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A propósito del cáncer…

Este 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer.

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Escrito en OPINIÓN el

 

El cine es una arte que se alimenta de las vivencias de las personas y entre ellas una de las experiencias de mayor impacto es la lucha por la supervivencia de uno mismo, cuando tu cuerpo se vuelve en tu contra. Las películas que tratan el tema del cáncer son de todos los estilos y cortes, pero al final tratan de cómo manejamos, concebimos y combatimos nuestra vida ante la posible muerte.

 

El cáncer ha sido calificado, antes de que hiciera su aparición el SIDA-VIH, como la enfermedad del siglo XX, lo cual denota el nivel de miedo social que esta enfermedad genera. Es cierto que los avances en el combate del padecimiento, que se consideraba equivalente a una sentencia de muerte, han sido grandes, pero a pesar de los grandes esfuerzos que desde hace décadas se realizan, el cáncer sigue siendo una de las enfermedades de mayor mortandad. Basta con ver que de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 12 millones de muertes ocurrirán en el 2030 por esta causa.

 

Y hablando específicamente de México, el cáncer ocupa el tercer lugar como causa de muerte a pesar de los avances médicos y tecnológicos y se le considera la tercera causa de muerte en las mujeres y la cuarta entre los hombres. En otras palabras, se calcula que cada diez minutos ocurre una muerte relacionada con esta enfermedad en nuestros tiempos. Una cifra espeluznante.

 

Y este drama humano y social se encuentra constantemente reflejado en los cines, al punto de que las listas de películas que tratan el tema son tan largas, casi, que cualquier otra temática del séptimo arte.

 

En lo que a mí respecta, mi primer recuerdo que relaciona esta devastadora enfermedad y el cine, lo tuve cuando vi muy joven la melosa y trágica Love Story (Hiller, 1970). Mientras que mis hermanas mayores se derretían con la famosa frase surgida del film (amor es, no tener que pedir perdón), a mí lo que me impactó fue el sentimiento de tragedia inevitable que invade permanentemente la película a partir del momento que se le diagnostica leucemia al personaje encarnado por Ali MacGraw, hasta que muere ante la impotencia de Ryan O'Neal.

 

 

Y es que ese era la percepción social de hace cuatro décadas, del cual esta peli es reflejo. Al saber que uno padecía cáncer tenía la seguridad de que sus días estaban contados y todo debía ser rodeado de un velo parecido a una tragedia griega.

 

Por fortuna ya no es así, al menos no siempre, hay más y más sobrevivientes de los diferentes tipos de cáncer. Y esto también se refleja en cómo se trata el tema en el cine desde entonces.

 

Un ejemplo que se va al otro lado del espectro del tratamiento que se le da a la lucha contra esta enfermedad lo encontramos en la biográfica 50/50 (Levine, 2011) cuyo tono de comedia y situaciones puede resultar chocante, por ejemplo, el hecho de que el protagonista piense en usar su padecimiento como una forma de conseguir sexo por lástima y como una pick up line efectiva.

 

Incluso las posibilidades de supervivencia de 50% que dan título a la película son motivos de diálogos y bromas que muchos encontrarían ofensivos.

 

 

También hay películas que nos muestran cómo el viaje hacia lo desconocido que significa padecer cáncer puede ser motivo de aventuras sin importar la edad. En este rubro recomiendo la película The Bucket List (Reiner, 2009) en la que Edward (Jack Nicholson) y Carter (Morgan Freeman) emprenden un viaje aparentemente frívolo y de adolescencia tardía cumpliendo todos sus deseos ante la perspectiva fatal pero que en realidad los acerca a las cosas que importan en sus vidas: Amor, amistad y la experiencia que deja vivir a pesar de la muerte.

 

 

Sin embrago, no importa lo que veamos en la pantalla cuando nos sentamos en la butacas y las luces se apagan, aunque sean historias autobiográficas o basadas en hechos reales. Lo que debemos de aprender del cine que toca la temática del cáncer es que debemos tener una cultura de prevención y de reducción de factores de riesgo y en caso de padecerlo, a luchar e intentar derrotarlo.

 

El cáncer sigue siendo parte de nuestras vidas y seguramente las batallas que muchas personas y comunidades darán en su contra será motivo de futuras películas. Sin embargo, lo mejor es ser proactivos con respecto a nuestra propia salud y cuidarnos, nadie debería terminar siendo la inspiración para que se filme nuestra trágica muerte a manos de esta enfermedad, alimentando así el filón narrativo de la pantalla de plata.

 

Final Cut

Para mí uno de los días esperados del año, mediáticamente hablando, es el Súper Bowl. No porque crea de verdad que es un gran juego o por que sea fan de algunos de los equipos, al contrario la mayoría son juegos bastante desiguales o malos y el equipo del que soy seguidor nunca llega hasta la final.

 

Lo que a mí me interesa es el medio tiempo, tampoco por Katy Perry aunque es un buen aliciente, en concreto los comerciales del medio tiempo. Es una de las pocas oportunidades de ver fuertes apuestas de creatividad y producción publicitaria que a veces llegan a generar una especie de cine minutos muy buenos dentro de su género.

 

Espero que este domingo no sea la excepción a esta tradición.

 

eduardohiguerabonfil@gmail.com

@HigueraB