdman lo fue, incluyendo a Broadway como escenografía.
El segundo de los galardonados fue el actor mexicano Gael García Bernal mostrando siempre su crítica al gobierno mexicano e incluso a personajes como Donal Trump.
Gael se considera a sí mismo como un inmigrante más y defiende no sólo a mexicanos sino a los latinos en general por las declaraciones humillantes a los inmigrantes de este singular personaje. Gael como artista rabioso de lo injusto ha logrado con su trabajo romper fronteras y reconocimiento como intérprete de un sinfín de historias.
Alejandro González Iñárritu igual que Gael García forman parte de una generación de inmigrantes en los Estados Unidos que esperan como todos los latinos en aquel país, ser tratados con la misma dignidad y respeto que aquellos que llegaron antes y construyeron esa nación de inmigrantes. Su actitud, rebeldía y entrega sorprende a propios y a extraños, para otros más es motivo de regocijo.
Han logrado demostrar que un inmigrante es ante todo un soñador, un inconforme con lo que vive en su tierra y por eso trasciende para apoyar a los suyos. No hay inmigrante que sueñe con su país, donde haya justicia, donde cesen los homicidios a mansalva, los secuestros que no paran, la entrega despiadada a empresas extranjeras, donde los suyos tengan una vida distinta de una verdadera democracia y no como la que tenemos, que es un engaño para beneficio de unos cuantos.
Alejandro y Gael han demostrado que en esos sueños que persiguen también es posible que los inmigrantes puedan alcanzar un Globo y mirar desde lo alto una tierra, su tierra donde florezca una igualdad con justicia.
No es mucho pedir, no estoy soñando.
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