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Llora Chilchotla a sus 11 niños muertos en explosión

Más de mil 600 explosivos fueron los que provocaron la desgracia en la comunidad poblana

Escrito en ESTADOS el

"Una travesura. Algo que no le gustó al santito. El fin de su serenata". Así alcanzan a explicar los vecinos de San Isidro Labrador, en Chilchotla, la explosión de cohetones que se produjo la noche del lunes en la casa del mayordomo y que provocó la muerte a 11 niños y otros tres adultos que preparaban la fiesta patronal de este 15 de mayo.

Algunos señalan que una “bomba” de luces fue colocada en un “lanzacohetes” y se dirigió hacia el almacén improvisado en el que resguardaron más de mil 600 explosivos sin imaginar lo que pasaría. Otros vecinos prefieren limpiarse las heridas y fieles a sus costumbres, pensar que todo fue porque “algo no le gustó a San Isidro, seguramente eso fue”.

Este martes, el “shock” los mantuvo al pie de la casa, hoy ruinas, donde una noche antes participaban en “la serenata” con mariachi como parte del novenario a San Isidro Labrador, cuyo altar e imagen, casualmente, quedaron intactos en la casa aledaña a la explosión.

“Estábamos contentos y de pronto explotó”

Carmen Rosas está ahí, ella ve todo desde una silla a las afueras de su casa. A sus 78 años de edad, las articulaciones no le permitían participar del baile que se llevaba a cabo en casa de su hijo Adrián.

El joven, quien es el segundo más chico de cinco hermanos, por primera vez fue electo como mayordomo de la comunidad que, históricamente fue un referente en la siembra de opio y amapola pero que, con el paso de los años, dejó esa actividad en el pasado para captar turistas gracias a atractivos naturales como una cascada y la crianza de truchas.

El 8 de mayo estaba pactado para recibir el altar de San Isidro, por lo que en la noche se ofreció una “serenata” con música de mariachi, en la casa de su madre, pues su hogar de dos pisos aún estaba en construcción y carecía de ventanas.

Sus sobrinos corrían junto con otros niños de la comunidad, mientras que los adultos bailaban y tomaban cervezas XX Lager. En medio del jolgorio, a alguien se le ocurrió jugar con los fuegos pirotécnicos que desde el sábado Adrián guardaba en un cuarto dentro de su vivienda.

“Junto aquella casa estaba el patrono (San Isidro), entonces lo sacaron, lo llevaron a la procesión y cuando llegamos empezó el mariachi. Todos estaban bailando, todos estábamos felices y de pronto explotó”, narra Doña Carmen.

Uno de los tubos conocidos como “lanzadera” o “lanzacohetes” estaba ahí. Pensaron que era fácil darle brillo al festejo haciendo volar una de las llamadas “bombas” de luces, pero por cuestiones del azar, esta no alcanzó la altura debida e ingresó por una de las ventanas para convertir lo que era una fiesta en una tragedia.

 

Derrumbe de la casa sepulta a niños y adultos

La detonación de este cohetón ocasionó una reacción en cadena que de inmediato encendió las más de 24 “gruesas” de cohetes –cada una con 144 piezas- que Adrián almacenaba en una de las habitaciones.

El fuerte estruendo alertó a todos los presentes, pero ninguno pudo reaccionar.

La invisible onda expansiva provocó que el piso de la segunda planta y el techo de block y cemento cayeran sobre nueve personas que estaban en ese momento al interior de la casa.

Nadie pudo salir. Trozos de roca salieron en forma de proyectil con gran fuerza y golpearon a quienes participaban de la celebración. Otros tantos, los menos, sufrieron quemaduras por la explosión de los fuegos artificiales.

En ese momento eran las 8:30 de la noche, pero siendo una de las localidades más pequeñas del municipio de Chilchotla y ubicada a 20 minutos de la cabecera municipal en automóvil, la ayuda tardó en llegar cerca de una hora.

Una ambulancia del municipio apenas pudo transportar a seis personas sin importar otra cosa más que llevarlas al Hospital de Guadalupe Hidalgo, a casi 44 minutos de ahí, pero en el camino un menor de 17 años de edad perdió la vida.

Una máquina retroexcavadora fue usada para retirar la loza del piso y el techo para así poder liberar los restos.

Por su parte los pobladores se organizaron y en camionetas comenzaron a llevarlos al Hospital de Quimixtlán. La cifra de heridos llegaba a más de 20 y de momento se contabilizaron nueve personas sin vida.

