Main logo

La corren de casa por embarazarse y madre bloquea ayuda

Con 16 años y una hija enferma, Ana Laura busca apoyo social; pero asegura que su mamá, que es trabajadora del DIF, ha impedido la ayuda

Escrito en ESTADOS el

Nuevo León (La Silla Rota).- Ana Laura es una  joven de ojos tan grandes como sus sueños, cuya voz pausada, pero firme, reflejan la madurez de una mujer en el cuerpo de una joven que a los 16 años tiene una hija con una rara enfermedad, fue corrida de su casa y ahora no puede recurrir al DIF para pedir ayuda porque asegura que su mamá es funcionaría de esa institución y no le permiten acceder a los apoyos para madres solteras.

Antes de quedar embarazada,  Ana Laura – cuyo nombre fue cambiado para proteger su identidad-  deseaba estudiar tres carreras: una técnica en logística para saber importar y exportar productos, administración de empresas y la licenciatura de derecho para ejercer la abogacía; así lo cuenta con entusiasmo mientras sus ojos brillan y miran a lo lejos.

Sin embargo, Ana Laura no tuvo fiesta de 15 años, ella tuvo una hija.

Vivir con los tíos

Ana Laura es la menor de tres hermanos, su madre cuidaba a los dos mayores y  ella, siendo una bebé de dos meses de edad que padecía de asma, era cuidada por sus tíos, Raúl (hermano de su mamá) y su esposa Amalia -sus nombres también fueron modificados-, quienes aún no tenían hijos, se hicieron cargo de la sobrina. Le daban todo lo que en un hogar se tiene, a los dos años el matrimonio tuvo una hija y las cuidaban a las dos por igual: escuela, vestido, alimento y las mismas reglas de obediencia. 

El tiempo pasó, su tío  Raúl se convirtió en su tutor, firmaba las calificaciones de la escuela, se hacía cargo de todas sus necesidades, pero un día, 13 años después, su hermana le reclamó que le devolvieran a su hija.

 “Muy a nuestro pesar tuvimos que dársela porque sabíamos que no era nuestra, pero estábamos tan acostumbrada a ella que nos dolió verla salir de nuestra casa”, afirma  Amalia.

Pese a ello, seguían al pendiente, llamaban a su casa y preguntaban por ella. Tras mudarse, los tíos aseguran que siempre andaba en la calle, su madre no estaba en casa, sus hermanos en sus asuntos, su padre había fallecido unos años antes y Ana Laura vivía una libertad a la que no estaba acostumbrada, reconocen sus tíos.

Se sintió libre, cursaba el segundo año de secundaria, donde tuvo información básica sobre los métodos anticonceptivos, pero cuando estaba con su novio no aplicó la teoría la práctica.

“Fue algo que se dio sin pensarlo y no me cuidé, no llevaba nada conmigo, cuando pasó el tiempo y me sentí mal, sospeché que había quedado embarazada”, dice Ana Laura.

Se embarazó a los 14 años, su novio de la misma edad la apoyó pero no así sus familias. A ella, su madre la corrió de la casa “me dijo, a ver cómo le haces, recoge tus cosas y vete con él ”, se fue a casa de su novio una semana y salió a los pocos días por el mal trato de la madre, pidió asilo en casa de una amiga y ya estando ahí, le llamó a sus tíos que acudieron por ella de inmediato y desde entonces volvió a vivir con ellos.

Su tía Amalia recuerda esa llamada, pues dice que no sabía dónde estaba.

 “Cuando nos llamó, Raúl y yo fuimos por ella y la internamos, su embarazo era de alto riesgo, el doctor dijo que su matriz no estaba preparada, era una niña y su cuerpo aun no maduraba, sufría fuertes dolores”, dice.

Ana Laura explica que los dolores eran intensos y la hacían reflexionar sobre el cambio que había dado su vida, desde que meses antes tuvo que enfrentar sola la sospecha, realizar pruebas y sacar valor para enfrentar a la familia.

Cuando lo supe “lloré mucho porque pensé, ¿Cómo le voy a hacer para sacar adelante a mi bebé?, yo creí que estaría sola, aun no se lo decía a mi novio y lloraba porque no sabía cómo iban a reaccionar mis hermanos y mis tíos, mi mamá no me preocupaba tanto porque nunca la sentí unida a mí y mi papá ya había muerto, pero nunca viví con ellos“

La bebé nació enferma

La bebé nació en agosto del 2016. Cuando parecía que lo peor había terminado, Ana Laura supo que su hija fue diagnosticada con incontinencia pigmenti, una rara enfermedad neurocutánea que se caracteriza por la presencia de lesiones en la piel que evolucionan en forma variable.

