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Autodefensas, entre huertas y extorsión

¿Cuál es el motor principal del avance de los grupos de autodefensa?

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Escrito en ESPECIALES LSR el
—¿Por qué le dicen Papá Pitufo?— Estanislao Beltrán escuchó la pregunta y se tocó con las manos su barba canosa de bigotes enchinados y se quedó callado un momento.
 
—Por esto, por esto que ustedes ven—decía mientras se acariciaba su barba.
 
En las últimas semanas, Beltrán se ha convertido en la voz del consejo ciudadano de autodefensas y comunitarios de Michoacán, que lo mismo da entrevistas de radio que aparece en televisión. Su nombre en los reflectores se dio luego del accidente de avioneta donde resultó herido José Manuel Mireles, el médico cirujano de Tepalcatepec que irrumpió como una de las cabezas visibles del movimiento.
 
Por estos primeros días de febrero Beltrán está consciente de la repercusión que tiene todo lo que dice. No duda de sus palabras cuando señala que el dinero para mantener el movimiento de autodefensas viene de aportaciones de limoneros en la zona de Tierra Caliente, y de los aguacateros que poco a poco han recuperado sus huertas en la región productora entre los municipios de Uruapan y Tancítaro.
 
En sus manos tiene unas hojas blancas donde está la lista de “los templarios”, los testaferros del narco que tienen asolada desde hace más de un lustro al estado, donde los apodos de “Chayo”,”Tuta” y “Kike”, lo encabezan.
 
—Lo hemos dicho, nosotros no vamos a entregar las armas ni nada de eso hasta que no nos prueben que estos individuos están detenidos—afirma sin dejar de sostener los papeles en una de sus manos.
 
En el rastreo del dinero del financiamiento de los grupos de autodefensa que tienen bajo control 18 de los 113 municipios del estado, señala hacia los ingresos que productores limoneros medios, como él mismo, tienen para aportar de su bolsillo. Dice que son más de un centenar de ejidatarios solo en el municipio de Buenavista que a diario podrían aportar por lo menos 50 mil pesos. Algunos quizá hasta más.
 
Y no se diga con la gente del aguacate: allá es otra cosa, añade.
 
Un tesoro llamado registro de sanidad vegetal
 
Omar Plancarte es un agricultor de 50 años de edad que por tres generaciones su familia ha cultivado aguacate, para venta y exportación, en tierras de diferentes municipios colindantes con Uruapan. En los últimos años, su familia ha sido víctimas de plagios y extorsiones que lo tienen al borde de la bancarrota, atemorizado y a ratos desesperado, como la mayoría de sus colegas en la zona aguacatera del estado.
 
Hubo un momento, hace algunos años, en que el crimen organizado se hizo con los datos del registro de sanidad vegetal, donde todos los productores de aguacate tenían que decir cuántas toneladas producían y en cuántas hectáreas. De ahí partió la idea de extorsionar a toda la región productora y controlar más del 60 por ciento del mercado. Esto no es algo nuevo, el año pasado circularon videos de alcaldes michoacanos denunciando la cuota de un peso con 50 centavos que tenían que pagar por cada aguacate cortado y mil 500 por hectárea sembrada y cosechada. Las denuncias de varios productores eran que los Caballeros Templarios manipulaban el mercado al poner precios en los cortes. --Nadie corta hasta que se eleve el mercado—decían. Daban permisos por regiones, fijando cierta cantidad de toneladas. Algo similar ocurría con el limón en la Tierra Caliente michoacana.
 
Los productores agrícolas michoacanos no eran los únicos afectados. Empresas trasnacionales, como los ferrocarriles Kansas City Southern de México, que conectan por tierra los desembarcos del Pacífico, en el Puerto de Lázaro Cárdenas con la frontera tamaulipeca, se vieron preocupados en noviembre pasado tras las explosiones en plantas de luz cercanas a las vías. La importancia para el comercio mundial del puerto es más que estratégica para América del Norte, ya que está considerado el que más crece en el continente por su conexión con China. Esta es la ruta que también usa desde hace décadas el narcotráfico. El último acontecimiento antes de la ofensiva de las últimas semanas de los autodefensas, fue la toma de control del puerto por parte de la Marina, y el desarme de la policía municipal por parte del Ejército.
 
Avance de autodefensas
 
El avance de los autodefensas está planeado en función de cómo se organizan cada núcleo de pobladores, por calle, conjunto de casas, y comunidad. Cuando se tiene el consenso de los habitantes de los pueblos para crear un grupo, se da aviso al consejo ciudadano de autodefensas de Michoacán, se cita a reunión para decidir cuándo y cómo se apoyará a esa comunidad, y una vez tomado el acuerdo, se avanza. Así ha sido desde el año pasado y así seguirá en los próximos días, dicen un par de líderes comunitarios entrevistados en la plaza central del municipio de Mújica, donde se localiza Nueva Italia y la comunidad de Cuatro Caminos, las cuales fueron escenario hace unas semanas de la entrada de estos grupos.
 
Con la entrada a Tancítaro desde diciembre pasado, y el avance a otras localidades, pareciera que comienza a perfilarse el plan. Se trata de recuperar las huertas de aguacate, base del financiamiento de los Caballeros Templarios, que radica no sólo en las extorsiones millonarias a los empresarios y agricultores, sino en el despojo de sus tierras, dice uno de los jefes de la organización.
 
El objetivo es “cerrar la llave” del dinero que obtienen con el 60 por ciento de la comercialización del producto en dos municipios clave: Tancítaro, que ya está bajo control; y el otro es Uruapan, considerado la capital mundial del aguacate.
 
El sábado 25 de enero un grupo de autodefensas comenzó la ofensiva por los poblados que rodean Uruapan. Tomaron las comunidades de Jucutacato, Caracatua, Cutzato y El Durazno, con lo que se apoderaron del lado poniente del municipio. Un día después, se anunciaba que el poblado de San Juan Nuevo Parangaricutiro, considerado el punto clave por su ubicación y cantidad de producción de aguacate —el más alto de todo el municipio de Uruapan—, quedaba a cargo de los autodefensas.
 
Dicho poblado es famoso a nivel nacional por ser también un centro turístico, donde cada año miles de personas hacen peregrinaciones al Cristo Rey, uno de los santuarios más venerados por los fieles católicos en esta región del país. Por su ubicación, la comunidad es el centro de reunión de todos los productores del corte de aguacate, ahí se comercializa, es como una aduana, ahí se cierran tratos, añade este jefe de uno de los grupos de autodefensa.
 
En el poblado de San Nuevo se estima que ingresan un promedio de 150 millones de pesos al mes producto de la comercialización del aguacate. Los productores se pasaron varios años denunciando que el crimen organizado. Primero, bajo el nombre de La Familia, y después como Caballeros Templarios, cobraban un peso por cada kilogramo de aguacate cosechado, y entre mil 500 y dos mil pesos por hectárea.
 
“Sabían lo que hacían”, señala este líder de los autodefensas. Los municipios más ricos en aguacate están encabezados por Uruapan, le sigue Tancítaro, por ahí se cuela un poblado pequeño como es San Juan Nuevo, y en cuarto sitio Ario de Rosales.
 
De ahí la importancia para los autodefensas de tomar el control de Uruapan, algo que se vislumbra como posible, pese a que el Ejército, la Policía Federal y la Marina han redoblado su presencia en la segunda ciudad más importante del estado.
 
@velediaz424