La historia tiene sus ciclos y sus hombres. Castro fue uno de ellos más allá de las apreciaciones que cada uno tenga sobre su persona.
Lo conocí y conviví con él durante mis cuatro años como diplomático en Cuba en una etapa muy compleja de las relaciones internacionales. Fue un líder conductor de un pueblo que necesitaba más orden que una revolución.
Fue audaz, carismático quizá un hombre de estado pero que jamás pudo vencer la barrera del ser revolucionario.
Su modelo de una revolución romántica falló en un mundo realista y por eso fracaso y jamás pudo ser replicado .
Los ejemplos de la Nicaragua de los 80 y la Venezuela de los 90 no creo que hayan sido el súmmum de un modelo exitoso.
Recordemos al hombre de su tiempo y quizá al personaje más importante del siglo XX de la América latina.
Porque las revoluciones también envejecen y se aburguesan.