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A dos puntas

Por José Carreño Figueras

Por
Escrito en OPINIÓN el

Los problemas para negociar

 

Seguridad, gobernabilidad, imperio de la ley... esos son los problemas que enfrenta el gobierno mexicano para negociar con Estados Unidos.

 

El punto nodal no está en las relaciones personales buenas, malas o regulares, que nuestros dirigentes tengan o puedan tener con los de otras naciones, en especial los estadounidenses.

 

Y aunque cuentan en algo, tampoco los errores en el manejo de la relación, como pudiera ser la invitación al republicano Donald Trump -aunque las lecturas en México y en Estados Unidos tuvieron diferencias-.

 

El problema real está en la aparente falta de voluntad para hacer cumplir la ley. Sea en temas de corrupción, donde la percepción termina siempre en falta de pruebas o carpetazo, cuando se trata de políticos de cierto nivel; sea en términos de lo que pueda hacer un grupo suficientemente poderoso como para poner en jaque al gobierno, como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

 

La imagen es que es posible desafiar a la ley y retar al gobierno, literalmente tener impunidad si eso es políticamente conveniente.

 

La idea de las "concertaciones" va cada vez más allá. ¿Faltan miles de millones de pesos en los presupuestos estatales? Chi-lo-sa... ¿Hay delitos contra las vías de la comunicación o contra el patrimonio nacional? solo habrá escándalo si alguien renta la biblioteca nacional o el Palacio de Bellas Artes.

 

En México la política se ha impuesto a lo legal hace décadas, por no decir siglos. La necesidad de mantener una apariencia de paz y de diálogo civil ha superado a la de necesidad de hacer cumplir la ley.

 

No es que sean agradables, pero la impresión externa es que son cuestiones en las que el gobierno tiene poco que ofrecer.

 

Al mismo tiempo, la idea de recurrir al nacionalismo y resistir a todo trapo suena bien en los discursos pero no es necesariamente la mejor opción para los mexicanos "de a pie", que serían los más afectados.

 

Y eso tendría impacto también en la opinión de los mexicanos o descendientes de mexicanos que radican en los Estrados Unidos.