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A dos puntas

Por: José Carreño Figueras.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Roberta Jacobson y México...

 

Roberta Jacobson, la persona cree en la importancia de las relaciones entre su país, Estados Unidos, y México. De hecho, se ha expresado en favor de la idea de una Norteamérica integrada.

 

La embajadora Roberta Jacobson representa los intereses de su país. Es una de las personas convencidas de que un México estable y próspero está en el mejor interés de los Estados Unidos, sea por amor, por conveniencia o cualesquiera otra razón que se alegue.

 

Pero eso implica también que para bien o para mal hará saber al gobierno mexicano de la opinión estadounidense sobre la situación del país.

 

Seguramente lo hará de una forma muy discreta, como se supone y se espera que se hagan esas cosas en la diplomacia. Pero lo hará.

 

El problema es simple, y de hecho algunos en la Cancillería mexicana han expresado preocupación por la agenda que le atribuyen a Jacobson, que hasta su nombramiento como embajadora fue subsecretaria de Estado para Asuntos Interamericanos y se familiarizó con el país por un trabajo de años, que la llevó a ser directora de la Oficina de México en el Departamento de Estado.

 

En cierta forma puede decirse que esa preocupación está justificada. Hasta donde se sabe, Jacobson no es como persona ni como diplomática alguien que vaya a buscar problemas ni a comprar pleitos. 

 

Pero por política de su país, tampoco puede darse el lujo de ignorar temas como respeto y defensa de derechos humanos, administración de la justicia, transparencia o impunidad que golpean de lleno a México y de hecho muchos estadounidenses creen que los afecta también a ellos directa e indirectamente.

 

El papel de Jacobson es delicado. Por un lado, sabe que su trabajo implica ayudar a apuntalar la situación de México, pero por otro presionar para que se desarrollen políticas que no creen problemas para los intereses estadounidenses. Es tan legítimo como la tarea encomendada a Carlos Sada en Washington.

 

Pero el papel de los dos nuevos embajadores está en terrenos complicados, menos por su capacidad y los hechos que los rodeen que por la nueva naturaleza de una relación donde la interdependencia comienza a ser reconocida abiertamente.

 

El peso del escrutinio recaerá más en bien en Jacobson, si no por otra razón porque su oficina es mucho más visible que la de Sada.  

 

@OpinionLSR