En el mundo se presenta 1 caso en 50 mil recién nacidos vivos, el 98 % de los casos afecta al sexo femenino, ya que suele ser mortal en niños. Su origen es genético y hasta este momento no existe tratamiento.

A la bebé la atienden con el Seguro Popular en el Hospital Materno Infantil de Monterrey, mensualmente tiene 9 citas con especialistas; Pediatra, oftalmólogo, dermatólogo, genética, gastroenterólogo, nutrición, neurólogo, otorrino y hematóloga.

“Cuando nació estuvo en coma porque se le complicó con neumonía y anemia, estuvo sus 3 primeros meses de vida internada y los doctores me dicen que puede ir perdiendo la vista, ya descartaron retraso mental, pero si tiene retraso motriz, crece lento aunque come bien, su tamaño y desarrollo es lento, tardará más que cualquier niño en caminar y en hablar, en interesarse por mover sus manos y tomar las cosas para llevárselas a la boca como otros niños”

Lo que mucho tranquilizó a Ana Laura fue el apoyo del novio, un joven quinceañero que siempre mostró ánimo e interés por ser responsable a pesar de no tener nada que dar y de no ser apoyado por su familia  “mi hija tiene que crecer con su papa y su mamá aunque no estuviéramos juntos pero los tuviera a los dos, no quería que pasara lo mismo que yo”

Amalia, quien cuidó a Ana Laura desde pequeña, ahora cuida a la hija de ésta y asegura que es una joven muy madura, “la vi quedarse tres meses en el hospital con su hija, aguantó críticas, humillaciones, dolores y nunca se ha quejado de trabajar para cubrir las necesidades y las atenciones de la enfermedad de su bebé.”

No puede acceder a ayuda del DIF

Ana Laura ha recorrido dependencias del sector público en busca de ayuda o algún apoyo para paliar la vulnerabilidad en la que se encuentra, sin  embargo, se topa con  la negativa de acceder a los programas porque su madre labora en el DIF de Nuevo León.

Al respecto, el director del DIF Nuevo León, Erick Caballero, puntualiza que por política interna, la Contraloría del gobierno  no permite que ningún familiar de quien labore en el Estado o en esa dependencia sea beneficiado con los programas gubernamentales.

Sin embargo, recalca que hay excepciones y cuando se solicita ayuda, “aunque se tenga un familiar que labora en el gobierno, pero está en estado de vulnerabilidad la persona, las trabajadoras sociales se cercioran de que así sea para integrarles a los programas sociales”.

“Ellos, ya sea una madre soltera o un menor o mujer maltratada no tienen la culpa de tener un padre o madre que trabaje en el Estado”.

“En caso que está fuera de la casa de su madre - y aun habitando con ella-, se estudia su situación y se busca el apoyo, pues no podemos negar la asistencia en despensas, medicinas, leche y asesorías”, dice Caballero.

Ana Laura asegura que ha ido al DIF y le dijeron que no le darían apoyo porque su mamá trabaja ahí y por políticas de la institución no le pueden dar ningún apoyo, sin embargo, ella considera que es directamente su madre, quien la rechazó al saber que estaba embarazada quien ha impedido que evalúen su caso en particular.

“He ido y cuando ingresan mi apellido, inmediatamente me dicen que no puedo y no quieren evaluar mi caso", dice.

Busca salir adelante

“No tomé precauciones pero no me arrepiento de tenerla, es muy importante para mí porque sin ella yo no sería lo que soy ahora, me hice independiente porque no siempre tendré apoyo y es la única que me da la fuerza de voluntad para seguir de pie todavía” dice la joven madre.

Ana Laura sabe que se está perdiendo de ir a fiestas, al cine con amigas, comprar ropa de moda o simplemente dormir cuando llega en la madrugada luego de trabajar de cajera en un restaurante de hamburguesas, pero la bebé la espera para darle una sonrisa y recordarle sus sueños.

Por eso estudia para Técnico en Logística , pronto sabrá de exportaciones y se ha prometido comprar una casa para ellas dos, seguir estudiando, ser abogada, hacer una maestría, ser exitosa y estable para  seguir buscando un tratamiento que cure a su hija y en algunos años estar organizando su fiesta de XV años.

Luisa, una de sus mejores amigas en el trabajo, la describe como una persona muy fuerte que ha salido adelante con una sonrisa, siempre pensando en su hija y aceptando todas las dificultades que ha tenido desde que se descuidó. Nos hace reflexionar  de cuando te dejas llevar por la sexualidad  y esto puede llevarte a una vida totalmente distinta a la que querías”.