Más allá de ser un día en el que no se asiste a la escuela, el Día del Maestro representa la celebración de una de las labores más nobles de los seres humanos, educar y dejar huella en los estudiantes, no sólo como profesionistas, sino como personas. En la Ciudad de México los profesores tienen mucho qué contar y entre más años de labor docente haya, habrá más historia.
Leopoldo Ayala Blanco, profesor por más de 47 años ininterrumpidos de la asignatura “Lengua y Comunicación Oral y Escrita” fue uno de los maestros más destacados y memorables para decenas de generaciones del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos 5 “Benito Juárez” del Instituto Politécnico Nacional, mejor conocido como la Voca 5 de Ciudadela.
A los dos años de haber comenzado su carrera docente, vivió el movimiento estudiantil de 1968 dentro de las aulas de la vocacional donde, asegura, cayó el primer muerto de aquel movimiento. Tal suceso fue el parteaguas de su carrera y de su vida en general.
Para Ayala Blanco, la dignidad y la educación son principales para el progreso en México, puesto que en sus ideales de cambio la educación es el camino para libertad de cualquier pueblo con base en su experiencia.
“Cuando la Revolución Cubana triunfa, había un 70 por ciento de analfabetas, pero no alcanzaban las personas para alfabetizar y convocaron a todos los jóvenes del mundo para alfabetizar, y fuimos. Lo más bello que me han dicho en la vida fue en Cuba y fue ‘oye maeto’, los cubanos no podían ni pronunciar las palabras bien. Si ellos lo lograron, ¿por qué nosotros no?”
Por ello, la enseñanza considera que es lo que le da plenitud y un camino en la vida, y que sus clases, que fomentan la literatura y poesía, dirigidas a jóvenes de 15 años son en el momento perfecto, debido a que en esas aulas sus alumnos experimentan el extraordinario cambio de la adolescencia a la juventud y esa es la edad clave en que sus alumnos forjarán su calidad como seres humanos.
fmma