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'Crear una Secretaría de Cultura es engendrar un elefante blanco'

En entrevista con La Silla Rota, la autora de “Como agua para chocolate” se autodescribe como una mujer observadora.

Escrito en NACIÓN el

Después de dos meses de conocerlo, de observarlo y de recorrerlo, la escritora y legisladora federal de Morena, Laura Esquivel, piensa que la Cámara de Diputados se asemeja al género literario del horror.

En entrevista con La Silla Rota, la autora de “Como agua para chocolate” se autodescribe como una mujer observadora y luego de habitar el Palacio Legislativo de San Lázaro le sigue llamando la atención la desatención del salón de plenos, donde muchos de sus compañeros van y vienen, como zombies, sin poner atención a nada, especialmente al orador que está en tribuna.

A la legisladora le preocupa que bajo ese mismo efecto de abstracción de la mayoría de los legisladores se apruebe la creación de la Secretaría de Cultura, instancia prometida por el presidente Enrique Peña Nieto.

Lamenta que sin ahondar en las necesidades reales de la promoción cultural del país, el Congreso se aliste a crear un nuevo “elefante blanco”, que sólo tenga como propósito despedir a empleados o crear espacios sin un objetivo reales de existencia.

 

¿Qué opina de la creación de la Secretaría de cultura?

La cultura en México necesita un apoyo enorme. El problema con la nueva Secretaría de Cultura es cómo se está haciendo, pues el gobierno Federal manda su iniciativa y dice: 'que se apruebe y ya después se ajustará y se revisará'.

Yo creo que es a la inversa, primero se tendría que hacer una consulta con todas las organizaciones involucradas o que pudieran verse afectadas.

Es necesario saber si están de acuerdo; saber qué proponen; saber si se les va respetar todas sus prestaciones o todos sus derechos adquiridos. Lo digo por la gente del INBA, INA, Conaculta, Radio Educación... todos.

En este tema hay muchas cosas que siguen quedando en el aire y que son importantísimas de revisar.

El gobierno federal también dice que no se invertirán recursos públicos, es decir, que no va a costar la nueva Secretaría y hago la pregunta: de dónde se va a pagar toda la infraestructura que necesita un proyecto así.

Bajo esta lógica, yo no estoy de acuerdo en esta nueva Secretaria de Cultura.

Otro tema de análisis es qué se entiende como cultura y creo que desde el gobierno la ven como un activo, es decir, en términos contables, en cifras y números. Yo creo que la cultura es algo más.

 

¿Qué es la cultura?

Son formas de vida que nos dan identidad  y no creo que sea a través de una secretaria que se va a consolidar o a fomentar.

Más bien yo siento a esta nueva dependencia como un aparato ordenador y controlador, que los mexicanos no necesitan.

En ese sentido, no estamos de acuerdo en una secretaria en términos que se están proponiendo. En esos términos, yo me opongo.

Y no es sólo por oponerse, porque es necesario saber cómo incluiremos en estos planes a las zonas arqueológicas, a los museos y otros aspectos que no están contemplados.

 

¿Cómo se imagina una Secretaria de Cultura? ¿Cómo debe ser?

Es difícil esta pregunta, porque yo nunca vería el apoyo de la cultura a través de una institución; sí creo que es necesario este apoyo, pero no como un asunto meramente de Estado.

Lo que se necesita hacer es vincular la cultura y la educación. Deberíamos empezar en las escuelas para que los alumnos tengan la oportunidad de participar en actividades artísticas.

Se dice que en México no se lee, pues empezamos en los salones de clase a leer; promocionemos las bibliotecas, que casa escuela tenga la suya. Necesitamos, por ejemplo, maestros de educación artística. Imaginemos en cada escuela grupos de teatros, de orquestas...

Todos estos temas no están en los planes de la nueva secretaría y deben tratarse.

 

¿Será entonces un elefante blanco?

Por supuesto y aparte de todo, veo que está Secretaría va a reducir personal de las instituciones existentes.

 

¿Qué sigue entonces?

Hacer foros, donde participen sindicatos y trabajadores de todas estas instituciones, porque yo los veo muy molesto; nadie los escucha y creo que lo mínimo que pudiéramos hacer es escucharlos.

Es necesario que todos expongan sus planes y necesidades. Por eso creo que estás cosas no se pueden hacerse tan a la ligera o por decreto.

 

Como escritora de profesión, ¿cómo ha visto y cómo le ha ido en la Cámara de Diputados?

Para mí ha sido una sorpresa todo lo que he visto. Por mi formación, es muy importante escuchar y no sabes cómo molestaban muchas cosas, como cuando los compañeros suben a la tribuna y nadie los escucha.

Vas entendiendo que unos sí están oyendo, que otros parecen que están de fiesta, pero en realidad están cabildeando, pero hay muchos que efectivamente no están en la sesión, es decir, están físicamente pero nada más.

Creo que el funcionamiento de la Cámara de Diputados no es el correcto, hay un exceso de iniciativas que no da tiempo revisarlas o reflexionarlas. Muchas veces estamos aquí sin hacer mucho.

 

¿No tiene miedo que transite de escritora a un personaje de la política?

No, para nada. Yo estoy aquí porque tengo muy claro  que vengo a representar a toda una población que no se oye aquí.

 

¿Qué le cambiaría a San Lázaro?

Hay cosas que son rescatables, como es el trabajo en comisiones.

 

¿La cámara de diputados se parece alguna de sus obras?

No, nunca han sido tan horrorosas. Nunca me he metido a ese género de horror.

Lo que aquí sucede es un muestrario que refleja muy bien un pensamiento muy equivocado de la sociedad en la que vivimos y que está basado en la búsqueda de satisfacer intereses muy individuales y particulares.

 

Este tema de la Secretaría de Cultura, ¿lo ha platicado con Andrés Manuel López Obrador?

Ahorita no lo he platicado con él; ya lo hicimos en su momento, cuando participamos en consultas y en discusiones sobre el proyecto alternativo de nación.

Andrés Manuel tiene muy claro hacia dónde tiene que ir todo este tema y si me lo preguntas en el sentido de que si de línea, la respuesta es no.

maaz