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Las togas vacías

Lo cierto es que los méritos técnicos y profesionales de los integrantes de las ternas para la Corte, tienen detrás definiciones de política.

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Escrito en OPINIÓN el

La ministra Sánchez Cordero y el ministro Silva dejarán la Corte en las próximas semanas. Ambos se retiran con un estimable reconocimiento como juzgadores. Ambos también se identifican como parte de la Corte que, luego de las reformas del 95, jugó un papel relevante como contrapeso y decisor constitucional.

 

En contraste, en las últimas designaciones de la Corte pareciera que se trata más de recuperar el poder, que de construir un Estado constitucional. La designación de Medina Mora, en medio de cuestionamientos, de una torturadora interpretación constitucional de la Comisión de Justicia del Senado para justificar los requisitos constitucionales, fue el antecedente de las peculiaridades de lo que se vive ahora para ocupar las vacantes.

 

Un proceso que en otros tiempos se rodeaba de la discreción entre los interesados y los operadores gubernamentales, ahora ha trascendido exacerbando a la vez las reacciones de preocupación por el riesgo en que se coloca la independencia judicial.

 

El anticipado anuncio del propósito del senador Cervantes para ser ministro estuvo acompañado a la vez de varios traspiés: Su inelegibilidad al ser senador con licencia; el riesgo a la independencia judicial al partidizar a la Corte; el conflicto de interés dada la relación familiar con el titular de la dependencia a la que se le ha encomendado la integración de las ternas. La suma de lo anterior ha dado lugar a un interesante escenario alrededor del cual se han expresado grupos interesados al grado de modificar las actitudes de los decisores.

 

La adhesión de más de 50 mil personas a la petición en Change.org, los desplegados suscritos por académicos, asociaciones de juzgadores, la Barra Mexicana-Colegio de Abogados, coinciden en que no debe, porque la partidización dañaría a la Corte. Las declaraciones del presidente del PAN y del senador Gil rechazando la partidización y que haya algún compromiso en favor de Cervantes y las distintas posturas de los grupos interesados van perfilando los rechazos y lo que se estima deseable.

 

El consenso en el rechazo a la partidización, es seguido de la diversidad en los perfiles deseables. La asociación de juzgadores solicita que los nuevos ministros provengan de la carrera judicial; los académicos consideran como deseable la designación de ministras; la Barra es renuente a la designación por cuotas de género y de académicos sin experiencia en el ejercicio de la profesión y se orienta por abogados con experiencia en el foro.

 

La manifestación de las distintas posturas expresa también la apreciación que la profesión, o mejor dicho, las profesiones jurídicas, tienen sobre el perfil de los ministros en particular y de la Corte en general. Las hay, por supuesto, con un interés gremial, por ejemplo, la de los miembros de la Judicatura.

 

Ante tal panorama, el foco está tanto en el cómo, como en el quiénes integran las ternas. Lo que sucede en el Ejecutivo es relevante en el proceso. El proceso de integración, a diferencia de otros sexenios pasó de Gobernación a la Consejería Jurídica. Institucionalmente parecería que de lo político se pasó a lo técnico.  Lo cierto es que los méritos técnicos y profesionales de los integrantes de las ternas, tienen detrás definiciones de política, tendrá un gran valor que las razones sean explícitas.

 

El Ejecutivo tiene la gran oportunidad de salir al paso si la integración de las ternas la realiza en paridad de circunstancias, es decir, cada una con tres candidatos en condiciones similares de ser elegidos, respaldando cada  una de las propuestas con sólidas argumentaciones de política constitucional.

 

@jrxopa