Paramédicos de todas las corporaciones fueron enviados a Chilchotla. Llevaron primero a los heridos a hospitales de la región y ante sus cuadros clínicos delicados, fueron trasladados de manera terrestre hasta la capital poblana.

A las 3 de la madrugada los peritos confirmaron el deceso de nueve personas, seis de ellos menores de edad. Pero cuando salió el sol, la cifra ya había aumentado a 14 víctimas mortales, siendo los pequeños los más afectados con 11 decesos.

Era la primera vez que usaban tantos cohetes

Doña Maricela lleva más de 40 años viviendo en San Isidro. Mientras narraba este martes lo que ocurrió la noche del lunes no podía esconder su cara de angustia y dolor recordando que nunca antes se habían comprado tantos fuegos pirotécnicos para celebrar la fiesta del 15 de mayo.

“Me vino a tocar desesperada (una vecina), traía a su niña en brazos y sangrando de la cabeza. Me gritaba que la ayudara y a esa hora ¿yo qué hacía?”, explicaba mientras la acompañaba hasta la unidad móvil de salud, con su hija herida por la explosión.

Otros vecinos tienen explicaciones más profundas de lo ocurrido. Piensan que la culpa la tuvo “el patrono”, quizás algo no les gustó, algo hicieron mal, no estaban preparando la celebración como quería y por ello ocurrió todo eso. Una fuerza divina.

Piden a las autoridades ayuda, pero también reprochan abandono

Los familiares directos de las víctimas llegaron al Servicio Médico Forense de Ciudad Serdán. Esperaban la entrega de los cuerpos para devolverlos al lugar del siniestro, donde la mañana de este martes se realizó una misa y por la noche se planeó velarlos.

Mientras arreglaban el papeleo, el resto del pueblo permanecía alrededor de la casa en ruinas que concentró la atención de decenas de reporteros, locales e internacionales, que arribaron para explicar, como mejor entendieron, lo ocurrido en San Isidro.

A ese mismo lugar llegaron ambulancias de los servicios de salud que de inmediato fueron abordadas por los vecinos que, imposibilitados para acudir a una clínica, vieron la oportunidad de atenderse algún malestar, aunque no tuviera relación alguna con el siniestro de la noche previa.

Tony Gali refrenda apoyo a víctimas

El gobernador Tony Gali visitó la comunidad de San Isidro, donde refrendó su apoyo total a las familias afectadas.

El Ejecutivo realizó un extenso recorrido por la zona de desastre para evaluar los daños, escuchar y atender las peticiones de las víctimas, además de expresar sus condolencias a los deudos de los fallecidos. 

Gali se comprometió con la reconstrucción total de las dos viviendas que se perdieron, indemnización para las familias, la habilitación de un terreno como panteón -ya que la comunidad carecía de espacio-, a brindar atención médica en el lugar las 24 horas, a través de una unidad móvil de salud, y dar el apoyo necesario para que los lugareños desempeñen sus tradiciones católicas este 15 de mayo. 

En medio de la emergencia crean panteón pedido por años

Este miércoles serán encaminados hasta el nuevo camposanto de la comunidad las víctimas. Ellos serán los primeros 14 sepulcros del cementerio que por años habían pedido y que ante la inclemencia del momento, finalmente recibieron.

De acuerdo con los pobladores, por años tuvieron que cruzar un cerro para ir a la localidad vecina a enterrar a sus difuntos, por lo que llevaban varios años rogando por un panteón, que no fue sino hasta este martes cuando el Ayuntamiento de Chilchotla adquirió el predio y el gobierno federal agilizó los trámites para darle un uso fúnebre.

Ahí descansarán 14 de los habitantes que esperaban celebrar el lunes a San Isidro Labrador:

Julio Serrano Tentle, de 4 años

Erick Brayan Serrano Luna, de 5 años

Victorino Serrano Ruiz, de 5 años

Diego Serrano Méndez, de 8 años

Rubén Arguello Montiel, de 9 años

Rodrigo Serrano Méndez, de 11 años

Leobardo Antonio Tentle Luna, de 11 años

Juan Carlos Rodríguez Luna, de 13 años

Felipe Serrano Argüello, de 14 años

Ambrosio Serrano Rosas, de 14 años

José Miguel Luna Rosas, de 15 años

Rosario Serrano Argüello, de 19 años

Pablo Luna Blanco, de 27 años

Francisco Nazario Tentle Tentle, de 54 años